Olaeta. Hasta hace dos días, pocos conocían y situaban el pueblo de Olaeta. Hablamos de una pequeña aldea alavesa perteneciente al municipio de Aramaio y que, con apenas 100 habitantes, se ha convertido en centro de todos los focos y las portadas de periódicos y revistas. Y es que no es para menos. Allí nació y creció la luchadora Maider Unda, que el jueves logró la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres.
En la jornada de ayer, eran muchos los vecinos que querían charlar y dar la enhorabuena a la familia. Y como madre no hay más que una, especialmente a María Luisa González de Audikana, que, a pesar de que la noche anterior su hija se había subido al tercer cajón en la capital inglesa, no dejó de lado las tareas diarias levantándose a las cinco y media de la mañana. "He estado en la feria de San Lorenzo en Algorta vendiendo queso y han sido muchos los que se han acercado al stand a darme la enhorabuena. Además, me han comprado todo lo que he llevado y creo que buena parte de culpa la tiene Maider por lo que ha logrado", bromeaba su ama, que se emocionaba en el jardín del caserío al recordar la final. "Es un día que jamás olvidaremos. Estuvimos en casa viéndolo por la tele. Primero las semifinales, después la lucha por la medalla. Demasiados nervios, lo pasé muy mal, sobre todo cuando le dieron un golpe en la nariz y empezó a sangrar. Ya sabes lo que sufrimos las amas… Al final terminé llorando de la emoción y lo celebramos a tope con la familia y los amigos".
Fueron varias botellas de champán las que descorcharon los familiares de Maider la noche del jueves. Y es que la ocasión lo merecía. Después de perder el combate de semifinales ante la búlgara Stanka Zlateva Hristova, la aguerrida luchadora saltó a la lona con el objetivo de derrotar a su rival, la bielorrusa Vasilisa Marzalyuk, y lo consiguió merecidamente. El delirio se apoderó de los numerosos familiares y amigos que celebraron desde las gradas el triunfo histórico. "La verdad que verle con la txapela en el podio, rodeada de su gente y ondeando las ikurriñas, me puso la piel de gallina. Tenemos muchas ganas de verla. Es la guerrera de Olaeta", apuntó un jubilado que se resguardaba del sol en la plaza del municipio.
Trabajadora Lo que más ha llamado la atención del éxito cosechado por la luchadora, y más ha calado en la sociedad, es que, a sus 35 años, cuando no puede desplazarse a Gasteiz para entrenar, lo hace en el camarote de su caserío. Tiene mérito, y más aún si a la mañana ha ordeñado y sacado a pastar con su hermana a un rebaño de 300 ovejas para elaborar queso Idiazabal. Nadie dijo que la vida en el campo de una campeona olímpica fuera sencilla. "Tiene mucho mérito lo que ha logrado porque la vida en el campo es dura y hay que ser muy constante. Maider nunca ha dejado de ayudarnos en casa, priorizando las tareas del caserío a los entrenamientos. El clasificarse para los Juegos ya era una pasada, pero traerse una medalla ha sido el no va más", explicaba su progenitora sentada en el banco de pesas del camarote de su caserío.
Eran pocos los vecinos que paseaban por las calles de Olaeta en la tarde de ayer. El mercurio rozaba los 40 grados y la gente prefería juntarse en la Herriko Taberna para recordar y volver a revivir la hazaña. Era palpable el orgullo que el pueblo sentía por Maider. La predisposición de todos, cada palabra, cada gesto y las sonrisas que esbozaban cuando se les preguntaba por la campeona olímpica, se notaban. "Es una campeona terrible. Pocas veces hemos vivido una alegría como la de ayer. Nos juntamos en el bar y fue muy emocionante ver ganar a Maider una medalla en los Juegos Olímpicos. La hemos visto crecer, sabemos lo buena persona que es y estamos muy orgullosos de ella", apuntaron un grupo de aitites mientras jugaban la partida de mus.
Conocida como Iron Maider, la medallista olímpica empezó a practicar lucha a los 9 años en Otxandio. En la jornada de ayer los vecinos que la vieron crecer también quisieron echar la vista atrás y recordar sus inicios. "Hace más de un cuarto de siglo Juan Mari Goikolea quiso traer una actividad extraescolar al pueblo y se decantó por la lucha sambo. Una disciplina poco violenta y ahí comenzó todo. A pesar de que hubo gente que no le gustó la idea, Felix Oreitia fue el encargado de dirigir a los diferentes chavales del pueblo que se animaron a probar este deporte. Las vueltas que da la vida, pero quién nos iba a decir que de esa idea surgiría una medallista olímpica", se alegraba Jesús Galarza, vecino del municipio que destacaba también la alegría de la campeona de Olaeta. "Como la ves en la foto, Maider es así, siempre con la sonrisa".
Merecido homenaje El trabajo en ocasiones suele traer la recompensa, y esta vez, más merecida que nunca. Quinta en Pekín'08, cuatro años más tarde ha conseguido aquello por lo que ha peleado tanto tiempo. "Este verano yo le he visto segar todo este terreno. Ya apuntaba maneras de niña porque siempre ha tenido muchísima fuerza, antes la veíamos coger los fardos a pulso. Trabajando como trabaja que haya logrado una medalla tiene un mérito terrible. Hay gente que se dedica solo a prepararse para los Juegos Olímpicos y Maider en cambio, entrena cuando hace todas las tareas en el caserío.", explicó orgullosa Amparo Armendariz mientras realizaba tareas en el pajar de su caserío.
El lunes, Unda regresará al pueblo que le vio crecer. Coincidiendo con las fiestas del municipio, el 15 de agosto, a las 13.30, Olaeta se paralizará para rendir un sentido homenaje que la flamante medallista olímpica recordará durante toda su vida. "Tenemos muchísimas ganas de verla y abrazarla. La alegría que nos ha dado ha sido terrible. En el homenaje del miércoles estaremos todo el pueblo para felicitarle", finalizó Albero Barrondo, vecino de la localidad.