Durante la ceremonia de inauguración de los Juegos, destacó la presencia entre la delegación española de un tipo de casi dos metros y 100 kilos de peso ataviado con una peluca rosa. "Fue todo improvisado. Quería hacerle un homenaje a mi mujer", justifica Iván Pérez, el hombre boya del equipo español de waterpolo y uno de los deportistas más veteranos en Londres a sus 41 años. "Claro que me siento muy mayor, pero he entrado en la villa olímpica como si fuera la primera vez, como si fueran mis primeros Juegos, pese a que son los cuartos", señala a Efe el jugador nacido en Cuba que pondrá fin en esta cita a una trayectoria deportiva impecable a la que le falta una medalla olímpica.

España debuta hoy ante Kazajistán y, al revés que en Juegos anteriores, no cuenta entre los principales favoritos. Para Iván Pérez es mejor porque "cuanto menos cuenten con nosotros es cuando más sacaremos la cabeza. La gente viene con ganas. Yo vengo con ganas". El jugador hispano-cubano se ha encargado de recordar a sus jóvenes compañeros que "quizás no haya oportunidad para ellos, así deben afrontar los Juegos para ser peligrosos". Él, desde luego, espera retirarse "en el podio. No sé en qué escalón, pero esa es mi aspiración y para eso he venido".

Por su parte, la selección española femenina debuta hoy en una cita olímpica de la mano de Miki Oca, uno de los medallistas de Barcelona 92 y Atlanta 96. China será el primer rival de un equipo que quiere plantear cada partido "como una batalla. Todos puedes ganar a todos, pero tenemos que mantener los pies en el suelo", advierte el seleccionador.