París. Rafael Nadal ya está en las semifinales de Roland Garros, segundo Grand Slam de la temporada, después de imponerse (7-6(4), 6-2, 6-3) a su compatriota Nicolás Almagro en un duelo en el que el número dos del mundo venció con oficio a un irregular murciano, en lo que supone la victoria número 50 de Nadal en la arcilla parisina. El de Manacor estuvo más acertado en los momentos claves del fratricida duelo de cuartos de final. Además de mejor en el saque, Nadal dominó todas las facetas del juego para terminar sellando su pase a semifinales tras casi tres horas de partido.

El número 2 mundial chocó en el primer set con un rival valiente y agresivo. De hecho, los derechazos del murciano mantuvieron al manacorí fuera de la pista durante gran parte de la manga. Sin embargo, la falta de regularidad impidió a Almagro imponerse a un Nadal que tampoco mostraba todo su potencial y no aprovechó en el undécimo juego la única bola de rotura. El set llegó a un tie break donde Nadal no dio opció.

Tras más de una hora de partido, el duelo español de cuartos llegó al segundo set. Nadal se encontraba con confianza y cada vez más asentado sobre la tierra parisina. Almagro, que hasta el momento se había defendido bien en los peloteos, comenzó a perder fe y presencia, aumentado sus errores no forzados. En el cuarto juego, el manacorí encarriló la manga (3-1). Pese a no estar a buen nivel, Almagro sacó su garra. Sin embargo, el murciano terminó entregando el segundo set con su saque (6-2). De hecho, Nadal gozó de mejor porcentaje de primeros servicios ante un teórico sacador.

Pro su parte David Ferrer certificó también su pase a las semifinales después de deshacerse al escocés Andy Murray (6-4, 6-7(3), 6-3, 6-2) en un partido en el que Ferrer fue más determinante en los momentos clave para conseguir una victoria que le permite visitar por primera vez en su carrera la penúltima ronda del torneo francés, donde se verá las caras con el también español Rafael Nadal. Ferrer, sabedor de la gran oportunidad que tenía delante, comenzó muy intenso sobre la Suzanne Lenglen, obligando al tenista escocés a emplearse al máximo para aguantar su ritmo.