Zurich. Al final no hubo sorpresas en la gala del FIFa Balón de Oro. Se impuso la lógica, la realidad, lo incuestionables. Lionel Messi, quién si no, recibió ayer en Zurich su tercer galardón como mejor jugador del mundo, un logro que, ese a sus 24 años, sólo han conseguido tres figuras de la talla de Marco Van Basten, Johan Cruyff y Michel Platini. Póquer de ases con el triplete. Pero Messi, un devorador de trofeos, dispone de una ventaja: todavía está en activo para superarlos y convertirse en el primero que se hace cuatro veces con este premio. Desde luego, tiempo tiene.
Pocos títulos le quedan por ganar, en cualquier caso, y cada vez está más cerca de los registros de las grandes leyendas del deporte rey. De hecho, solo el tiempo le separa de formar ya parte de este grupo selecto, y es que por méritos individuales y por logros colectivos ya cuenta con un palmarés envidiable pese a su juventud.
Los inicios del astro argentino no fueron nada sencillos, pues un problema hormonal afectó a su crecimiento y a punto estuvo de truncar su ahora brillante carrera futbolística. Fue el Barcelona quien vio en él un gran futuro y apostó por aquel loco bajito, La Pulga como le puso su primer entrenador en el Potrero, que ahora brilla con más quilates que nadie en el fútbol actual.
Sin embargo, el tratamiento recibido anuló el problema de aquel niño que no se arrugaba ante chicos mayores y que, con la formación en La Masia del club blaugrana, primero, y la experiencia adquirida en todas las categorías del club hasta debutar con el primer equipo, después, han hecho de Messi un jugador de oro.
Aúna velocidad, desequilibrio y gol, sus características más fuertes y que en muchas ocasiones pone en juego a la vez para conseguir goles estratosféricos, como el conseguido ante el Getafe, en Copa del Rey (2007), en el que emuló a su ídolo Diego Armando Maradona y su gol ante Inglaterra. Su rapidez y fortaleza, pese a los 169 centímetros de estatura, hacen que sea muy complicado derribarle una vez inicia la carrera.
Messi acostumbraba a desbordar principalmente llegando desde la banda, pero tras un reordenamiento táctico del técnico, Josep Guardiola, ha demostrado que como falso nueve es igual de efectivo, quizá incluso más letal. Tras éste nuevo título, al crack argentino sólo le queda conseguir con la albiceleste el cetro de campeón del mundo, algo que ya tiene por duplicado a nivel de clubes.
Sin duda, el hecho de coincidir con grandes futbolistas en el Barcelona como Xavi o Iniesta, finalistas al premio estos últimos años, ha contribuido a que con el tiempo se haya convertido también en un buen asistente, siendo más completo como jugador. Ahora lo hace casi todo bien. Incluso rematar de cabeza.
Tras dos años peleando por el Balón de Oro, siendo tercero en 2007 y segundo en 2008, y ganarlo en las dos pasadas ediciones, sigue siendo el primer y único jugador en la historia en conseguir el galardón que se ha unido al FIFA World Player. Por lo que el título demuestra el consenso obtenido entre los corresponsales y redactores de la revista France Football y los seleccionadores y capitanes de todos los países FIFA.
Su primer gol como blaugrana llegó en 2005, el 1 de mayo y contra el Albacete, cuando se convirtió en el jugador más joven de la historia del Barcelona en marcar en Liga. Su debut llegó ni más ni menos que en un derbi catalán contra el Espanyol, el 16 de octubre de 2004, que acabó con victoria blaugrana.
La temporada 2005-06 supuso la de su explosión como jugador del primer equipo, después de un gran debut en el trofeo Joan Gamper contra la Juventus. Se exhibió en campos como el Santiago Bernabéu, en un partido que acabó 0-3, o Stamford Bridge, en los octavos de final de la Liga de Campeones. Una lesión muscular le dejó fuera en el tramo final de la competición. A partir de aquí, la evolución del argentino fue meteórica, aumentando su protagonismo temporada tras temporada, así como su número de goles y asistencias.
Estuvo a la sombra de grandes jugadores, sobre todo de Ronaldinho, pero con la marcha del brasileño al Milan por su pobre rendimiento, su buen amigo Messi fue quien cogió las riendas del equipo y lo volvió a llevar hasta la senda del triunfo, de donde de la mano de este jugador es difícil que se salga.