TURQUÍA Onan (8), Ilyasova (10), Asik (10), Arslan (2) y Turkoglu (13) -cinco inicial-, Guler, Preldzic (11), Tunçeri, Savas (6) y Kanter (4).

FRANCIA Noah (7), Batum (13), Parker (20), Diaw (3) y Gelabale (3) -cinco inicial-, Seraphin (2), Kahudi(8), Traore (8), Pietrus (4) y De Colo.

Parciales 14-12, 13-19, 17-26 y 20-11.

Árbitros Fabio Facchini (ITA), Seffi Shemmesh (ISR) y Sergey Mikhaylov (RUS). Sin eliminados.

Pabellón Siemens Arena, ante unos 5.500 espectadores.

vilnius. El importante y trabajado triunfo galo ante Turquía por 64-68 permite a Francia poner pie y medio en los cuartos de final. El equipo de Tony Parker, que pese a ser ayer el máximo anotador del partido con 20 puntos no estuvo excesivamente afortunado en el tramo final del mismo, queda muy bien posicionada para pasar como primera del Grupo E y tener un cruce más asequible, además de mantener su condición de invicto y sumar su sexta victoria en el torneo. Por su parte, los subcampeones del mundo se quedan con la lograda ante España en el último enfrentamiento de la primera fase.

El partido de ayer estuvo equilibrado en su primera parte, en las que los otomanos apelaron a su ritmo lento para frenar a los franceses y a Tony Parker, al que dejaron en tan sólo cinco puntos en los primeros 20 minutos. Así, Turquía logró dominar ajustadamente el primer parcial (14-12), pero en el segundo, los de Vincent Collet mejoraron, y de la mano de un inspirado Nicolas Batum, autor de 13 puntos, se marcharon al descanso por delante (27-31).

La mejor versión bleu se vio en el tercer cuarto. Fuerte en defensa comenzó a provocar los errores ofensivos de su rival, pero Turquía, como sucediese ante España, no se quiso rendir. Apeló a una zona que paulatinamente fue atascando el ataque francés, y que le sirvió para recortar diferencias, tantas que a falta de algo más de medio minuto sólo perdía 61-63. Sin embargo, los subcampeones del mundo fallaron su siguiente ataque y Parker, pese a un triple agónico de Preldzi, mantuvo el pulso desde los tiros libres para vengarse de la dura derrota sufrida hace un año en el Mundial.