Sierra Nevada. Está aún confuso cuando minutos después de cruzar la meta y dejarse allí la Vuelta, el podio, todo, trata de evaluar los daños. Sin precisión, los sentimientos ovillados, habla de que la general y el cajón se han puesto muy complicados, pero que tampoco hay que dramatizar porque no ha perdido "una salvajada". Dice también que se esperaba ceder algo de tiempo, aunque no tanto, porque las sensaciones antes y durante la Vuelta no eran las deseadas; porque no sentía esas piernas buenas, frescas y ágiles del pasado año, pero que, de todas maneras, eso no quiere decir que no pueda acercarse ese estado de gracia en lo que queda de carrera. Quiere ser optimista y pensar que puede darle la vuelta al cuerpo mientras habla y jadea al subir la cuesta paralela a la meta que le conduce al hotel donde pasa Euskaltel-Euskadi una noche amarga por encima de los 2.000 metros.
¿Decepcionado?
No exactamente. No tenía buenas sensaciones desde hace tiempo y hay que saber estar cuando no se está bien. Verdugo me ha hecho un trabajo muy bueno y gracias a ello sigo ahí, aunque la general y el podio se han puesto muy complicados.
¿Los descarta completamente?
Nunca se sabe. Hay que confiar en darle la vuelta al cuerpo. Tampoco he perdido una salvajada.
¿Qué le ha ocurrido? ¿Algún problema de salud?
No, en principio estoy bien.
¿Entonces?
Pues que estoy entrando en forma pero no tengo las piernas del año pasado. No todas las temporadas son iguales y en esta no me estoy encontrando como en la pasada, ni siquiera en el Giro, aunque fuese capaz de ganar en el Zoncolan. A veces haces todo lo mejor que puedes y las cosas no salen como has pensado. Quizás no haya que buscar mucho más allá de eso. ¿Quizás habría necesitado algo más de tiempo desde el Giro para prepararme mejor? Quizás, no lo sé.
¿A la Vuelta venía con dudas?
Tenía algunas. Al final sí que es cierto que necesitas unos resultados anteriores y ver que en los entrenamientos vas con el golpe de pedal que quieres para convencerte de que puedes estar arriba. Y ese golpe de pedal no lo he encontrado, aunque quién dice que no puedo hacerlo durante la Vuelta. Es complicado. Ahora me hace falta paciencia.
Descartada la clasificación general, ¿puede volver a pensar en ganar etapas?
Quién sabe. En las vueltas grandes los que están para luchar por la general están también para ganar etapas y al revés. Pero tampoco lo descarto. En el Giro supe conseguirlo en el Zoncolan y tampoco entonces tenía las piernas de la pasada Vuelta. Aquello me demostró que puede ganar sin estar al cien por cien y a eso aspiro.
¿Cree realmente que puede darle la vuelta al cuerpo?
Es complicado. Con lo que queda tampoco pido dar un salto de la leche, pero sí creo que puedo mejorar. Con el tiempo aprendes que cuando no vas bien hay que luchar por remontar. Ahora me toca eso. No estoy como el año pasado pero eso no quiere decir que a partir de ahora no lo vaya a estar.
¿Moralmente teme que pueda acusar el golpe?
Siempre te afecta porque llegas con un objetivo y en la primera cuesta ves que todo se complica. Pero sinceramente, tampoco venía a ganar la Vuelta por lo difícil que eso era. Sí esperaba estar mejor que hoy, pero también he aprendido a encajar los golpes de otra manera. He vivido situaciones muy buenas y otras, en cambio, no tan buenas. Así es como te endureces y te acostumbras a las cosas. Hoy, por ejemplo, he tenido la sangre fría para regular desde mitad de puerto y tratar así de perder el menor tiempo posible.
Habla usted como si se hubiese imaginado de antemano que esto podía ocurrir.
Sí que entraba en mis cálculos perder algo, pero no tanto. El proceso después de la Vuelta a Burgos no ha sido el mejor. No me he encontrado estos días previos como me hubiera gustado y eso ha podido afectar a mi confianza. En esta carrera tienes que estar mentalizado para estar delante y eso es algo que hasta ahora no había conseguido porque tenía mis dudas.
¿Le ha podido pesar la responsabilidad o la llegada de la Vuelta a Bilbao?
Yo creo que no. El año pasado también tenía presión. ¿Por qué me iba a pesar? Al final, la cuestión es física. Vas preparando las cosas lo mejor posible y a veces no te salen. Otras veces, en cambio, todo te sale sin querer.
Mikel Nieve, que venía a la Vuelta a ayudarle a ganarla, ha llegado delante, ¿cambia ahora el planteamiento del equipo?
Mikel está muy bien y ahora puede correr su propia carrera. No tiene por qué ayudarme. Tiene que mirar por sus intereses y ver hasta dónde llega. Si en algún momento tengo que ayudarle, ahí estaré.
Hoy llega a Valdepeñas de Jaén, donde ganó el año pasado la primera de sus dos etapas.
Es una meta que no voy a olvidar nunca. Allí gané un etapón y eso me motiva.