bilbao. Cuánto cariño cabe en el pecho de una amama. A un amigo, la suya, una de ellas, le decía siempre lo mismo antes de irse a las carreras en aquellos años de crío con dorsal, cadete o juvenil, qué más da. Que no corriera mucho, a ver si se iba a cansar, le pedía desde la frontera de la puerta de casa. De lo de las caídas no recuerda el amigo, que, efectivamente, no corría mucho aunque sí que se cansaba, si amama le decía algo, pero debía ser alguna cosa como que antes de caerse, por Dios, se acordara de frenar. Cuánto sufren las amamas de los ciclistas. La de Beñat Intxausti, por ejemplo, mucho. Tanto, que el otro día, descorazonada porque las desgracias se ensañan con su chico practicamente desde mayo -recuerden el calvario: asisitió perplejo y rabiosamente impotente a la muerte de su amigo Tondo en Sierra Nevada, se sumió luego en un estado de desgana y vacío anímico insondable; se recuperó para el Tour pero se cayó el primer día, se arrugó el codo y se bajó unas etapas después; reapareció en Getxo y se volvió a caer y abandonó en Burgos- le dijo que este lunes, 15 de agosto, día de la Virgen de Begoña, iría con ella de la mano a visitar a la Amatxu. A pedirle protección, basta ya de tanta caída. Beñat no irá con amama a la basílica, pero es igual. Amama rezará, siempre lo hacen, por él. Pedirá que no se vuelva a caer. Y, quizás, que no corra mucho para que no se canse.

O que ayude a su nieto a levantar cabeza y salir del bache en el que le ha vuelto a sumir el último batacaza, el de Burgos. Aquel, monumental, salió volando tras tropezar con un Colombiano al que se le había roto la bicicleta y rodó por la carcaba hasta detenerse, le despertó la reciente fisura del codo, la que le bajó del Tour. "Al principio, temí lo peor, que fuera lo mismo que entonces", cuenta Intxausti, que el miércoles se sometió a un scáner para evaluar el alcance del golpe en el codo y lo que descubrió fue que sufre todavía una fisura interna, cuando la lógica médica habla, por tiempo, de que esa lesión debería estar totalmente sellada. La caída la reabrió. "Ha tenido que ser así porque antes de Burgos no sentía nada, ninguna molestia y ahora he tenido que volver a parar". Lleva unos días sin andar en bici, aunque el martes subió La Farrapona con el resto de compañeros del Movistar y ayer completó un entrenamiento de cuatro horas y media, temiendo incluso que su concurso en la Vuelta peligraba. Correrá, aunque tocado, la preparación justa e insuficiente para pensar en alguna aspiración en la general. "Eso está descartado tal y como estoy ahora. Aunque en la semana que queda para la salida -20 de agosto, Benidorm- espero mejorar", dice.

Harto, desmoralizado Eso en el plano físico. ¿Y en el mental? "Estoy bastante harto, cansado, desmoralizado", reconoce el zornotzarra. "Es que desde mayo -desde la muerte de Xavi- he hecho todo lo posible por volver, por levantarme y...", reflexiona. "...y ves que te pegas contra el mismo muro una, dos, tres, cuatro... Tantas veces que te llegas a desesperar porque encima son cosas que no puedes controlar. No está en mi mano no caerme. No puedo elegir". Amama, claro, le diría que no se olvidase de frenar.

El contratiempo corta de raíz el deseo de redención tras tanto infortunio -la cuarta etapa, por ejemplo, acaba en Sierra Nevada, escenario de la tragedia- que expresó Beñat a este periódico la misma tarde que abandonó el Tour, camino de la estación de esquí de Super-Besse. "Me gustaría estar bien en la Vuelta para sacarme esta y unas cuantas espinas que llevo clavadas", dijo entonces. También contó, maduro y reflexivo, que pese al dolor del codo y el del abanono, la decisión más difícil que debe tomar un ciclista, no se sentía moralmente derrumbado. Que le embargaba un sentimiento de tristeza lógico, razonable, pero que sabía que era cuestión de tiempo, la aspiran que todo lo cura, que remontaría como había hecho en situaciones mucho más dramáticas, la de Xavi, qué duda cabe. Relativizó así el desastre del Tour de su debut. Y dijo que solo un milagro le hubiese permitido seguir en carrera con tanto dolor, tanto cansancio, tanta paliza acumulada en el cuerpo. "Quizás si hubiese llegado a Lourdes...", bromeó entonces. Su amama probará este lunes con la Amatxu de Begoña.

La presencia de Beñat en la Vuelta se suma a las seguras de otros corredores vascos como López, Txente y Erviti en el Movistar; Antón, Nieve, Egoi, Verdugo, Txurruka, Oroz, Isasi, Azanza y Cazaux en Euskaltel; Garate en el Rabobank; Zandio en el Sky y Zubeldia e Irizar en el RadioShack. Aitor Pérez Arrieta aspira a estar con el Lampre y Durán con el Geox.