A CORUÑA. Miguel Ángel Lotina comenzó la pretemporada "mucho más ilusionado" que la temporada anterior y con la intención de "jugar mejor" porque creía que tenía la plantilla con más calidad de las que había manejado en el Deportivo, al que llegó en la temporada 2007-08, pero su previsión no se cumplió.
Se fue Filipe Luis al Atlético por doce millones de euros; Sergio acabó su contrato y se marchó al Levante; se desvinculó Mista, y los coruñeses renovaron la plantilla con el mínimo desembolso en fichajes.
El traspaso de Filipe tuvo como consecuencia la incorporación de Rubén Pérez, cedido; también llegaron un prometedor uruguayo, el centrocampista Jonathan Urretaviscaya 'Urreta', cedido por el Benfica y que no se adaptó; Miguel Alfonso Herrero 'Míchel', prestado por el Valencia; Saúl Fernández, que procedía del Elche, de Segunda; y el francés Yves Desmaret.
A última hora, la directiva del Deportivo reforzó la banda izquierda, coja tras la marcha de Filipe, con el paraguayo Claudio Morel, que había jugado el Mundial, y el noruego Knut Olav Rindaroy, pero no fichó un delantero pese a no contar con un 'hombre-gol'.
Fracasó el equipo en el arranque de temporada y de todos los jugadores incorporados solo tuvo continuidad en los planes del técnico Rubén Pérez, uno de los que más minutos ha tenido a lo largo del curso.
El Deportivo se metió en puestos de descenso, no ganó hasta la novena jornada, reaccionó ante el Espanyol (3-0) y salió adelante. Hubo varios cambios de sistema táctico, llegó a disfrutar de ocho puntos de ventaja pese a que las lesiones le debilitaban, pero poco a poco dilapidó la renta y volvió a meterse en problemas.
Se fue Urreta y llegaron tres fichajes en las últimas horas del mercado invernal: dos delanteros (el argentino Pepe Sand y Xisco) y un centrocampista, Javier Peral 'Javito'.
Sand, lento, apenas tuvo minutos; Xisco inició bien su segunda etapa en el Deportivo pero pronto se lesionó, y Javito ni siquiera pudo llegar a debutar por problemas con su pase internacional por los errores del club coruñés y el Aris de Salónica.
No cesaron las lesiones, ni mejoraron el juego y los resultados, ni llegaron los goles al equipo que menos ha marcado.
Valerón salió al rescate, con sus pases espectaculares, ante el Mallorca en la jornada 30, pero el equipo fue incapaz de puntuar ante el Hércules y el Atlético, y un polémico arbitraje en Gijón (2-2) le hundió en la tabla.
Lotina achacó buena parte del descenso a lo que pasó ante el Sporting. Respiró con la remontada ante el Athletic de Bilbao (2-1), pero le faltó valentía ante un Barcelona en celebración (0-0), y sucumbió ante su 'bestia negra', el Valencia en la última jornada, en la que dependía de sí mismo.