La Bandera de La Concha volvió a teñir de diferentes colores Donostia. A orillas de la bahía de la capital guipuzcoana se dio cita un mar de aficionados de todas las traineras. La marea amarilla oriotarra, la marea rosa de San Juan, la marea verde de Hondarribia y de Kaiku y la marea azul de Urdaibai abarrotaron los alrededores de las playas y del puerto de la capital guipuzcoana y, junto a ellas, también se pudieron distinguir otras motas de color, como los cada vez más numerosos seguidores de la Donostiarra, los devotos de la ausente Libia sanpedrotarra, o la siempre presente afición de Zumaia, que se consoló con la representación de su club en la regata femenina. Galicia, la campeona de esta prueba, también trajo consigo un buen número de aficionados, que recibieron a sus remeras al sonido de las gaitas y el tamboril. Las gallegas celebraron su triunfo durante buena parte de la mañana, y la patrona de las Rias Baixas acabó ondeando la bandera de la regata femenina sobre el techo de una furgoneta.

Tampoco le faltaron los ánimos a la desolada tripulación de Getaria-Tolosa, que tuvo que conformarse con la segunda plaza en esta prueba.

Las remeras, además, contaron con el apoyo extraordinario de un bote botado a iniciativa de Ainhoa Beola, la concejala del Departamento de Igualdad del Ayuntamiento de Donostia, que animaron a las pioneras del remo femenino con una pancarta en la que se leía Aupa neskak!, y dieron ambiente a la bahía. La concejala planea ofrecer una recepción a las participantes en las próximas ediciones de esta regata para mostrarles su reconocimiento.

Todas las aficiones se volcaron en animar a sus tripulaciones. Los oriotarras festejaron su victoria en la tanda de honor, los sanjuandarras felicitaron a los suyos por la gran temporada realizada en su regreso a la elite, los seguidores de Hondarribia y la Donostiarra agradecieron el esfuerzo de sus remeros, y los aficionados de Kaiku trataron de apoyar a su tripulación y de esconder su decepción. Los más felices, obviamente, fueron los seguidores de Urdaibai, que, al grito de "Aurten bai, Urdaibai", que vieron por fin cómo se llevaban la bandera a Bermeo después de haber sido segundos en tres ocasiones, en 2002, 2004 y 2007. Entre la afición del club txo, no podía faltar el popular Castro que, a pesar de moverse en silla de ruedas, ha seguido a la Bou Bizkaia en todas sus regatas, y que ayer vio cumplido el sueño de toda la afición bermeotarra.