Estadio de Foxboro. 25 de Junio de 1994. Argentina había batido a Nigeria por dos goles a uno en una picardía de Maradona con Caniggia de goleador. Un Diego sonriente acompañado de una voluntaria subía la cuesta a vestuarios para el control anti dopaje. La cuesta iba a ser muy larga por un positivo de Efedrina. Nosotros fuimos testigos del partido con todo el equipo de Bolivia en las gradas pues teníamos la misma sede en Boston. En el 2002 hubo otro encuentro directo con las águilas verdes, en Irabaki. Salió de nuevo vencedora Argentina, pero los dos equipos quedaron fuera a costa de Suecia e Inglaterra. Marcelo Bielsa dirigía aquella selección que partía incluso como favorita para ser campeona y sin embargo no pudo pasar de la primera fase.

Ayer, en el bautizo de Maradona como técnico en un Mundial, Argentina nos dejó muchas dudas. Muchos dicen que Maradona nunca debió bajarse del póster y pasar de jugador indiscutible a técnico cuestionado, sin embargo los gauchos comenzaron con orden y mucha fuerza.

Con Romero en la portería, la novedad en defensa estuvo en el lateral derecho. Jonás Gutiérrez le dio salida en la banda derecha con Samuel y Demichelis en el centro y Heinze en el lateral izquierdo.

Mascherano rayaba la cancha en el medio con la ayuda de Verón mientras los cuatros hombres ofensivos tenían libertad de movimientos. Messi, como una tuneladora trataba de penetrar en la pesada defensa verde mientras DiMaria parecía estar permanentemente con la mente en blanco.

Tévez aportaba pelea y el Pipita porfiaba con el gol. Así y para dejar mal a los que quitan crédito a Maradona entrenador llegó el gol de Heinze en una jugada de estrategia en un córner. El Gringo se escondió en el borde del área y un poquito antes del lanzamiento se fue al punto de penalti. Allí y después de un aclarado, Samuel bloqueaba la salida de los centrales africanos, el seis argentino cabeceó impecable el balón a la escuadra.

Jugada preparada, de las que nos gusta lucir a los entrenadores.

Se bajó del póster. Siguió Argentina mandando, Messi disparando y Enyema parando. Pero no duró mucho. La brujita Verón perdió magia, Mascherano sacó la escoba, Nigeria dejó de hacerse el sueco con su entrenador y se lanzaron con más decisión al ataque. Pero había poca pólvora.

En la segunda parte no cambió el guión, Lagerback lo intentó con Martins, incluso con Uche pero las pocas opciones fueron desperdiciadas por la falta de puntería. No pasaba lo mismo con Messi, que afinaba y ajustaba pero Enyema lo tapaba todo. Fueron pasando los minutos, Maradona se alió con el cronómetro, sus pupilos manejaron los tiempos y al fin la experiencia y el oficio embalaron el partido con un marcador pobre pero eficiente.

Ganar era el objetivo y lo consiguieron. Ahora les tocará eliminar las dudas que han dejado en los últimos setenta minutos de partido. Que la sigan soplando, a las vuvuzelas me refiero.