Reto superado. Se completó el círculo. Ocho años después de empezar esta emblemática aventura, Josu Feijoo ya tiene el particular Grand Slam del montañismo. Si en el tenis hace falta ganar los cuatro grandes -Australia, Roland Garros, Wimbledon y Open USA- para lograrlo, en este deporte es necesario ascender la cima más alta de cada uno de los continentes y conquistar los tres polos, los dos geográficos -Norte y Sur- y el Everest, conocido como el tercer polo y montaña a su vez más alta del mundo y del continente asiático.

Pues bien, el alpinista gasteiztarra lo ha hecho. El pasado mes de febrero puso fin a este singular reto tras coronar con éxito el Aconcagua. La cima más alta del continente suramericano fue la última etapa de un largo camino iniciado hace ocho años. "Es una satisfacción total. Ves que te planteas un objetivo, que, aunque es un reto muy complicado, pasito a pasito te vas acercando y cuando al final lo logras es muy gratificante", confiesa una vez que ha terminado con éxito la aventura.

EL MÁS DURO El primer paso lo dio un ya lejano 14 de abril de 2002 cuando tras dos semanas de lucha, agónico esfuerzo y un frío intenso puso pie en el Polo Norte geográfico. "Las sensaciones fueron durísimas. Fue una aventura con un sufrimiento total", relata el montañero.

Eso sí, no fue la más dura. En el Everest penó lo suyo, pero aún hubo otra montaña que se las hizo pasar todavía más canutas: el McKinley en Alaska en la primavera de 2005. "Alpinísticamente el Everest no es una perita en dulce, pero el McKinley fue el que más me costó. Fue muy duro. Técnicamente muy complicado, con un frío extremo, una larga travesía en trineo, un sufrimiento increíble en cada momento. El más difícil, sin duda", recuerda el gasteiztarra. Ahora, una vez completada la hazaña, Josu Feijoo rememora con orgullo cada paso de esta aventura.

No es para menos su satisfacción. El alavés ha hecho historia. No en vano, el multidisciplinar deportista vitoriano es el quinto hombre en el mundo y el primer vasco en completar el Grand Slam del montañismo, lo que deja bien a las claras la gesta completada. No es un reto sencillo. Sólo cinco personas en el mundo pueden presumir de haberlo logrado y una de ellas es el tirolés Reinhold Messner, calificado como el mejor montañero de todos los tiempos.

DIABETES, DIFICULTAD AÑADIDA Ahora Josu Feijoo está dentro de esa selecta lista. Con el mérito añadido además de ser un deportista diabético, aspecto éste que el alpinista quiere "dejar en un segundo plano. Cambiaría todo por no ser diabético", asegura el alavés, que tiene el honor de ser también el primer hombre en el mundo que, con las dificultades que conlleva padecer esta enfermedad, ha llegado hasta el Everest, Polo Norte y Sur, y ha pisado las cimas más altas de cada continente -McKinley (América del Norte), Aconcagua (América del Sur), Elbrus (Europa), Kilimanjaro (África), Everest (Asia), la Pirámide de Carstenz (Oceanía) y el Vinson (Antártida).

Este último reto de las siete cimas lo ha completado además con su fiel e inseparable amigo, el guipuzcoano Jon Goikoextea. "Somos la única cordada que ha conseguido hacer juntas las siete cimas. Ha sido un trabajo en equipo, algo único, ya que, por lo general, este reto lo suelen hacer los montañeros de forma individual". El de Ibarra es el tercer vasco en ascender la montaña más alta de cada continente, mientras que Feijoo ocupa la cuarta plaza, ya que llegó más tarde al Aconcagua. Ambos están por detrás de José Ramón Aguirre, Marrón, y Mikel Álvarez, los dos primeros vascos con las siete cimas en su haber. Al de Ataun y al bilbaíno, al igual que a Goikoetxea, tan sólo les faltan el Polo Norte y Sur para completar el Grand Slam.

Josu Feijoo ya lo tiene. Lo suyo le ha costado. Ocho años desde que empezó en 2002, en los que ha estado casi cuatro meses de aventura sumando el tiempo empleado para culminar con éxito cada objetivo. Han sido en total 23 semanas de lucha contra los elementos, siendo el mayor tiempo empleado en el asalto al Everest con seis y el menor al Elbrus con una, mientras que para ascender el Aconcagua y el McKinley necesitó tres semanas y dos para las otras tres cimas restantes y los dos Polos. Una gesta. Más de 161 días por los rincones más recónditos del planeta. Esto le llena a Feijoo. "Es un orgullo ser el vasco que más lejos he llevado la ikurriña". Muy lejos. De punta a punta del globo.

Eso sí, para lograrlo ha tenido que andar mucho. 589 es la suma total de los kilómetros realizados en estas nueve expediciones, en la que las llevadas a cabo a los dos Polos con 270 entre ambas han sido las más largas. El Carstenz con 65 y los 52 del Everest y McKinley están por detrás, ocupando la última posición los 25 kilómetros de travesía hasta la cumbre del Elbrus. Todo por cumplir un sueño. Un reto que ha llevado a Feijoo a completar el Grand Slam. Algo histórico. El quinto del mundo.