Azkena Rock Festival: necesita mejorar

Parece que en estos tiempos que corren todo tiene que ser espectacular, histórico y memorable. Si no se llega a ese nivel, da la sensación de que se ha caído en el fracaso, la ignominia y el fin de los días. Pero no. Simplemente hay veces en las que se acierta más que en otras. El Azkena Rock Festivalha cerrado una edición que no pasará a la historia, sin que haya que hacer de eso un drama. Lo que sí le toca a la organización del certamen de la capital alavesa es hacer un análisis porque en las tres últimas entregas se está repitiendo un patrón que no termina de dar con la tecla. Sí, necesita mejorar, pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras.

Los datos oficiales de asistencia hablan de un total de 47.500 personas sumando las tres jornadas del evento. Es decir, la cifra más baja en las cuatro ediciones posteriores a la pandemia. Se notó de manera clara en el recinto tanto el jueves como el sábado. Aún así, y con el factor de la lluvia presente, el ambiente volvió a ser inmejorable. La familia azkenera siempre cumple en este sentido, más allá de que este año se ha notado menos presencia de personas jóvenes que en las últimas entregas.

En ese balance cuantitativo, más allá de otras consideraciones externas como la competencia de eventos cercanos, puede tener su peso un cartel irregular con bastantes nombres repetidos y en varios casos sin nada que aportar, el abandono un tanto inexplicable de algunas de las sendas del rock que el certamen sí ha recorrido otros años y la falta de esas apuestas un tanto locas que siempre han caracterizado a esta cita y no solo en lo musical. Pero eso no quiere decir que este 2025 sea un paso atrás. Ni mucho menos. Solo que es necesario pararse un segundo, analizar algunas cosas, aprender y seguir adelante.

En lo musical

De todas formas, es bueno no olvidar que esto es un festival de música y que cualquier balance tiene que tener su base en ello. Unos conciertos pueden haber gustado más que otros –en esto, el criterio personal de cada asistente marcará el análisis individual–, pero lo cierto es que casi todas las bandas y artistas han cumplido con lo esperado, sin sobresaltos, ni para lo bueno ni para lo malo.

De entre lo mejor, cabe destacar las actuaciones de John Fogerty, Melissa Etheridge, C.O.F.F.I.N, Manic Street Preachers, Public Image Ltd, Margo Price, The Flaming Lips y Turbonegro, sin perder de vista tampoco a Robert Jon & The Wreck, Reckless Kelly y Derby Motoreta’s Burrito Kachimba.

Es verdad que no se han producido conciertos que hayan destacado por lo negativo de manera especial, pero sí varias actuaciones que, sencillamente, no han aportado nada. Pero eso no es algo que haya pillado por sorpresa al festival o a su público, sobre todo al que acude de manera regular a las salas. Ya se sabía antes de comenzar el certamen que determinadas propuestas ni son lo que fueron, ni están en un buen momento.

Ni hay que dramatizar ni hacer como si nada. Este ARF ha aprobado el curso, sobre todo gracias al examen del viernes. Pero a nadie se le escapa que el evento puede, y quiere, dar mucho más. Por eso, necesita mejorar.