“La risa no le quita peso a estar tratando un tema serio como la muerte”
Hegoalde recibe ‘Ni flores, ni funeral, ni cenizas, ni tantán’ este miércoles en euskera y el jueves en castellano
En menos de diez años, y con una pandemia de por medio, María Goiricelaya y Ane Pikaza han conformado una de las compañías referentes de la escena vasca y estatal. La Dramática Errante ya ha demostrado en ocasiones anteriores en la capital alavesa que esto no es un decir. Incluso cuando en Gasteiz se produjo el único intento político de vetar Altsasu. Hay representantes públicos que no saben hasta qué punto hacen el ridículo a veces. Pero eso ya es pasado y la actualidad del grupo está marcada por Ni flores, ni funeral, ni cenizas, ni tantán, una producción sobre la muerte que llega esta semana a la programación invernal de la Red de Teatros.
En concreto, este miércoles el encuentro con el público se va a producir a partir de las 19.30 horas en el Jesús Ibáñez de Matauco, quedando todavía entradas disponibles. En este caso, la representación será en euskera con el título Adiorik ez. Sin moverse del sitio y justo 24 horas después, se producirá la representación en castellano. También en esta ocasión hay pases a la venta, aunque menos. En las dos citas, sobre las tablas estarán la propia Pikaza, Aitor Borobia, Loli Astoreka, Patxo Telleria, Egoitz Sánchez e Idoia Merodio, encargados de dar vida a la creación de Goiricelaya, también responsable de la dirección.
El “buen morir”
Esta es “una historia de superación, ternura y humanidad”, según La Dramática Errante. “Centrada en los cuidados paliativos y en el buen morir, la pieza es un viaje que nos empuja a afrontar la vida con alegría y a preguntarnos cómo será el final de ésta. Un canto a todas aquellas personas que dejaron este mundo con dolor y sufrimiento. Un reconocimiento a todas esas otras que acompañan en esta última etapa sin nunca perder la sonrisa”, describen.
Con el Camino de Santiago de fondo –que no deja de ser una metáfora del viaje que es la vida, como apunta Pikaza–, la obra habla de la muerte, de aquello que sí o sí le va a llegar a cualquier ser vivo, pero lo hace también sirviéndose del humor. “En las situaciones más tensas hay que buscar la luz. La risa no le quita peso al hecho de estar hablando de la muerte, de los cuidados paliativos, del testamento vital...”, describe la actriz, aunque sus facetas creativas no se limiten solo a la interpretación escénica.
Ella también reconoce que a lo largo de los tres años en los que se ha ido desarrollando el proceso “cada uno y cada una hemos vivido en nuestro entorno personal situaciones cercanas a las que se describen en la obra”, un camino no siempre sencillo, aunque la reacción del público le da sentido a todo. “El otro día, tras actuar en Barakaldo, una persona se me acercó y me dio un gran abrazo que me hizo sentir que hemos tocado esas teclas que buscábamos”.
“Esta es una obra divertida de ver, que no divertida de hacer” añade Borobia, que remarca la exigencia del planteamiento y trabajo de Goiricelaya. Con todo, en La Dramática Errante “se trabaja entre amigos”, también para un montaje que “me ha enseñado que tengo que ir a ver más a menudo a mis padres”.