Puede que sea un adiós definitivo o no. El tiempo dirá. Lo cierto es que Mafalda ha decidido bajarse de los escenarios de manera indefinida y este viernes acude por última vez a la capital alavesa. Después solo quedarán otras cuatro actuaciones. Para recibir a la banda valenciana, las puertas de la sala Jimmy Jazz se abrirán a las 20.30 horas, quedando todavía alguna entrada disponible. 

Después de lo sucedido con la DANA y más allá de la música, ¿cómo están? 

–La situación es muy complicada. Por suerte, no nos ha afectado en nuestra familia más, más cercana porque casi toda la banda vivimos en el norte de Valencia. Pero bueno, tenemos muchas amistades y familia que no es de sangre que han sido muy afectadas. Ha sido una catástrofe y, qué quieres que te diga, estamos mal. En cuanto a la banda, no es nada fácil plantear este final de etapa con Mafalda y estar en esta situación. Pero hemos decidido no cancelar. La de Mafalda es una música que reivindica, que tiene mucha rabia, y vamos con toda esa energía.

Más allá de lo acontecido estos días, no dejan de ser estos unos conciertos muy especiales porque son los últimos del grupo. Es finalizar un camino con alegría, nostalgia, necesidad...

–Creo que, en general, es un alivio. No lo digo porque lo estemos pasando mal en Mafalda. Pero es verdad que hay muchas razones económicas, temporales, compositvas... que han llevado a toda la banda a sentir que Mafalda necesitaba descansar. No sabemos si es un descanso para siempre, pero sí que no es parar para, dentro de unos meses, volver a juntarnos a hacer un disco. El momento de tomar la decisión llegó de manera orgánica. Así que sentimos alegría por llegar hasta aquí y haber cumplido nuestros sueños, aunque también hay pena de que algo así se acabe.

El público

Seguro que en esta gira de despedida todo el mundo les está pidiendo que cambien la decisión. 

–La verdad es que sí. Entiendo que es imposible entender lo que pasa dentro de una banda que tiene 50 conciertos al año y está todo el rato en la carretera. Entiendo que la gente se pregunte la razón por la que lo dejamos si tenemos un montón de actuaciones. Pero si lo vivieran por dentro, esas mismas personas nos abrazarían y nos dirían: buen trabajo y descansad. Además, la situación de Mafalda es bastante particular.

¿En qué sentido? 

–Hace unos años empezamos a funcionar y mucho a nivel estatal, pero menos en el Levante. Claro, hemos viajado muchísimo y hemos hecho muchísimos kilómetros. Pero muchos. Ha sido una brutalidad. Eso ha hecho que el nivel de quemazón haya sido mayor. Las que nos siguen bien de cerca, de todas formas, creo que entienden la decisión. Saben que nos hemos dejado la piel y que hemos ido a cada lugar de este puñetero país (risas).

Mafalda Cedida

El sello que queda

¿Qué huella deja Mafalda? 

–Sí que siento que, al haber transgredido tanto en el mensaje y en la música, al habernos atrevido a investigar y a decir determinadas cosas, dejamos una huella determinada. Creo que transmitimos un mensaje de: rómpelo todo, di lo que sientes que no pasa nada. Me gustaría que la gente se quedase con eso, con la idea de que Mafalda hemos hecho lo que nos ha dado la gana cuando nadie nos contrataba ni daba un duro por nosotras. Hemos hecho, simplemente, lo que nos ha salido del corazón y creo que eso ha llegado a mucha gente. Me haría ilusión que algún día, alguna banda me dijera: gracias a vuestra música, empezamos este grupo y hemos hecho estas cosas super raras

Y a ustedes todo esto les ha aportado... 

–Una vida entera. Todas nuestras amistades, nuestro círculo de conocidos, es gente de la música. Todos nuestros trabajos y nuestros estudios están basados en la música. De hecho, yo voy a muchos sitios y me llaman Mafalda. No me llaman ni Marcos. Es algo que nos ha marcado totalmente. Es incalculable lo que nos ha aportado. El poder que tiene la música es una locura. Es increíble la cantidad de amor y respeto que nos ha dado siempre la gente por ser Mafalda. 

Sabe la banda a la perfección que en Euskal Herria tiene una segunda casa, ¿verdad? 

–Sí, sí. Es nuestro segundo destino más querido. Jamás nos hubiéramos imaginado todo el cariño y la entrega que hemos tenido allí en todos, absolutamente todos, los conciertos que hemos dado en salas, txosnas, gaztetxes... Euskal Herria, sin duda, ha dejado una huella en todas las personas que componemos Mafalda.