El Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco-Artium Museoa ha recibido la donación de la obra El ingenio revolucionario de Alejandro Garmendia (San Sebastián, 1960-2017) a iniciativa del artista y cineasta Julian Schnabel, con quien colaboró en diversos proyectos, y de Gill Connon, compañera del Garmendia. Se trata de una pieza de grandes proporciones, realizada con emulsión fotográfica sobre lienzo y que representa uno de los espacios arquitectónicos imaginarios que caracterizaron buena parte de la obra del artista. 

El ingenio revolucionario completa de manera coherente la presencia de un artista vasco con presencia internacional en la colección del museo, que ya contaba con pinturas, collages y esculturas significativas en su trayectoria. 

La producción de Alejandro Garmendia (San Sebastián, 1960-2017) está caracterizada por su uso experimental e inventivo del collage, el dibujo, la fotografía y el grabado. La arquitectura y el paisaje son temas esenciales en la obra de un artista que formó parte de la renovación de la escena cultural que supuso la llegada de la democracia. París, donde vivió hasta 1974, San Sebastián, Bilbao, Madrid, Edimburgo, Nueva York, donde trabajó durante 10 años, y Hendaya, donde fijó su residencia en 2005, fueron ciudades que marcaron su trayectoria.

La obra El ingenio revolucionario (1994-1998, 244x361 cm, barniz, resina y emulsión fotográfica sobre lienzo), donada a Artium Museoa, se inscribe en una de las prácticas recurrentes de la trayectoria de Alejandro Garmendia, la creación de espacios arquitectónicos imaginarios en los que, como indica Cy Schnabel en el ensayo realizado con motivo de la exposición de 2023 en Villa Magdalena, "la escala y el plano se mezclan hasta que la gravedad deja de existir".

Garmendia trabaja primero en fotomontajes a pequeña escala, en blanco y negro, a partir de recortes de imágenes de interiores. El artista trasladaría algunos de estos estos collages a obras de mayores dimensiones, experimentando con técnicas diferentes: pintura fotorrealista, imagen digital, escultura… "Para Garmendia, parecía haber una correlación entre la experimentación técnica y el tipo de mundos inusuales que le interesaba crear".

Cy Schnabel

Alejandro Garmendia comenzó a experimentar en los 90 con la foto-emulsión y la cámara oscura para producir obras de gran formato. El ingenio revolucionario está realizada con esa técnica. Como señala Cy Schnabel, "nos muestra una habitación desconcertante con una atmósfera desoladora: se ve una barandilla, puertas, una escalera, un fragmento de techo -que se proyecta en el plano del cuadro como un acantilado irregular-, pero en su conjunto, este lugar desconocido no se parece a nada del mundo real tal y como lo conocemos. Un reino misterioso, desaparecido y olvidado hace tiempo. El sutil barniz amarillo que baña la superficie ayuda a eternizar el tiempo, una característica tanto de lo que podría haber sido ese momento, como de la evidencia de que el tiempo ha pasado".

El ingenio revolucionario (1994-1998) fue la única obra de esta serie que el artista empezó a convertir en una instalación tridimensional. La escultura con el mismo título, El ingenio revolucionario (2003-2004), es una representación del objeto que aparece en primer plano en la imagen, un híbrido entre una mesa y una lámpara de araña, «presumiblemente un objeto funcional en un momento dado, perteneciente a alguna de esas realidades robadas».

Esta escultura fue adquirida en 2023 por Artium Museoa para su fondo patrimonial, en el que ya figuraban tres pinturas tempranas de Garmendia: París-Mayo (1991), adquirida en 1992, y Descubrimientos de Bertho Mao (1987), e Inundación (1989), que formaban parte del comodato Gure Artea del Gobierno Vasco. El museo adquirió además en 2023 dos fotomontajes sin título de pequeño formato fechados en 1995.

La donación de El ingenio revolucionario permite completar coherentemente el conjunto de obras presentes en la Colección Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco de un artista vasco ya desaparecido, con una presencia internacional destacada. A pesar de ser un artista en tránsito entre ciudades como París, Madrid y Nueva York, Alejandro Garmendia estuvo vinculado la escena artística alavesa y tomó parte en exposiciones como Mutantes del Paraíso celebrada en el año 1998 en la Sala Amárica, comisariada por Pablo Milicua.