Seis firmas coetáneas, que vivieron en el mismo ambiente parisino de principios del siglo XX, solo que las de ellos son conocidas y programadas de manera habitual, mientras que las de ellas parecen ocultadas, incluso a día de hoy, en una sombra de la que es complicado escapar. Todas esta rúbricas se reúnen en el concierto Tres más tres que este día 6 de abril llega al ciclo Sábados Musicales.
‘Tres más tres’ une obra de Reynaldo Hann, Mélanie Bonis, Emiliana de Zubeldia, Amy Marcy Beach, Francis Poulenc y Gabriel Fauré
A cuatro manos en un mismo piano, Mentxu Pierrugues y Susana García de Salazar Ubis se encontrarán con el público en el Museo de Bellas Artes de Álava a partir de las 12.30 horas. Como de costumbre en esta programación auspiciada por la Diputación Foral de Álava, el acceso al recital será gratuito hasta completar el aforo.
Quienes acudan a la cita, podrán escuchar piezas de Reynaldo Hann, Mélanie Bonis, Emiliana de Zubeldia, Amy Marcy Beach, Francis Poulenc y Gabriel Fauré. “Es un programa diferente. No son obras que se programen habitualmente. Hemos buscado que sean originales, que sean contrastadas entre sí, presentando una propuesta amena, divertida y coherente”, apunta Pierrugues.
Todo ello tomando como punto de partida la idea de García de Salazar de rescatar “a las compositoras que han estado ahí y no se les ha hecho ni caso”, un ímpetu que en su caso se ha materializado, por ejemplo, en el proyecto Inéditas. Es, de todas formas, una línea de trabajo que ambas pianistas vitorianas comparten, y que lleva a ambas a estudiar y profundizar en figuras como la de Mélanie Bonis. “Hay mucha música fantástica que debemos dar a conocer”.
Hombro con hombro
En ciudades como Bilbao y Sevilla –este verano también participarán en una prestigiosa programación musical–, así como en Gasteiz, ambas ya han compartido escenario con esta propuesta, aunque siempre cada una en un piano. La de este sábado en el Bellas Artes de Álava va a ser la primera vez en la que la maestría a cuatro manos de ambas se vuelque sobre un mismo instrumento.
“Es un programa diferente y ameno. No son obras que se programen habitualmente. Hemos buscado que sean originales”
“Es una formación que hay que poner en valor”, describe Pierrugues, al tiempo que añade que “tiene una dificultad tremenda. Requiere un gran trabajo personal y en conjunto por parte de las dos”. La coordinación musical y física es fundamental.
Con todo, a pesar de que “tener al lado otro cuerpo y otras manos te puede desequilibrar” o de que existe el peligro de “molestarnos con los dedos”, García de Salazar señala también varios aspectos positivos de esta formación. “Sientes a la otra de manera muy fácil” y eso ayuda a la ejecución en varios aspectos.
En el Augustin-Zulueta
Como intérprete, la cita de este sábado va a ser el primer concierto de García de Salazar en el Museo de Bellas Artes de Álava. No así para Pierrugues. “El sitio para esta música es fantástico. De hecho, está hecha, salvo tal vez en el caso de Poulenc, para estos lugares”, apunta la primera, quien recuerda que “en general, las mujeres no componían pensando en grandes escenarios porque eran lugares que estaba vetados para ellas”.
No hay que perder de vista que finales del XIX “lo que estaba de moda eran los salones, que era donde se hacía música y a donde acudía la gente de la alta sociedad”. Eran espacios, por ejemplo, a los que llegaba la música sinfónica gracias a las transcripciones para piano a cuatro manos que se hacían de “obras grandes”. Por eso, el emplazamiento del palacio es “idóneo”.
Con todo, a pesar del papel del lugar, la esencia se encuentra en cómo “transmitir el alma de la música” que realizaron las compositoras y los compositores seleccionados. “Eso es complicado” y empieza por desarrollar un trabajo de investigación sobre cada una de las personas elegidas. “Cada detalle cuenta a la hora de interpretar. Eres quien transmite lo que el compositor o la compositora quiso expresar. La partitura es un papel vacío si no le das sentido”, dice Pierrugues.
En eso también se afanan ellas, aunque reconocen que, por los diferentes proyectos y ocupaciones musicales que tienen, a veces es complicado encontrar huecos incluso para ensayar juntas. Aún así, dan pasos firmes dentro de esta propuesta conjunta nacida en pandemia. En el horizonte hay una idea, por ejemplo, relacionada con la danza.
El papel de ellas
Eso ya llegará, aunque de nuevo estará sobre la base de todo ese objetivo de seguir recuperando el papel de las compositoras. Saben por propia experiencia que incluso es complicado encontrar programadores que acepten conciertos con solo mujeres entre las firmas.
Es esencial seguir dando pasos en la recuperación de estas y otras creadoras. “Queda mucho por hacer. Es que pasa hasta en la asignatura de Historia de la Música. Las mujeres no están”. Es la realidad también en 2024. Ambas trabajan en que esto cambie. Y confían en el mismo camino que recorren otras personas en distintos lugares, investigando y difundiendo. Aún así, Pierrugues dice que también hay que tener cuidado con la gente que “ahora se quiere sumar al carro porque es algo que está de moda”.