Un thriller entre Legutio, Vitoria y Olaeta
El escritor alavés Raúl Aldabe propone en ‘ La mambó blanca’ una historia en la que “igual nada es lo que parece”
Una cesta que puede que haya sido usada en un rito de vudú aparece en el pantano. Se encuentra además un cadáver semienterrado. No es el único crimen que va a acontecer pero sí el que hace que una pareja de comisarios de la Ertzaintza inicie una investigación en la que “igual nada es lo que parece”.
Pocos detalles se pueden dar más de La mambó blanca (Nimbo Cultura), un thriller que destila misterio incluso en cuanto a su autor, que firma como Raúl Aldabe y que opta por ocultar su rostro.
“Prefiero que sea él quien se meta en esta aventura. Yo tengo mi trabajo para llegar a final de mes y pagar mis deudas.Ni siquiera sé si voy a publicar más”, apunta el escritor alavés, aunque en realidad reconoce que ya anda con una segunda novela entre las manos.
La presencia en el territorio de una supuesta secta que practica vudú tiene un peso específico en el desarrollo de la trama
Con todo, “prefiero mantenerme al margen” y de ahí el uso de otro nombre y la intención de ocultar su identidad. La cosa va de misterios, dentro y fuera de las páginas de este libro, una publicación en la que, por cierto, también están presentes varias ilustraciones realizadas por la artista vitoriana Marijo Lojo.
“A mí personalmente me gusta mucho leer y quiero encontrarme con libros que me entretengan, me enganchen; me gusta, además, ver reflejos de la realidad, de la actualidad, de la vida. Es lo que busco aquí. Para mí, es importante que la gente piense que le ha merecido la pena leer este libro”, un thriller con elementos “clásicos” del género, pero también con sus particularidades, según el autor.
En este sentido, Aldabe señala el peso que tiene el abanico de personajes construidos. Son, como su mismo creador describe, “muy peculiares”. Así, en la novela “se reflejan situaciones y realidades que enriquecen la historia más allá de la investigación en sí que se relata, que también es curiosa”.
Todo ello con Legutio, Vitoria y Olaeta, entre otros puntos del territorio, como escenarios principales.
No solo un misterio
La aparición en la capital alavesa de una supuesta secta que hace vudú tiene un peso específico en el desarrollo de la historia y de ahí el título de la misma, aunque Aldabe apunta que no todo empieza y termina en la trama policial. Sucede, por ejemplo, con el uso que el autor hace de algunos personajes para “expresar lo que pienso a veces sobre la vida, la política… lo que me rodea”.
Así lo explica sobre un debut literario que se hace realidad ahora, aunque el libro lleva tiempo construyéndose de una manera u otra.
El autor firma con seudónimo y prefiere mantener su anonimato, aunque ya prepara una segunda novela
Una situación “bastante dramática” llevó a Aldabe a encontrarse con un terapeuta que le aconsejó “sacar mis cosas” de alguna forma. Él optó por escribir, aunque hasta ese momento “mi única relación con la literatura pasaba por ser un lector constante. Supongo que algo se te queda”. Aunque “el trauma no pasó”, el escritor se dio cuenta de que “no se me daba mal”.
A eso se unió que un buen día, en un paseo con el perro, se encontró en un sitio inesperado “una tartera de barro llena de fruta en buen estado. Y ahí empecé a desarrollar y a imaginar”.
El resultado quedó dos años a la espera en una estantería. “Lo hice como divertimento, como un reto”, aunque lo empezó a compartir con gente cercana y ahí apareció la figura de la artista Marijo Lojo. Fue ella quien mandó el texto a la editorial alavesa y la respuesta afirmativa llegó al poco.
“Los muy lectores son muy críticos también. Eso es verdad. Hay párrafos que los he leído 500.000 veces y los he cambiado. Hasta que no me ha gustado a mí, no se ha quedado nada definitivo”, reconoce Aldabe.
Detrás queda un trabajo “fluido” en el que prestar especial atención al ritmo y a la coherencia de la historia. Eso sí, La mambó blanca es una realidad en este final de 2023 y espera ya para encontrarse con quienes quieran perderse entre sus páginas y averiguar si, en realidad, lo que parece es o no. Su autor, por de pronto, sigue con su próximo proyecto entre las manos. “Escribir engancha”, sonríe.