Tras mostrarse por primera vez en Madrid, Mujer, máquina, fábrica tiene abiertas sus puertas hasta el próximo día 15 en la sala Amárica. Se trata de una exposición colectiva en la que varias artistas muestran creaciones generadas a partir de reinterpretar fotografías de trabajadoras, imágenes pertenecientes a los archivos de Gasteiz, Bilbao y Donostia.

“La verdad es que está siendo una muestra que está teniendo muy buena acogida; incluso cuando hemos puesto a la venta la publicación sobre el proyecto, ha habido mucho interés”, apunta Sara Berasaluce, componente junto a Tamara Iglesias, del colectivo Artxibo, responsable de la propuesta.

Ambas son protagonistas hoy de la mensual cita de los Lunes Fotográficos, veterano ciclo que impulsa la Sociedad Fotográfica Alavesa. El encuentro con el público, gratuito hasta completar el aforo, se va a producir a partir de las 19.00 horas en Vital Fundazioa Kulturunea (Dendaraba).

Será la oportunidad para profundizar más en el modo de trabajo del colectivo y en el desarrollo, y el resultado final, de este proyecto en concreto. Una iniciativa en la que ambas han conseguido involucrar a las creadoras Maider Aldasoro, Toia Bonino, María Alcaide, Yone Estivariz, Rocío Bueno, Laia Abril, Irati Cano, Maider Jiménez, Zaloa Ipiña, Irene Zottola y Rosa Neutro.

La charla sirve además para abrir el programa de actividades paralelas con las que la exposición quiere completar su recta final antes de despedirse del público. Ya en la sala Amárica, el próximo día 5 a las 19.00 horas, se producirá una conversación con la ilustradora y diseñadora gráfica Higinia Garay, que centrará su charla en el libro La palabra que empieza por A, un cómic-ensayo que aborda la historia social del aborto desde una perspectiva feminista. El día 6, a las 18.30 horas habrá una visita guiada a la que seguirá una particular sesión de escucha a cargo de Ines Dj.

Broche final

Serán las guindas para una muestra que tras pasar por Madrid y Vitoria espera poder seguir su camino por otras ciudades, sobre todo teniendo en cuenta la buena acogida que ha tenido en las dos capitales.

De hecho, “nos están llamando para seguir con esta dinámica de explorar un archivo, reinterpretarlo y exponer”, una línea a seguir que se quiere aplicar a otras temáticas. Todo llegará, de momento es Mujer, máquina, fábrica la propuesta que reclama protagonismo.

“Bucear en los archivos conlleva mucho tiempo y trabajo, más del que pudiera parecer en un principio”. Este proyecto, desarrollado a partir de una imagen de las trabajadoras de la fábrica de sacos de Gasteiz (La Carmela y posteriormente RICA S.A.), es un claro ejemplo.

Cabe preguntarse si en el futuro, cuando las próximas generaciones miren a este presente, podrán encontrar imágenes parecidas teniendo en cuenta cómo se ha transformado todo con la fotografía digital y las nuevas tecnologías. “El concepto de fotógrafo documental ha cambiado por completo. No existe un Arqué o un Ceferino Yanguas”, apunta Berasaluce. Con todo, “no sé cómo serán los archivos del futuro o si existirán; lo que sí sé es que son importantes para saber cómo fuimos”.

En este caso concreto, la mirada se centra en la mujer y en el mundo laboral, también planteado reflexiones sobre el propio trabajo dentro del sector cultural. “Igual hoy no existe una fábrica a la que solo acuden mujeres, pero las condiciones laborales tampoco son tan distintas. También hablando del trabajo artístico. Siguen ocurriendo situaciones que se repiten. Es necesario hablar de las condiciones laborales de las mujeres, también en el arte” y de ahí esta propuesta.

Una aventura que Berasaluce vuelve a afrontar en colaboración con otras personas. “A la hora de enfrentarme al mundo de la gestión, me interesa mucho el compartir, el no enfocarme en mí misma. Trabajar en compañía me encanta, me nutro de todo lo que hace el resto y de otras opiniones”, sin que eso signifique dejar a un lado el camino artístico individual, donde la creadora centra su mirada en la memoria íntima, familiar, cercana.