Fotografías, artículos de prensa, bocetos, cartas, pensamientos, modos de trabajo, intereses... Adentrarse en los archivos que quienes crean suelen ir alimentando, a veces de manera consciente y sistemática pero otras no, es toda una aventura. Pero aportan información esencial no solo de la persona y su quehacer, sino también de su contexto artístico e histórico. Por eso, son fuentes importantes de información, aunque en muchas ocasiones no se les preste la atención debida o se considere que son solo cosas para investigadores.
Desde Artium, ahora mismo se está trabajando con varios archivos de creadores como los alaveses Rafael Lafuente y Juncal Ballestín. “No se trata de acumular por acumular”, apunta la directora Beatriz Herráez, sino de prestar atención a esa memoria esencial que sirve para entender al museo y su colección, pero también al arte alavés y vasco de las últimas décadas. Eso sí, “es un trabajo ingente”.
Una labor que, en este caso, se desarrolla desde el Centro de Documentación de la infraestructura cultural, que busca que Artium sea un “referente internacional”, como explica su responsable, Elena Roseras. Eso y contar con una herramienta “que sea fácil de consultar”, para empezar vía web.
El archivo personal de Rafael Lafuente es de momento el último fondo documental que se incorpora al catálogo. Los trabajos de análisis y clasificación se iniciaron en 2021 con motivo de la producción de la exposición Konposaketak / Composiciones, que el museo está dedicando al artista alavés hasta el 14 de mayo.
En paralelo, el museo está trabajando en su archivo, un fondo documental recopilado en un primer momento por la familia del pintor. “Como él separaba mucho su ámbito de trabajo del familiar, a nosotros también nos ha servido para descubrir al artista”, apunta Gorka Lafuente, hijo del autor y profesor.
De Mariñelarena a Basterretxea
De todas formas, el conjunto documental más antiguo que guarda Artium es el de Joaquín Fraile Mariñelarena (Garinoain, 1930-Vitoria, 1998), depositado en 2012 por la familia del pintor. Impulsor junto a Mieg, Ortiz de Elgea y Schommer del Grupo Orain dentro de la Escuela Vasca, muchos de estos documentos –catálogos, folletos, recortes de prensa, correspondencia y fotografías– permiten acercarse al panorama artístico de Gasteiz y el País Vasco en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado. Este factor, de hecho, es el que destaca el diputado general de Álava y presidente de la Fundación Artium, Ramiro González: “estos archivos nos permiten conocen a los artistas pero también sus contextos”, un patrimonio que es de toda la ciudadanía en general.
A esto también responde el Archivo Juncal Ballestín, que fue donado en 2021 al museo por la ONG Anesvad, heredera del legado de la artista alavesa, junto con un importante conjunto de obras. Algunos documentos de este fondo formaron parte de la exposición La vida como ejercicio, dedicada a la creadora vitoriana. En la actualidad, el archivo personal puede ser consultado en Artiker.
A estos fondos hay que sumar los de Juana Cima (Caibarién, 1951), fruto de una donación de la artista cubana realizada en 2022 a Artium. Son catálogos, folletos, carteles, artículos de prensa y revistas que documentan su trayectoria tanto como artista individual como en exposiciones colectivas o colaboraciones. Cima, una figura esencial en la iconografía del feminismo en los años 80, tuvo una destacada presencia en la exposición Zeru bat, hamaika bide, para la que se recuperó y restauró un gran lienzo propiedad del Ayuntamiento de Vitoria.
De 2022 es también el Archivo Gerardo Armesto (Gasteiz, 1949), una donación parcial del fondo personal del artista. El archivo comprende material generado en torno a sus trabajos en vídeo entre 1981 y 1990, documentación relacionada con sus exposiciones de pintura y escultura celebradas entre 1990 y 2021, y recortes de prensa y artículos publicados a lo largo de su trayectoria. Además, Artium trabaja también en la digitalización y ordenación del archivo de Néstor Basterretxea.
