Ya conoce las tablas del Dazz por sus dos visitas anteriores con The Machetazo –no hace mucho tiempo– y Miron Rafajlovic –en 2019–, aunque en esta ocasión Daniel Juárez regresa con su propio proyecto para presentar su nuevo disco, Energía Live. Este domingo estará acompañado en la capital alavesa por Álvaro del Valle (guitarra), Darío Guibert (contrabajo) y Rodrigo Ballesteros (batería).

Es el Dazz un sitio que ya conoce.

–Me suelen gustar más los clubes que los festivales, por lo general. Son sitios en los que la música siempre suele sonar un poco más recogida. Y el Dazz me parece una maravilla de sitio. Desde luego, por esa zona es de lo mejor que existe.

Acude con nuevo trabajo debajo del brazo.

–Básicamente, al público le vamos a proponer los temas de Energía Live, aunque habrá también un tema de mi segundo disco, que hemos adaptado para esta formación de cuarteto. El disco es un directo que se grabó en la sala Carmelo Castilla, que está en Talavera de la Reina, mi ciudad natal. Quería hacerlo en ese sitio porque a lo largo de los años siempre he pensado que suena muy bien. Tenía muchas ganas de registrar un concierto en directo con música nueva. La palabra energía me parece muy adecuada tanto para lo que nosotros intercambiamos en el escenario como para lo que intentamos compartir con el público.

Al mismo tiempo que sigue su proyecto está en metido en una larga lista de otras propuestas. ¿Se afronta de manera diferente lo propio con respecto a esas otras aventuras?

–Es un poco diferente. Al principio me parecía una responsabilidad muy grande llevar tu nombre en un proyecto. Pero es algo que, por otra parte, siempre me ha pedido el cuerpo, sacar mi música y compartirla con la gente. A día de hoy cuento con músicos extraordinarios que además son mis amigos y que son con los que acudo a Vitoria. Ellos hacen que vaya como tranquilo a los conciertos. Hemos tocado mucho esta música incluso antes de grabar el disco y aunque vayas con tu nombre, acudo más relajado.

¿‘Roba’, por así decirlo, cosas de esos otros proyectos que luego le sirven al suyo o hay que saber separar cada propuesta?

–Siempre que toco con gente, sobre todo música nueva y con proyectos diferentes, aprendo un montón de cosas. Y no solo por tocar, sino también escuchando a otros artistas. La palabra robar, en este sentido, tiene una buena connotación porque siempre aprendes y puedes incorporar a lo que haces. Sobre todo, ahora tengo influencias de músicos norteamericanos actuales. En concreto, más de la gente afroamericana. Pero siempre bebo de muchas ideas porque es lo que te conforma artísticamente hablando.

Es el primer concierto del año para usted, aunque tiene una agenda para los próximos meses muy apretada. ¿Recuperando normalidad o todavía los efectos de la pandemia se notan?

–En mi caso, tengo la suerte de poder decir que estoy recuperando ese ajetreo de conciertos y de tocar con diferentes proyectos. Estoy contento en ese sentido, no me puedo quejar en absoluto.

¿Grabar un disco en directo en plena pandemia es también una reivindicación del escenario en unos tiempos que han sido complicados para los conciertos?

–En cierta medida sí. Lo que necesitamos los músicos es poder tocar en directo, no solo grabar discos. Poder tocar delante de la gente, compartir lo que haces con el público, es muy importante.

Tiene también su faceta de educador en la música. ¿Le sorprende ver a gente joven que se siente atraída por el jazz, que no es un género ahora de moda, por decirlo de alguna manera?

–Todo el que recurre al jazz es porque, de alguna manera, se ha dado cuenta de que las raíces de la música moderna vienen de ahí. Sobre todo de la mezcla del blues y del jazz con la teoría de la música clásica. Esa explosión que hubo allí, hace más de un siglo, todavía está muy latente. Cuando alguien quiere aprender música de verdad, no puede ignorar eso. La teoría de la música moderna con raíces en el jazz es muy útil. Hay una serie de conocimientos que no se pueden adquirir de otra forma. También hay que decir que el jazz se ha fusionado con un montón de músicas actuales y que nosotros también tenemos ciertas influencias de esas músicas. Fíjate los proyectos de, por ejemplo, Robert Glasper. El jazz, como es tan rítmico y armónicamente tan rico, puede dar pie a muchas cosas. La gente joven se da cuenta de eso y por eso recurre al jazz.