Paul Urkijo propone un viaje al pasado en el que se mezcla la fantasía y el cine histórico en su segundo largometraje Irati (2022), rodada en euskera en diferentes localizaciones de Araba, Gipuzkoa, Bizkaia, Nafarroa y Huesca, como el Castillo de Loarre o las cuevas de Arrikrutz, La Leze o Pozalagua. Irati está ambientada en la oscura etapa histórica del siglo VIII, con elementos de mitología vasca. La película adapta de forma libre la historia de Eneko, el primer rey de Pamplona, y la tiñe de elementos mitológicos, algo por lo que el director de Errementari siente devoción. Eneko Sagardoy encarna al monarca, que debe adentrarse en un bosque inhóspito en compañía de una pagana, Irati, papel que encarna la actriz Edurne Azkarate. En palabras de su director, “Irati es la película de aventuras fantástico medieval que siempre he querido contar”.

¿Cómo es su relación con Durangoko Azoka? ¿Suele venir todos los años?

Soy bastante asiduo, intento venir todos los años y, de hecho, reservo libros y discos para poder comprármelos aquí. Es una cita cultural que intento no perderme.

Su segundo largometraje llega a Durango cosechando grandes éxitos...

Una película se hace para que llegue al público y para que guste. Yo soy un director de cine, pero si no tengo un receptor, no sirve de nada. Ver en Sitges que el filme funcionaba tan bien, fue ya un premio. Y la verdad es que en el resto de los festivales en los que hemos estado también la acogida del público ha sido muy bonita, la gente ha conectado mucho con la peli. Pero, además que te den el premio del público y que tengas cinco nominaciones a los Goya es un plus. Es la guinda del pastel, quiere decir que está gustando. Todo cobra sentido al final.

Ha confesado que ha sido un largo camino hasta llegar hasta aquí.

Hacer una película siempre es complicado porque es inventar una cosa de cero, es un castillo de naipes, que en cuanto se cae una carta, se cae todo el castillo. Y, en este caso, han sido cinco años de arduo trabajo. Irati es un tipo de película que no se suele hacer, de género fantástico e histórico medieval, y además, en euskera. No ha sido fácil, pero lo hemos conseguido con el apoyo tanto de los productores, como del equipo que se ha dejado la piel para poder sacarla adelante con los presupuestos que tenemos aquí. Este tipo de filmes requiere de mucha inventiva porque faltan ciertos procesos, por ejemplo, para hacer una escena donde aparecen criaturas mitológicas, batallas medievales... Ha sido duro, pero a la vez ha sido muy bonito, un sueño hecho realidad.

¿El éxito de ‘Errementari’ no le ha abierto caminos?

Cuando haces una película ya la gente te pone en el mapa y ve las capacidades que tienes. Me costó ocho años levantar el proyecto de Errementari y ahora han sido cinco, así que bueno, algo sí que hemos mejorado.

Ha comentado que desde niño ya leía cuentos de mitología vasca de Barandiaran.

Siempre he sido muy aficionado a los cuentos, a la mitología, a la fantasía y en el caso de la mitología vasca, pues más todavía. Cuando iba con mis padres al monte me decían en estos bosques vive Basajaun, en este Mari, en los ríos las Lamiak. Desde niño se me ha quedado incrustado en el cerebro y es lo que quiero contar. Lo hice en Errementari, en los cortos y ahora lo he hecho en Irati. Con el tiempo, he ido indagando más en nuestra mitología antigua, que realmente es un tesoro, porque son deidades que representan una forma de ver el mundo de una manera antropológica. Siempre he estado fascinado por ello y poder hacer una película sobre este tema ha sido una gozada.

La mayor parte del filme transcurre en exteriores, en la naturaleza. ¿Esto ha supuesto un rodaje más complicado?

Ha tenido que ser así porque al final estamos hablando de esas deidades mitológicas que están vinculadas a esos entornos naturales. Tenía que rodar en localizaciones reales, en los bosques, en las montañas... En un plató no consigues el mismo golpe visual naturalista que en el exterior. Aunque es cierto que supone mayores dificultades, de movilidad, de traslado del material... Por ejemplo, cuando estuvimos en la cueva de Arrikrutz teníamos que bajar 20 minutos, adentrarnos en la tierra para rodar, así que pasamos toda una semana sin poder salir, ni siquiera para hacer nuestras necesidades. Teníamos una botella que llevaba nuestro nombre y con eso, tiramos para adelante. Ha sido toda una aventura, pero se nota en el resultado final.

Ha intentado que todo fuera creíble, algo complicado con seres mitológicos. Aunque hay una frase en la película que dice que todo lo que tiene nombre existe.

Es un poco el tema de Irati, que viene a decir de alguna manera que si seguimos creyendo y conociendo los nombres de esas deidades, siguen existiendo. Gracias a los cuentos me han llegado a mí y yo también los quiero transmitir para que sigan existiendo.

En ‘Errementari’ realizó un importante trabajo de investigación para recrear el euskera antiguo que en aquellos años se hablaba en Araba. ¿También lo ha hecho ahora?

Hemos intentado recrear el euskera que había en el siglo VIII en la zona del Pirineo. Quien sea euskaldun va a notar esa textura que, de alguna manera, le va a llevar un poco a sumergirse más en esa época antigua. Es un elemento que ayuda también a la narración.

Siempre rueda en euskera.. ¿’Irati’ interesa fuera de Euskadi?

Parte de algo muy local, de nuestra cultura, de nuestra historia, pero es totalmente universal. Hemos recibido comentarios de gente de fuera que no había escuchado euskera y le ha resultado fascinante. El hecho de que sea en euskera es parte importante de la película porque hablamos de esa historia y de esos relatos que se han transmitido gracias a la oralidad del propio euskera y que luego además le da ese plus también a la película.

¿Tenía claro que quería trabajar desde el principio con Eneko Sagardoy y con Edurne Azkarate?

Con Eneko ya había trabajado en Errementari y lo tenía clarísimo. Tenía confianza ciega en él porque es un actor fantástico y para esta película ha transformado su cuerpo, se ha puesto cachas yendo al gimnasio, con dieta, esgrima equitación, un currazo impresionante. Y, en el caso de Edurne vino al casting y lo hizo tan bien, era tan Irati que no tuve ninguna duda en apostar por ella. Es su primer papel en una película y la verdad es que ha conseguido crear un personaje muy difícil, que por un lado tiene el salvajismo de un personaje pagano que vive en el bosque, pero a la vez una mirada y un magnetismo muy poderoso. El público se va a sorprender, va a dar mucho que hablar en años venideros, va a trabajar mucho.

Ya hay fecha para la llegada de la película al cine, el 24 de febrero.

Así es, vamos a hacer algunas proyecciones para el público durante este tiempo y en festivales, pero lo que es a salas comerciales llegará el 24 de febrero. La decisión de estrenarla en febrero ha sido cosa de los productores porque ahora mismo la taquilla está muy saturada y no hay espacio. De esta manera, vamos a poder ofrecerla al público en muchas más salas.

¿Su próximo proyecto será también de género fantástico?

Bueno, siempre puedo estar abierto a otras cosas, pero la verdad es que a mí lo que me gusta es el género fantástico e histórico y los proyectos que tengo en mente en principio van en esa línea, así que voy a seguir en ellos.