Tenía que haber sido el sábado 1 de agosto de 2020. De hecho, estaba todo previsto y anunciado desde principios de aquel año. La tercera edición del Galtzagorri Rock Festival se iba a vivir en el Urban Rock Concept presentando un cartel compuesto por las bandas locales Delion, Dresden y HRS. Pero en marzo de 2020 apareció la pandemia y todo fue imposible. Se volvió a intentar en el mismo sitio y con los mismos protagonistas otras dos veces, pero nada. Hoy, eso sí, llega la hora de desquitarse y aunque parezca milagroso, el certamen ha conseguido mantener intacta su oferta en todos los sentidos.

Así que a las siete y media de esta tarde se abrirán las puertas de la sala de Portal de Gamarra, siendo el acceso gratuito. Y, por fin, aunque sea dos años después, Delion, Dresden y HRS podrán desplegar sus sonidos. “Es de agradecer que tanto los grupos como la sala y los colaboradores, todos, se hayan mantenido junto a nosotros todo este tiempo”, apuntan Juan Ramón Ruiz Ereña y Zuriñe Quintana, organizadores, junto a Blanca Esther Iglesias, de esta iniciativa nacida en el seno de la cuadrilla de blusas y neskas Galtzagorri.

Es más, el certamen se ha encontrado “con mucha gente que ha querido apoyar de la manera que fuera; incluso nos han llamado patrocinadores nuevos”. Así que las sensaciones no pueden ser mejores de cara a esta jornada, más allá de que este mes de julio esté siendo “un poco estresante porque después de dos años de espera, pensábamos que nos daba tiempo a todo y resulta que hemos estado con detalles hasta última hora”, ríen. En realidad, es algo que siempre pasa. “Pero estamos con muchas ganas, sobre todo Blanca, que como es técnico sanitario en una ambulancia, se ha comido lo peor estos dos años y pico”.

Los primeros en pisar el escenario por la tarde serán los componentes de HRS. Hacia las nueve de la noche será el turno de Dresden y hacia las diez y media de la noche pondrá el broche Delion. Entre medio, habrá tiempo para unos cuantos sorteos –que es la forma de financiar el certamen junto a la colaboración de la cuadrilla de blusas y neskas– y alguna que otra sorpresa. “Nos ha quedado un cartel, si se quiere decir así, más clásico que en las ediciones anteriores; seguro que vamos a disfrutar muchísimo” recuperando el ambiente anterior al covid.

Eso sí, los responsables de la iniciativa no han vivido todavía esta tercera edición y ya tienen planteadas las dos próximas. El cartel de 2023 está a falta de una banda y el de 2024, cuando se cumpla la quinta entrega, tiene a todos sus protagonistas ya atados. “Incluso no descartamos que sea de dos días”, avisan, al tiempo que apuntan que se está valorando hacer otro tipo de iniciativas en otros momentos del calendario. “La gente nos acompaña y eso nos anima”.

Al fin y al cabo, aquí no se busca beneficio. El festival nació porque en la cuadrilla había componentes de siete grupos vitorianos. La idea siempre ha sido montar un certamen en una sala en condiciones para que bandas cercanas y en muchos casos no tan conocidas, tengan un marco propicio para compartir su música. Y contra eso no puede ni una pandemia.