El curso se inició en septiembre en la calle Correría, pero a a finales de mes se cerrará en la plaza San Antón. Entre medio, el proyecto de Zas Kultur ha vivido meses intensos con la puesta en marcha, además, de nuevas iniciativas y la consolidación de otras. Antes de que llegue un breve descanso en agosto, el espacio afronta dos últimas semanas con las puertas abiertas y también con su agenda de actividades activa. De hecho, hoy va a tener la penúltima propuesta a compartir con el público de manera gratuita. El protagonismo en esta ocasión será para la artista alavesa Eloísa Montoya y la performance Seísmos.

La cita con quienes quieran compartir la experiencia se producirá a partir de las 19.30 horas. Según explican desde Zas Kultur, “se trata de una acción performativa” que se va a desarrollar “en el tercer cubículo expositivo” del espacio de la plaza San Antón, un lugar “en el que hasta ahora se desarrollaba parte de la iniciativa La boutique, proyecto presentado hace un par de semanas y que pretende promover el coleccionismo de arte contemporáneo en el ambiente alavés”.

Montoya “pintará el espacio expositivo –actualmente sus paredes son negras– con pintura acrílica blanca utilizando en el proceso diversas herramientas, trazos, pinceladas y movimientos de la propia artista”. Según la artista, parte de lo particular a lo universal a través de la improvisación. Esta acción se proyectará en directo en una de las salas paralelas. Utilizando la performance, la creadora “plasmará el sentimiento colectivo que la mayoría de la población ha experimentado en tiempos de pandemia: desde la interiorización de ese estado pretérito de confinamiento vivido, volcará todas sus sensaciones que irán mutando desde el negro al blanco”.

Con esta propuesta, la artista “refleja la evolución de los sentimientos que han sacudido nuestras vidas estos dos últimos años y que nos han sumido en unos tiempos más oscuros: desde la pandemia hasta las recientes guerras. Desde un acotado espacio físico se pretende aludir al confinamiento mental y las limitaciones físicas y de libertad que muchas personas han saboreado amargamente tiempo atrás”. Con esta “metáfora visual”, Montoya “representa la capacidad humana de enfrentarse a los contratiempos, el tránsito de haber estado en un espacio acotado y oscuro con pocos medios y herramientas para poder ver paulatinamente la esperanza, y de la nada, de lo pequeño, tener la disposición de llegar al todo.”