El cineasta de Amurrio y profesor de la Escuela de Cine del País Vasco, Kevin Iglesias Rodríguez, tiene por delante dos meses y medio de ardua labor de producción, con el objetivo de que el tercer cortometraje del bilbaíno Aitzol Saratxaga, de nombre Lanbroa, logre entrar este año en el catálogo de Kimuak y, con ello, en el circuito de festivales de renombre para este tipo de producciones audiovisuales tales como Zinebi, a nivel de Euskadi, o Sitges y Málaga, a nivel estatal, ya que ganar supone todo un espaldarazo de cara a los Goya.
Lo está haciendo como productor ejecutivo de Amania Films, la productora cinematográfica afincada en Vitoria, en cuyas manos ha quedado esta cinta enmarcada en el cine fantástico moderno, que también tiene influencias muy concretas del western, a la hora de encuadrar a los personajes y presentar los espacios.
El rodaje se efectuó a finales de octubre, entre el Humedal de Saldropo en Zeanuri, a los pies de las Peñas de Atxuri en Gorbea, en la frontera entre Álava y Bizkaia, así como en el polígono Maskuribai de Amurrio, en las inmediaciones del camino del Refor, “donde el Ayuntamiento nos cedió un espacio, desde finales de agosto, que empleamos de campamento base y zona de construcción del decorado, como es la cabaña en medio del bosque en la que se desarrolla la trama”, explica Iglesias.
De hecho, este corto -con guión de Ainara Mentxaka y de David Pérez Sañudo, uno de los triunfadores en los Goya del año pasado con Ane- ha necesitado de dos meses de preparativos previos al rodaje en los que un equipo de arte, integrado por media docena de personas, levantó la citada estructura, a base de materiales “que se adquirieron en el propio Amurrio, revirtiendo en el municipio un gasto de dinero bastante alto”, subraya Iglesias, que siempre ha apostado por hacer cine sin irse de su pueblo. “Soy de la corriente de cineastas empeñados en generar aquí una industria y especialmente en Álava, cine alavés para lo que necesitamos el apoyo de las instituciones”, esgrime.
En este caso, desde luego que la han tenido, pues disponen de ayudas del ICAA (Ministerio de Cultura), de la Diputación Foral de Álava y de la Fundación Vital, “a cambio de que contratemos alumnado de Mendizabala”, explica, quien reconoce que Lanbroa, es el corto “con el que más presupuesto he trabajado tanto yo como Amania”.
Algo que les ha facilitado la coproducción con ECPV (Escuela de Cine del País Vasco) y Beude, con la colaboración de Media Attack; y que también haya entrado a echar una mano, en lo de los efectos especiales, la premiada gente de la empresa donostiarra DramaFX, ganadores de los Goya de 2017 con Handia y de 2020 con Akelarre, y también nominados en los de 2018 y 2019 con Errementari y La trinchera infinita.
Y no es un tema baladí, ya que en Lanbroa los efectos digitales tienen un peso importante. “Estamos ante una historia fantástica, ambientada en una época indeterminada del pasado, en el que un padre y una hija, interpretados por Mikel Losada y Sara Balerdi, culminan un entierro junto a una pequeña tumba. Viven en un entorno rural, completamente aislados del mundo y no se mueven, porque cada poco, de entre el frondoso bosque que les rodea, emerge una extraña y nociva bruma, capaz de dañar el cuerpo y la mente de aquellos a los que envuelve. Están atrapados y utilizan su solitaria cabaña como único refugio ante este extraño fenómeno que, cada vez, está más cerca”, relata Iglesias, argumentando los motivos por los que los efectos especiales son el eje de esta propuesta cinematográfica. “Se trata de una niebla inteligente, que retrocede, avanza y les persigue como en aquel mítico relato de Stephen King”, aclara.
Con todo, detrás de la cámara y poniendo orden a unos y otros ha estado el joven cineasta bilbaíno Aitzol Saratxaga. “Llevo trabajando con él varios años, y ya estamos con los preparativos del que será su primer largometraje”, adelanta Iglesias, en referencia al también director de los cortos Ziren de 2017, una cinta futurista también protagonizada por Losada, y la más experimental Basoan de 2018.
No obstante, Saratxaga es, como el propio Iglesias, un cineasta que le da un poco a todo, pues es también técnico de cámara, además de compositor, como demuestra que le escogieran para escribir la banda sonora de García y García, una comedia de 2021, dirigida por Ana Murugarren y protagonizada por José Mota y Pepe Viyuela.
En este caso, la labor actoral ha recaído en el conocido Mikel Losada, que ya trabajó a las órdenes de Saratxaga en su primer cortometraje hace cinco años; así como en la joven promesa, Sara Balerdi, ya que como ha reconocido el propio director “ha sido todo un descubrimiento. Es una actriz de gran futuro. Trabaja muy bien sola y eso hace que sea muy fácil trabajar con ella”. En resumen, Lanbroa, que ha sido rodada íntegramente en euskara, promete.