Desde el pasado día 2, El libro negro de las horas (Planeta) ya es una realidad. Una muy esperada por los millones de lectores que la escritora vitoriana Eva García Sáenz de Urturi ha conseguido reunir en todo el mundo en torno a la figura del inspector Unai López de Ayala, Kraken, con la Trilogía de la Ciudad Blanca. La propia literatura tiene un papel protagonista en una nueva trama de la que la propia autora va a dar algunas pistas esta misma semana en su ciudad natal. La primera cita con el público se producirá el viernes 11 a las 19.00 horas en la Catedral Santa María. Allí, la autora, en un acto con entrada gratuita hasta completar el aforo, ofrecerá una charla sobre este último libro y el universo creado a partir de Kraken. Ya el sábado 12, la agenda continuará, pero esta vez a las 11.00 horas y en las instalaciones de El Corte Inglés en Gasteiz. Será el momento de llevarse a casa un ejemplar firmado por la autora, ganadora en 2020 del Premio Planeta con su anterior novela, Aquitania.

A pesar de que la situación general seguro que le ha impedido vivir en su plenitud todo lo que significa ganar un galardón como el Planeta, ¿'Aquitania' ha tenido y sigue teniendo el camino que pensaba tras ganar el premio?

-Aquitania me dio y me sigue dando muchísimas alegrías. Se ha traducido a una docena de lenguas y este año continuarán los lanzamientos en países como Grecia. La novela fue la más vendida en 2020 y ahora mismo siguen sucediendo milagros como que la Oficina de Turismo de Poitiers quiere que realicemos allí alguna acción porque hay mucho turista nacional que les piden rutas de la novela. Siempre me fascina el recorrido de una novela, lo que te trae tiempo después de haberla liberado al público.

Era 2012 y se hacía realidad 'La saga de los longevos', su primera referencia para los lectores. Hace diez años de eso, un decenio en el que ha estado sin parar con todo lo que conlleva la escritura de un libro antes, durante y después de su publicación. ¿Qué le diría a aquella Eva desde la experiencia acumulada si pudiera hablar ahora con ella? ¿qué le aconsejaría? ¿después de estos diez años tan intensos, cansada y buscando un pequeño paréntesis o con ganas de otros diez a este ritmo?

-Después de un década y ocho novelas es cuando más me apetece seguir con el oficio y continuar escribiendo. Me encanta esta vida, los ciclos que supone. Durante un tiempo escribo a solas en mi despacho, descubro nuevos escenarios, me documento. Esa introspección me ha permitido conocerme mucho mejor. Después viene el siguiente ciclo, la etapa pública en la que atiendes a medios y haces las firmas, te reencuentras con las lectoras y los lectores. Adoro esa etapa, es muy social y todo gira en torno a las conexiones humanas y al amor por los libros.

En 'El libro negro de las horas' hay personajes femeninos que, por lo general, se han hecho a sí mismas, mujeres que se ven obligadas a trabajar en las sombras o fuera de la ley porque la sociedad no les ha permitido hacer las cosas de otra forma. ¿Hay una reivindicación consciente del papel de la mujer, sobre todo en el mundo de la literatura?

-Ítaca es un personaje único, podría decirse que icónico. Es una mujer con altas capacidades, en este caso, un talento extraordinario para lo pictórico. Existen muchos casos en que no se detectan las altas capacidades en niñas por su miedo a las consecuencias de destacar. Su caso es diferente, en la novela hablo de los peligros de que el entorno se aproveche del talento de Ítaca, esto también suele suceder.

Es evidente que la novela es un homenaje a la literatura y también al libro como objeto en sí. Pero, ¿vivimos en una sociedad, en este 2022, que valora la creación literaria o hay una parte significativa que sigue sin conectar con el arte de las letras, que ni siquiera se deja sorprender una vez?

-Yo siempre he vivido en un mundo que valora la cultura y los libros. Siempre me he movido en él, en todas las etapas de mi vida, pero comprendo que no es así en todos los casos.

En el mundo del coleccionismo, sea literario o de otro tipo, se conoce a gente realmente curiosa. Seguro que ha coincidido con personajes reales que podrían superar cualquier ficción. ¿Qué le atrajo de manera específica, qué quería trasladar, más allá de la trama, sobre el coleccionismo literario? ¿Es coleccionista de algo?

-Me sorprendió mucho lo específico de algunas colecciones, como los casos de bibliófilos que solo coleccionan novelas en las que aparecen gallinas, o libros que contienen la palabra "rosa", como flor o como nombre propio, libros intonsos (con los folios no cortados), y por tanto, jamás leídos. Los más comunes son los coleccionistas temáticos cervantinos y los de la colección de Aguilar.

Ya cuando se publicó 'El silencio de la ciudad blanca' habló de su intención de que Kraken pudiera tener un desarrollo en diferentes novelas, pero ¿cómo ha sido volver a su universo, a encontrarse con un personaje que va acumulando experiencias, también edad, madurez...?

-Cuando creo un personaje y le creo un mundo con sus reglas particulares pero coherentes, ese universo se queda dentro de mí para siempre, por eso nunca tengo la sensación de reencuentro con ellos si vuelvo a retomar personajes: para mí siempre están presentes.

Conoce muy bien a los krakenianos. ¿El reto ha sido no pensar demasiado en ellos y ellas a la hora de recuperar el personaje?

-Para mí escribir es una relación entre el folio en blanco y yo, entre la historia y yo, no entra nadie más en el despacho, el mundo exterior queda fuera, no sabría planteármelo de otra manera.

Son muy pocos días, pero el libro está ya en la calle y estoy convencido de que le están llegando muchas reacciones. ¿Mejor abstraerse, desbordada, encantada...?

-Sinceramente, estoy abrumada y emocionada. Agradecida. Los mensajes que me están llegando en esta ocasión son más personales, más privados. Muchas lectoras y lectores han empatizado tanto con Ítaca y con Unai que soy consciente de que el libro les ha llegado muy hondo, de manera distinta.

¿Por qué dice que la exposición sobre las naiperas que se pudo ver en el museo Bibat fue el punto de partida?

-Porque siempre me fascinó la historia de la fábrica de naipes y estuve visitando la exposición y compré el magnífico libro que te retrotraía a aquellos tiempos. Fue mi disparador creativo.

Supongo que habrá que decir a los responsables de la Oficina de Turismo de Vitoria que sumen a las exitosas guías que se hacen por sus libros nuevos emplazamientos como la Fundación Sancho el Sabio. ¿No es asombroso todo lo que ha conseguido mover Kraken y su universo?

-También el Museo de los Faroles, la casa de los Alfaro-Fournier, la Vera Cruz... No hay día que alguien no me escriba para decirme que ha visitado o va a visitar Vitoria-Gasteiz porque ha leído las novelas y necesita caminar por sus escenarios. Para mí es un milagro cotidiano al que no quiero acostumbrarme.

¿Cree que todo lo que estamos viviendo con la pandemia tanto a nivel social como individual dejará algún poso o tendrá alguna consecuencia en la escritura de Eva García Sáenz de Urturi?

-Creo que de momento hay un consenso entre las y los novelistas en evitar describir este presente en nuestras novelas por evitar la fatiga pandémica, pero obviamente aparecerán buenas novelas revisionistas en unos años, que con perspectiva nos expliquen lo que hemos sido durante esta pandemia.

"Después de un década y ocho novelas es cuando más me apetece seguir con el oficio y continuar escribiendo"

"No me quiero acostumbrar al milagro cotidiano de que cada día haya alguien que me diga que va a ir a Vitoria porque ha leído las novelas"