- Los acontecimientos políticos siempre han estado presentes en las novelas de Isabel Allende que, cerca de cumplir los 80 años, es la autora en español más leída del mundo. Nacida en Perú, criada en Chile hasta que se exilió en 1973, la escritora vive en California desde 1987 y se define como “eterna extranjera”. Y están presentes también en Violeta (Plaza&Janés), su última novela, que se ha publicado simultáneamente en español y en inglés en Estados Unidos, América Latina y España, la historia de una mujer cuya vida transcurre desde 1920 hasta 2020, entre dos pandemias: la mal llamada “gripe española” y la actual del coronavirus.

Una pandemia, la actual, que reconoce que está pasando bien en lo personal -ha escrito tres libros en este tiempo- pero explica que le está mostrando lo que están padeciendo las mujeres con las que trabaja la Fundación Isabel Allende, dedicada a su hija Paula, fallecida a los 29 años, y que sufraga con el dinero que obtiene de sus libros. Mujeres “que han perdido el trabajo y serán las últimas en recuperarlo, sin dinero, y a menudo con un compañero frustrado que acaba bebiendo demasiado”, dice la autora, que asegura que “ha subido tremendamente” la violencia machista. La violencia machista aumenta “cada vez que hay alguna crisis de alguna especie: guerra, ocupación, crisis económica, crisis política, fanatismo religioso, fanatismo político... las primeras que sufren son las mujeres, las grandes víctimas, las mujeres y los niños”.

Y aunque reconoce que se ha avanzado y se hará más en la lucha contra esta violencia insiste en que “hay que acabar con el machismo”: “Todas estas cosas son derivadas del patriarcado, de un sistema social, político, cultural, económico que pone a la mujer en tremenda desventaja. Hay una guerra contra la mujer”, subraya.

Su protagonista, Violeta del Valle, está marcada desde su nacimiento por acontecimientos extraordinarios, algunos de los cuales son históricos e influirán profundamente en su vida. “Me han acusado de escribir con un soplo épico, pero la verdad es que mi vida ha estado brutalmente influenciada por las circunstancias externas que yo no he podido controlar, como las políticas”, dice Allende. Por eso, no puede escribir una novela despegada del contexto en el que los personajes se mueven.

Y aunque le encantaría escribir novelas rosas, dice que es un género que no se le da, porque los personajes viven de sus pasiones en una especie de burbuja donde no aparece el mundo exterior para nada. “Puede estar cayendo la Revolución francesa y estas personas siguen amándose, odiándose o teniendo celo, como si no existiera la revolución”.

Por su novela pasan también las dictaduras de Chile y Argentina, así como la impunidad que hubo para muchos y que hay en bastantes países: “En España también”, dice la escritora, que asegura que “la gente queda con una herida abierta cuando hay impunidad y la hay en este momento en toda América Latina”. “Ha habido genocidios en Centroamérica, masacres de indígenas, han destruido aldeas completas, han quemado a gente viva y nadie paga por eso, sino que se hacen ricos a partir de eso”, denuncia.

Violeta, que cuenta su vida a través de una larga carta dirigida a su nieto, es una mujer apasionada y tiene varias relaciones sentimentales a lo largo de su vida: “¿cómo no voy a creer en el amor en la madurez, a cualquier edad, si me acabo de casar?”, se pregunta Isabel Allende.

Violeta tiene también una hija, Nieves, inspirada en una hijastra de Isabel Allende, la única hija de su segundo marido, que murió muy joven, poco después de dar a luz. “La familia, los amigos, los conocidos, a todos los utilizo”, confiesa Allende quien ya tiene otra novela en proceso de traducción que saldrá para el próximo año, esta vez una historia de ficción sobre refugiados.

Aparte de lo que el pasado 8 de enero, como es tradición cada año, empezó a escribir: “Este año lo cumplí pero con la promoción de Violeta no puedo dedicarme, pero sigo investigando y cuando termine con esta ya me podré concentrar en eso. Estoy siempre entretenida”, garantiza Allende.

“La gente queda con una herida abierta cuando hay impunidad y la hay en este momento en toda América Latina”

“ Hay muchas mujeres que con la actual situación han perdido

el trabajo y serán las últimas en recuperarlo”

“Hay que acabar

con el machismo, con el patriarcado. Creo que hay una guerra contra la mujer”

“ Mi vida ha estado brutalmente influenciada por las circunstancias externas y políticas”

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