- Es una actriz que ha recorrido las principales series de la televisión española. Ahora es una mujer policía en una serie que emite Cuatro: Los relojes del diablo. Como todo su gremio, se encuentra buscando su lugar tras la pandemia que ha azotado con fuerza a su sector. Está de gira con Las criadas y grabando una serie de la que no puede decir casi nada, solo que responde a un proyecto internacional.
Esta vez la vemos en un personaje de corte diferente a los que ha hecho hasta ahora, policía.
—Rosa Vila es una agente especializada en narcotráfico y en el mundo del crimen organizado. Trabaja a nivel internacional. La historia se traslada a Italia cuando la Policía de ese país sospecha que hay un grupo mafioso que está operando allí y que tiene que ver con España.
‘Los relojes del diablo’ sería de los últimos rodajes en Italia antes de que el mundo se volviera apocalíptico.
—Más o menos sí. La serie se terminó en diciembre de 2019 y todo esto llegó entre febrero y marzo de 2020.
Hablemos de ese rodaje en Italia.
—Fue divino. Yo estaba feliz, siempre lo soy en Italia, es un lugar que me alegra el alma. Esta sensación tiene mucho que ver con la energía y la luz que hay en ese país. Estaba encantada de poder trabajar allí, nunca lo había hecho. Me animé a hacer esta historia porque me animó una amiga, Rosa Morales. Ella era actriz y directora de casting. Mi personaje se llama Rosa en homenaje a ella, murió poco antes de que me fuera allí. Disfruté muchísimo. Fue un regalo enorme poder rodar con italianos: en su idioma ellos, en castellano nosotros.
¿Le está resultando duro el momento que vivimos?
—Para mí, la salud está por encima de todo. He estado, creo que todo el mundo, preocupada y ocupada con la salud de la familia. Es una época difícil, el mundo ha dado una vuelta y nadie sabe qué va a salir de todo esto. Tengo a mi madre, un hijo adolescente y también estamos mi marido y yo. Mientras todos los países no remen en la misma dirección, costará mucho salir...
¿Y si hablamos de trabajo?
—Nos ha afectado a todos. No solo a los actores, también a los directores, equipos técnicos, gente de salas de cine y de teatro... Ha habido muchos parones, no sabemos si todo lo pendiente se retomará. La vuelta está siendo compleja, somos personas que trabajamos sin mascarilla. Lo último normal que hice antes de que el mundo se pusiera del revés fue Los relojes del diablo.
¿Cree que el mundo de la cultura recuperará el espacio que tenía antes de la pandemia?
—Pienso que lo hemos recuperado ya. Es más, la cultura ha demostrado durante la pandemia el valor que tiene y el bien que hace. Cuando hablo de cultura, no solo hablo de mi profesión; también de otros ámbitos: la danza, la pintura, la música, la literatura... ¿Qué hubiera sido de nosotros en las épocas más duras sin un buen libro u otras manifestaciones artísticas?
Dicen que la pandemia ha quitado máscaras.
—Nos ha puesto delante ámbitos que siempre han estado ahí, pero a los que no siempre prestábamos atención y que tienen que ver con el mundo de la política y la economía. Son temas muy grandes, a mí se me escapan. Pero me parece importante que se hayan revalorizado otras cosas: el contacto humano, la empatía, la solidaridad... El arte tiene mucho que ver con estos aspectos.
¿Tiene algún otro proyecto entre manos en estos momentos?
—Estoy con la gira de Las criadas y tengo una nueva serie de la que no puedo hablar. Es un proyecto internacional al que aún no han dado luz verde para hablar de él con la prensa. Así que soy muy cauta.
¿Cómo es para un actor trabajar en Estados Unidos?
—Quizá antes había diferencias con trabajar en España, ahora cada vez hay menos. En proyectos como Terminator lo que tienes es tiempo. Se prepara con mucha anticipación y se dan unas condiciones de trabajo muy buenas. Pero por otras experiencias que he tenido allí como Las crónicas de Narnia o El amor en tiempos de cólera, cuando dicen “¡Acción!” es lo mismo aquí que allá.
Los críticos opinan que las series que últimamente se graban en España no tienen nada que envidiar a las americanas.
—Es que la ficción ha cambiado mucho, pero no es de ahora; llevamos un tiempo así. La ficción que se hace ahora es de otro planeta si la comparamos con la que se hacía a finales de los 90. Ha cambiado todo: la forma de hacer series, las historias que se cuentan y cómo se ven. Pienso que como industria hemos hecho una evolución total. El mundo está cambiando mucho. Con la llegada de las plataformas los temas audiovisuales se han globalizado de una forma excepcional. También hay que contar con los espectadores, que reclaman contenidos diversos y tienen hambre de ficción.
Si hablamos de calidad...
—Te diré lo mismo. Habrá allí series malísimas y aquí maravillosas, aunque no tengamos los mismos presupuestos. Pero resumiendo, en todas partes hay ficción buenísima y ficción mala. Está claro que en España cada vez lo estamos haciendo mejor en calidad, no solo en cantidad.
El ‘sueño americano’ de los actores era desembarcar en Hollywood.
—Eso era antes, ahora se puede trabajar en grandes proyectos en cualquier parte del mundo. Antes, para hacer un casting internacional tenías que ir a Hollywood o donde fuera. Ahora, teletrabajamos en ese sentido, desde hace años hacemos pruebas desde casa, no hay que desplazarse. ¿Sueño? Cada uno tendrá el suyo. Pero está claro que la industria se ha diversificado tanto...
En el pasado, las series se emitían en un día concreto de la semana, a una hora fija y había anuncios. Ahora las podemos consumir de golpe y pegarnos un atracón, nos las tragamos con gula. ¿Consume usted con lujuria y de un tirón?
—Soy una contradicción. Me gusta ver las series cuando quiero y si algo me interesa estoy deseando sentarme a ver cómo siguen las historias. Sin embargo, echo de menos algo que antes tenía la televisión: el evento. Antes, tal día y a tal hora ponían una serie, si te interesaba tenías que estar en casa. Luego aprendimos a grabar, eso fue también un paso enorme... Estaba lo de la familia juntándose para ver todos la serie. Siento que se ha perdido la televisión como evento. Ese evento que reunía a miles y miles de personas.
Ahora hay series que ven millones y millones de personas.
—Sí, tienes razón, ahora las series son descargadas por millones de personas, es fácil y cómodo pero no es igual. Yo me descargo las series y las veo, pero una parte de mí echa de menos esa otra forma de ver historias que teníamos antes. Tengo nostalgia de todo aquello.
Pero la oferta ahora es increíblemente más completa.
—De acuerdo. Ahora está la serie que veo yo sola, la que veo con mi marido, la que veo con mi marido y con mi hijo; es que ahora vemos mucha televisión, bueno, quizá mejor decir que vemos mucha ficción. Antes había que aguantar la publicidad y esperar a que terminara a las doce y media de la noche.
Es lo que ocurría con ‘Periodistas’.
—Exactamente, ¡qué tiempos aquellos! Periodistas fue un acontecimiento televisivo muy especial. Fue una historia muy positiva. Cuando a mí me hablan de esta serie, todos tienen una sonrisa en los labios. Se hizo bien, tenía energía y tuvo un equipo que conectó con el público. Llegó en un momento en el que aún no se habían hecho muchas series sobre profesiones. Tenía una mezcla de actualidad, de relaciones personales, humor, amor... Fue una combinación muy potente y llegó en el momento oportuno. Pienso que los que hicimos la serie y los que la vieron tenemos un maravilloso recuerdo.
“Antes, tal día y a tal hora ponían una serie. La familia se juntaba para verla. Siento que se ha perdido la televisión como evento”
“Ha habido muchos parones, no sabemos si todo lo pendiente se retomará. La vuelta es compleja, nosotros trabajamos sin mascarilla”
“Yo estaba feliz, siempre lo soy en Italia, es un lugar que me alegra el alma. Tiene mucho que ver con la energía y la luz de ese país”