El covid no dejó que El conquistador se grabara de un tirón como siempre. A falta de la final, todos tuvieron que regresar a sus puntos de origen sin saber cómo se iba resolver el programa. Finalmente, se pudo rodar y Nahia Valencia, una navarra de 31 años, se alzó con la ikurriña y los 20.000 euros de premio. La joven tiene antecedentes en el reality de ETB-2. Su hermana y su marido se quedaron en ediciones anteriores a las puertas de la final. Esta aventurera familia tiene un grito de guerra que se ha oído a lo largo de las retransmisiones: "¡Las Valencia nunca se rinden!". Nahia ha contado a este periódico cómo lo ha pasado, en qué piensa invertir el premio y cómo van a ser la vacaciones que disfruta ya en Cabo de Gata.
¿Una sorpresa ser la ganadora de 'El conquistador'?
—Para los demás no sé. Para mí no tanto. Yo lo estuve intentando desde que empezó el concurso y este es el resultado. Nunca sabes cómo va a acabar, pero por intentarlo... Al final lo he conseguido. Quizá fue una sorpresa porque me veía más débil que algunos rivales.
¿En qué sentido más débil? Aunque es cierto que suelen ganar ellos, usted es la cuarta mujer que gana en las diecisiete ediciones.
—Exacto, soy la cuarta conquistadora. No es habitual porque se supone que en este tipo de reality prima más la fuerza y genéticamente ellos tienen más que las mujeres. En estos programas lo tenemos más difícil.
Parece que 'El conquistador' es una tradición en su familia.
—Ja, ja, ja... Eso creo. Lo llevo viendo desde pequeña, siempre me ha gustado y como somos deportistas, nos hemos apuntado. Animo a todo el mundo a que vaya. Mi hermana lo intentó y se quedó a las puertas de la final. Mi marido, más o menos parecido. Viéndoles a ellos, me animé y pensé en probar. Sobre todo porque volvieron con muy buen sabor de boca.
¿Qué ha sido lo más difícil?
—Separarme de mi hija tanto tiempo. Ella tiene tres años y dejarla ha sido muy duro. Pero cuando todo termina se borra el malestar y todo vuelve a estar muy bien.
Con tres años supongo que no era consciente de lo que hacía su madre.
—Le dije que me iba a hacer un curso de deporte. Cuando me ve en televisión me dice: "Ha salido lo de tu curso". Es evidente que con la edad que tiene no se entera mucho.
Hambre, frío, calor, insectos... Es de lo que se suelen quejar los concursantes de este 'reality'.
—Hemos pasado un poco de todo. Hambre sí, pero lo peor es el clima. A no comer el cuerpo se va acostumbrando. Es cierto que no sientes el hambre como en una situación normal. La sensación de tener el estómago vacío no es igual a como la sientes en casa. Para mí, la lluvia ha sido lo peor. Estar mojada todos los días, los pies arrugados durante toda la aventura... uf, eso sí que es una sensación muy desagradable.
¿Miedo?
—Es lógico. Un poco de miedo y de respeto siempre hay que tener. Sobre todo al trampolín. Le tengo mucho aprecio a ese trampolín. Ja, ja, ja...
Una edición un poco rara. El desarrollo del 'reality' y la final que se vio el lunes no se grabaron a la par.
—Ha sido diferente al resto. Por el covid no se pudo grabar la final, tuvimos que volver a casa. Hemos estado unos meses pendientes, sin tener una fecha, sin saber cuándo íbamos a hacerla y eso crea bastante incertidumbre. Se ha hecho duro y largo.
Al final ha compensado.
—Eso sí. Ha compensado toda la aventura. Ha sido muy emocionante. Vives muchas sensaciones diferentes mientras se desarrolla el reality y no digo nada si estás en la final y encima la ganas.
¿Le ha costado guardar el secreto?
—No mucho. La final se ha grabado bastante más tarde y no es como si tuvieras que estar seis meses sabiendo que has ganado y no pudiéndolo decir. A lo mejor, si todo hubiera discurrido normal se lo habría contado a alguna persona cercana pero no se ha dado el caso.
¿Resulta fácil retomar la vida normal después de una aventura tan cargada de adrenalina?
—Después de la final sí, solo ha sido una semana. Pero el tramo anterior no tanto. Después de un mes cuesta un poco volver a hacerte con las rutinas. Lo que ocurre en el reality es muy intenso y tienes que volver a tomar el pulso a todo. Compensa mucho volver y estar de nuevo con la familia. Volver a estar con mi hija lo compensa todo. Es cierto que a la vuelta cuesta encontrar tu sitio, te acostumbras con rapidez a la gente del concurso.
Se dedica usted a la imagen...
—Soy peluquera.
Imagino que se habrá llenado el establecimiento con su paso por 'El conquistador'.
—¡Bueno, bueno...! Tengo varios clientes que se han enganchado porque estaba yo. También hay gente que llama y pregunta si soy la de El conquistador.
¿Se apuntaría otra vez? ¿Lo recomendaría?
—Recomendarlo sí, a todo el mundo. Pero también les diría que es una experiencia dura. Hay que tener claro que vas a sufrir y que lo vas a pasar mal. También es cierto que te vas a llevar cosas buenas. A mí me ha gustado mucho, es una experiencia increíble. Aprendes mucho, te valoras más, ves lo que eres capaz de hacer. Tomamos conciencia de la capacidad de sufrimiento que tenemos. Desde fuera puedes pensar que no eres capaz de aguantar determinadas cosas, pero luego te das cuenta de que tu cuerpo tira con eso y con lo que haga falta.
Entonces, ¿volvería?
—¿Cómo concursante? No. Si me dijeran para volver como capitana, tal vez. Sería una experiencia distinta. Como concursante ya lo he vivido una vez y segundas partes nunca son iguales. He ganado y me he quedado muy satisfecha.
¿Recibió consejos de su hermana y de su marido?
—Sí, muchos. Más que en el tema deportivo, que también; mi marido es el que me entrena, sobre todo en lo que es el reality en sí. Iba más tranquila sabiendo cómo era el tema de las cámaras, de que te graben cuando hablas... Es un tema que no me ha pillado desprevenida.
¿Se puede hacer amigos cuando los que están a su alrededor son rivales y esperan un fallo suyo?
—Eso siempre. Lo que te llevas de El conquistador es la experiencia y la amistad que haces con todo el mundo, incluso con los concursantes con los que no te ha tocado convivir. Pienso que formamos una familia. Al final, hemos vivido todos lo mismo, hemos pasado las mismas penurias y eso une.
Se la ve encantada. ¿No pensó en algún momento eso de si lo sé no vengo?
—Muchas veces. Intentaba no hacerlo. Si entras en bucle y te dices: Qué narices hago yo aquí, malo. Lo mejor era pensar que si un día era malo, el siguiente sería mejor. Nunca pensé en abandonar y cuando estás en casa lo ves mucho mejor de lo que en realidad te había parecido allí. Me lo planteé como un tiempo limitado y que había que aguantar.
¿Tiene previsto en qué va a gastar esos 20.000 euros?
—Tengo que tapar algún agujerillo y quiero comprarme una furgo, me encantaría.
¿Vacaciones?
—Hoy mismo (ayer), a la noche. Pero es algo que ya tenía pensado antes de ganar. Voy donde siempre, a Almería, a Cabo de Gata.
Huye de este otoño que tenemos en el Norte y se va al calor.
—Eso es. Con el día que ha salido hoy aquí, mañana estar en la playa va a ser maravilloso...
"Mi hermana lo intentó y se quedó a las puertas de la final. Mi marido, más o menos parecido. Viéndoles, me animé y pensé en probar"
"Lo más duro ha sido separarme tanto tiempo de mi hija, que tiene tres años. Pero cuando todo termina se borra el malestar"
"Para mí, la lluvia sido lo peor. Estar mojada todos los días, los pies arrugados toda la aventura... es una sensación muy desagradable"