espués de mucho buscar, gente como Iván Roiz y Álvaro Priante encontraron “círculos” de hombres en Madrid y Barcelona, grupos de actividades de revisión personal cuyo objeto es generar espacios con estándares de masculinidad distintos a los actuales, según plasman en un documental que emite Movistar+. Gente que, como ellos, necesitaba entenderse de otra manera, a otros y a ellos mismos. Así llegaron a estos grupos, por interés personal, pero después de ocho o diez sesiones pensaron que quizá contarlo, acercar estas “terapias sin terapeuta” a otras personas, podía ser un modo de empezar a dar pasos.

El gaditano Priante confiesa que para un hombre, para él mismo, “cuanto más consciente es de todo el machismo que hay en su interior más complicado es autorreconocerse o afirmarse como feminista; a mí me pasa. Hace cinco años te hubiera dicho que no era machista y, ahora, con todo lo que sé... Quizá necesitaría un rato más para hablar del tema”, afirma sonriendo. “El machismo es algo que forma parte de nuestra sociedad y está en millones de cosas que nos rodean. Es una sensación muy habitual -reflexiona Priante-. De padres a hijos y a través de la propia sociedad heredamos un modelo de ser hombre que cada vez está más claro que no mola y que tiene unas repercusiones muy negativas y hay que intentar cambiarlo”.

Producido por Nanouk recoge testimonios reales aportados por una treintena de hombres que hablan libremente sobre su relación con diversas maneras de masculinidad: desde las que les han producido placer a las que les han dolido o han hecho por miedo. Son Justo, Julián, Ricardo, Quico, Manuel, Víctor... de todas las edades y condiciones, jóvenes, mayores, guapos, menos guapos, blancos, negros, heterosexuales, homosexuales, ejecutivos agresivos, actores, escritores, empresarios, asalariados y chicos de barrio.

“Salen de la caja”, se “quitan el traje”, se abren en canal y lloran o solo hablan, o escuchan; reconocen sus errores, se lamentan de no haberse dado cuenta antes de cómo y por qué hacían lo que hacían con otros hombres. Con las mujeres. Y, como si la cámara no estuviera allí, debaten sobre la humillación, el miedo a exponerse, el bullying, la infancia, la violencia; sobre los privilegios de vivir en una sociedad patriarcal, de su relación con las mujeres, de la sexualidad masculina, de la imposición del deseo, del poder. De cómo se acepta el hecho de que la mayor parte de las cosas se hacen por competencia con otros hombres, de los complejos, de la paternidad. En estas sesiones, cada uno cuenta su experiencia en primera persona desde su punto de vista masculino y en sus intervenciones hay cambio, arrepentimiento, sinceridad y una profunda reflexión sobre el modelo de sociedad actual. Y, en medio de ellos, el bailarín Itxasai Mediavilla en una coreografía de Luz Arcas, desnuda de todo elemento, en un espacio gris y desolado como “metáfora del estado decadente de estos hombres que no están a gusto”, explica Priante, y sin más voz que su arte y su cuerpo, explica las cosas de otro modo.

“El hombre siempre ocupa la palabra, nos creemos dueños del discurso. Por eso nos parecía bonito confrontar esa palabra que, a veces, tenemos sodomizada, con la expresión corporal, que es lo opuesto, y que a muchos hombres les da miedo porque no saben cómo usar su cuerpo”, apunta el director. “Nosotros pusimos preguntas sobre la mesa; si la mitad de los espectadores, siquiera un 20%, se interesa por el tema e indaga un poco más, ya sería un éxito”, concluye.

La película de hora y media, montada sobre casi sesenta horas de grabaciones, se puede ver en Movistar CineDoc&Roll y en el servicio bajo demanda de Movistar+.