n febrero se dieron los primeros pasos. Tras casi un año sin poder proponer exposiciones en la Escuela de Artes y Oficios por la aparición del covid-19, el veterano centro pudo recuperar, por lo menos en parte, su programación gracias a su propio alumnado, ya que es imposible de momento poder acoger a artistas de fuera en el edificio de Conde de Peñaflorida. Ahora, la apuesta tiene continuidad con dos nuevas producciones, Agua, en la que han tomado parte estudiantes de Acuarela, y No te...entiendo!, que reúne a participantes en los talleres de madera y arte joven. Es decir, más de un centenar de personas implicadas.

Ambas propuestas van a estar abiertas hasta Semana Santa. De manera presencial las pueden ver las más de 900 personas que cada semana pasan por la escuela, puesto que por ahora al centro no puede acceder el público en general. En este caso, eso sí, es Internet el aliado perfecto para la difusión puesto que en la página web de Artes y Oficios ya se encuentran disponibles los dos vídeos que recorren ambas muestras.

En el caso de Agua, son decenas las obras de pequeño formato que se distribuyen por uno de los espacios expositivos de la escuela, hojas de cuaderno en las que diferentes paisajes cobran vida, sobre todo de Álava. Papeles que no esconden sus imperfecciones o esa unión que hasta hace no tanto tenían con las anillas de su lugar de origen.

“Con un rotulador y agua descolocas a los alumnos”, sonríe el profesor Ricardo Corcuera, que tiene claro que en esta propuesta la intención pasa por conseguir “que las cosas parezcan, no que sean” para “quedarnos con la esencia, que es el agua”. “Esta exposición trata de representar el paisaje buscando su sentido poético, dejando formar parte al azar. Permitiendo que el agua intervenga como elemento activo y encontrar así ese punto de unión entre el caos y orden surgidos en el papel y en el paisaje, sin dejarnos condicionar por un resultado final”, remata Nuria Pérez-Cárcamo en el texto que acompaña la muestra.

En lo que se refiere a No te...entiendo!, son dos talleres diferentes como los de madera y arte joven los que se han unido -aunque no físicamente- en un proyecto -es más una instalación en su conjunto que una exposición- muy relacionado con lo que, por desgracia, se ha convertido en habitual desde hace un año. Se quiera o no, la aparición del covid y el hecho de necesitar mascarilla está condicionando la forma de comunicarse y es ese el punto de partida.

Sirviéndose de espigas de bambú y de la idea de celosía, las metafóricas mascarillas se distribuyen por el espacio, dejando ver, como explican Ane Gegundezy Eva Gadea, lo que hay detrás, bocas que se reproducen mientras hablan sobre la comunicación en tiempos de pandemia, dejando ver más allá de los labios y los dientes. “Ha sido un montaje complicado pero ha merecido la pena”. Para más adelante queda poder hacer realidad el hecho de juntar de verdad a los alumnos de los dos talleres, que pertenecen a generaciones muy diferentes.

Como el público en general no puede acceder a las muestras, el centro ha divulgado dos vídeos con ambas producciones

Más de un centenar de personas de muy distintas generaciones han tomado parte en las creaciones que se verán hasta Semana Santa