La infancia marca y mucho. Si no que se lo pregunten al vecino de Lezama (Amurrio), Jon Galdos Elguezabal, que ha terminado convirtiendo los ocho kilómetros de caminata diaria que daba de niño para acudir a la escuela de su pueblo -desde su casa en la zona de Latatu, a un kilómetro del famoso restaurante Bideko- en la pasión de su vida: el senderismo y la montaña.
De hecho, aquel entrenamiento inconsciente fue forjando su espíritu de Basajaun (el protector del bosque de la mitología euskaldun) y a encaminar sus pasos -tras muchas marchas de ultrafondo, cimas y senderos de todo el mundo, a lo largo de seis décadas- hacia el Sendero de los Apalaches. Una de las rutas de senderismo más importantes del mundo que, una vez culminada, también ha querido plasmar en un libro, que engrosa el listado de novedades editoriales que se presentará en la Azoka de Durango.
El título era obvio, Basajaun en el sendero de los Apalaches, y llega de mano de la editorial Caligrama, tras lo que reconoce ha sido "otra gran aventura, a la que igual debería dedicar otro libro para dar las gracias al mundo editorial". Y es que si convertirse en la primera persona del Estado que logra culminar, en solitario y sin equipos de apoyo, esta travesía de montaña de 3.523 kilómetros por 14 estados en 142 días, es ya de por sí una odisea que solo un 10% de las 6.000 personas que lo intentan cada año culmina, no lo ha sido menos escribir el libro, registrarlo, editarlo y publicarlo. "Nadie habla de la cara B que esconde un libro. En mi caso dos largos años de borrones, errores informáticos que te dan al traste con cientos de páginas y que te provocan unas inmensas ganas de llorar y que, cuando por fin pones el punto final, te encuentras totalmente desamparado sin saber a quién recurrir para verlo en la balda de cualquier librería".
Jon Galdós Elguezabales es la primera persona del Estado que logra culminar, en solitario y sin equipos de apoyo, esta travesía de montaña de 3.523 kilómetros por 14 estados en 142 días
La aventura de escribir Lo suyo fueron 800 páginas que llevó al registro de la propiedad el 21 de enero de este año, ya maquetado y con audio libro incluido, antes de proceder a enviarlo al listado de editoriales que le aconsejaron. "Opté por Caligrama y su sello Talento Penguin Random House, porque implica calidad y profesionalidad", reconoce, quien se vio obligado a reducir en cien páginas su relato y meter fotografías de su experiencia.
"Alguna en blanco y negro se ha metido, yo no quería porque no es una guía de viajes, sino una novela de mi experiencia vital con tintes de historia. La depuré al 100% y, en septiembre, al verla publicada, me sentí feliz, ya va por la segunda edición, con ventas hasta en Estados Unidos, Alemania o México y, aunque la pandemia está siendo otro gran obstáculo para presentaciones públicas, la voy capeando. Eso sí, la aventura literaria es una ruina económica.
El beneficio del autor es de risa, cuando no te lo descargan gratis. También les pasa a los músicos", apunta, sacando a colación otra de sus peculiaridades como escritor y aventurero: la de vincular una colección de canciones a cada viaje que hace. "Me encanta la música country y a Basajaun en el Sendero de los Apalaches le pegaba algo épico como La Misión de Ennio Morricone, aunque en el book trail he metido composiciones de X-Ray Dog".
De llevarse su aventura al cine, le hubiera gustado verse en la piel del recién fallecido Sean Connery. Y es que el papel se las trae: el de un hombre de 60 años que, recién liberado de su trabajo a contrato a relevos en la fábrica Tubos Reunidos de Amurrio, un 30 de marzo de 2017 se planta en Georgia para, con una mochila de más de veinte kilos a la espalda, terminar 142 días después en Maine, tras recorrer 3.253 kilómetros y un desnivel acumulado de 141.580 metros, como un animal más, atravesando grandes bosques y parques nacionales a lo largo de 14 estados de Norteamérica.
"Me lo planteé de sur a norte, buscando el verano, con la intención de hacer 25 kilómetros al día, que fue imposible de cumplir. Al principio anduve como un pulpo en un garaje, me costó mucho hacerme a la comida y buscar suministros. De hecho, terminé con 68 kilos, midiendo más de 1,80 de estatura. La climatología también me hizo mella y tuve encuentros con osos negros, pero tenían menos hambre que yo y no supusieron peligro alguno. Sí era constante el temor a las serpientes, y los mosquitos en las zonas pantanosas fueron el mayor incordio", recuerda de aquellos días por el pulmón de ciudades como Boston y Nueva York.
Un auténtico paraíso de animales en libertad que, los habitantes de la Costa Este estadounidense "usan de vía de escape con un respeto absoluto a la naturaleza que me sorprendió. La ruta la mantienen, limpia e impecable, 31 clubes de montaña voluntarios, que me han desmontado el concepto que tenía de ese país".
Entre los amigos hechos en el viaje se encuentran la madrileña Sonia Ibáñez y su marido Kevin, la primera thru-hiker (nombre con el que se conoce a los senderistas que logran realizar la travesía de una sola vez, y a los que se considera casi héroes) de España en 2013, a la que se le sumó, por detrás del propio Jon, Álex Gómez de Castro Urdiales en 2019, y espera hacer lo propio en 2021 "otro chico de Tenerife al que, como a mí me hizo Sonia, le estamos asesorando", apunta. Y es que ese es el principal objetivo del libro, dar las gracias y homenajear a los llamados trail angels, hombres y mujeres que ayudan a los senderistas y que les ofrecen compañía y apoyo de forma altruista.
La otra intención, no menos importante, es transmitir el respeto por la naturaleza y, además de dar a conocer la ruta y su experiencia vital, mostrar la historia y patrimonio de los lugares por los que discurre, territorios en otros tiempos pertenecientes a naciones indias como los Cherokee, Delaware, Catawbas o Abenakies, lugares que conformaron las Trece Colonias Británicas, que dieron origen a los Estados Unidos de América.
"Cuando caminaba no era consciente del terreno que estaba pisando, me documenté después, incluyendo a personajes de aquí, totalmente desconocidos entre nosotros, que tuvieron mucho que ver en la creación de Estados Unidos, tales como Luis de Unzaga, gobernador de Louisiana que era de Okondo o el bilbaíno Diego de Gardoki y su naviera, figura clave en la independencia de USA, que mantuvo una relación muy estrecha con el presidente John Adams que, incluso, llegó a visitar Euskadi", apunta Jon que, desde su residencia en Málaga, anda inmerso en un libro de expresiones malagueñas de tierra y mar, "como válvula de escape, en estos tiempos de inmovilidad obligada"; mientras toma parte de un club de remo y hace sus pinitos en grupo de teatro.
Disciplina que admira y cree que "debería enseñarse en las escuelas como materia obligada, porque ayuda a desdramatizar la vida". Lo de volver a pasarse dos años pegado a una silla, escribiendo en un hotel "para obligarme a salir de casa", no lo contempla de momento, aunque sí le están presionando para que plasme en un libro las rutas senderistas por el Camino del Cid.