- Temible, siniestro, un chulo con alzas que a la mínima ocasión sacaba el revólver. Así recuerdan al expolicía franquista Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, algunas de sus víctimas en el documental Billy, de Max Lemcke, presentado ayer en el 17 Festival de Cine Europeo de Sevilla.

La película, proyectada en la sección Historias Extraordinarias, recopila una veintena de testimonios de personas que a finales de los 60 y principios de los 70 militaban en distintas organizaciones antifranquistas y que padecieron los tortuosos métodos de interrogación del entonces inspector de la Brigada Político Social.

“Me siento agradecida porque nos ha dado un sitio, aunque sea pequeño, a una generación absolutamente olvidada”, dijo ayer en rueda de prensa telemática Josefa Rodríguez, exmilitante del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP).

Rodríguez puso un ejemplo muy gráfico para tratar de explicar cómo se han sentido durante todos estos años: “Imagina que mañana te violan y donde vas a tomar un café te encuentras a tu violador; pues eso nos ha pasado a toda una generación, entrabas en un café y te encontrabas a Billy, al Estudiante o al Moro”.

Acusado de crímenes de lesa humanidad por torturas durante los últimos años de la dictadura, Billy el Niño falleció el pasado 7 de mayo por coronavirus, a los 73 años, sin llegar a ser juzgado pese a las más de quince querellas presentadas por sus víctimas, todas ellas archivadas en base a la Ley de Amnistía y a la prescripción de los delitos. El Congreso y el Senado iniciaron en febrero pasado un proceso para poder retirarle las condecoraciones que tenía, pero su muerte llegó antes de poder llevarlo a cabo.

“No es baladí que tratemos estos temas quienes no lo hemos vivido”, señaló Lemcke, adolescente en la Transición. “Tenemos una necesidad de comprender qué paso y por qué una supuesta modélica Transición tiene tantas lagunas”. Y agregó: “Tal vez ha llegado el momento de ser críticos con ese periodo, arrojar luz sobre las lagunas para poder reconciliarnos de verdad y reconocer que hubo una generación que sufrió y que no ha recibido el apoyo y el cariño que han tenido otras víctimas”.

Además de las víctimas, Billy da voz a políticos en activo, policías, periodistas y abogados. Desde Javier Navascués a Lidia Falcón, Chato Galante -fallecido en marzo-, Pablo Iglesias o Paco Lobatón y combina los testimonios con fragmentos de películas de western. Los protagonistas relatan su experiencia en los calabozos de la Dirección General de Seguridad y evocan episodios trágicos que marcaron esos años como el atentado de la cafetería Rolando, la matanza de Atocha o los últimos fusilamientos del franquismo.