- Entre las manos, justo ahora, está registrar una nueva composición de Pascal Gaigne (Goya a la mejor banda sonora por Handia) para una próxima producción. La pasada primavera, gran parte de su atención se centró en Baby, de Juanma Bajo Ulloa. Son solo dos ejemplos recientes, aunque significativos, de todo lo que puede llegar a pasar dentro de las paredes de Sonora Estudios. En el Paseo de la Zumaquera cada detalle se cuida de manera precisa porque, aunque Martín Guridi dice con una sonrisa que "a los de sonido nos ven como el mal necesario", de su labor dependen muchas más cosas de las que el público puede llegar a pensar.

De todo ello y más, el técnico de sonido y productor cinematográfico y musical hablará este viernes en el marco de las charlas impulsadas por la Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava, Apika. En concreto, la cita, de acceso gratuito, será a partir de las 19.00 en Dendaraba, aunque quienes no puedan asistir, podrán seguir en streaming el encuentro a través de la web de la entidad.

"La idea es llegar a un público generalista, a esas personas a las que les gusta el cine o sienten algún tipo de pulsión por este arte y quieren conocer un poco lo que hay detrás de una película", que no es poco. "Somos como el que está en Mercedes poniendo cristales. Parece que se colocan solos, pero no", dice Guridi sobre un trabajo en el que, por ejemplo, se suele confundir una parte con el todo cuando se entiende que la banda sonora de una producción solo tiene que ver con la música de la película en cuestión. Pero no, su trabajo abarca a lo que se escucha y a lo que no.

Así, en la charla La importancia del sonido en una película -que, como el resto del programa, cuenta con la colaboración de Fundación Vital y Diputación- se tratará, de una manera divulgativa, de explicar en qué consiste el trabajo en este campo, de qué situaciones y problemas se pueden dar, de cómo se aborda cada proyecto... "Al final, tu aportación tiene que ser en favor de una unidad, de un todo. Con el sonido en una película no se trata de llenar por llenar, lo que haces tiene que obedecer a un objetivo, a querer trasladar unas sensaciones€ Ahí es la dirección la que te tiene que orientar para, sabiendo utilizar tus recursos, componer el relato del argumento tal y como el director o la directora sienten que debe ser contado".

Como en todos los aspectos de la realización de un filme, el avance tecnológico es imparable, un desarrollo que en las últimas décadas se ha llevado a cabo con velocidad de crucero. "La tecnología hace que todo sea más fácil y más accesible, además en menos tiempo. Beneficia, por supuesto. Pero también conlleva que todo se haga más rápido y a veces nos falta ese punto de poso que nos daban las tecnologías viejas, que es el de pensar. En ocasiones vamos muy deprisa, con una idea que estamos plasmando de manera directa sin el necesario tiempo para la reflexión", afirma Guridi, más allá de que tiene claro que el avance en las herramientas "nos ayuda a tener bisturís muy sofisticados para llegar muy lejos y hacer un producto muy controlado".

De todas formas, defiende que en su labor "nos debemos a los guiones, a la partitura, a la idea", a esa imagen que en su mente tienen los realizadores, con los que es necesario contar con una comunicación directa y fluida, e "incluso hay que saber seducirles, aunque yo siempre he sido muy mal seductor". De una manera u otra, se trata de sumar, ya sea en una película que requiere muy pocos elementos o todo lo contrario. "Técnicamente igual es más difícil contar con pocas cosas. Vaciar suele ser más complicado que llenar, pero llenar bien es tan complicado como vaciar bien".

Aún así, y en estos tiempos de pandemia más, no hay que perder de vista que muchas de las producciones para la gran pantalla en las que él puede trabajar terminan siendo consumidas, ya casi de manera directa, en dispositivos mucho más pequeños, con todo lo que ello conlleva. "En esto estamos como en la gastronomía y la fast food. Pero más que la calidad de reproducción que te puede dar un formato u otro, lo que reivindico es el uso con cariño del producto cultural. Tiene que haber un placer también en la liturgia de escuchar o de ver en casa. Y a veces nos falta parar un poco para ese disfrute. Eso es algo que estamos perdiendo en muchos otros ámbitos de la vida. Vivimos para comprar tiempo y al final el trabajo nos quita el tiempo que queremos comprar. Va todo muy rápido. Utilizamos la cultura para llenar espacios, no para llenarnos nosotros".

"Con el sonido en una película no se trata de llenar por llenar, tiene que obedecer a un objetivo"

"A veces en este trabajo nos falta ese punto de poso que nos daban las tecnologías viejas"

Técnico de sonido, productor