País Vasco, 1609. Los hombres de la región se han ido al mar. Ana participa en una fiesta en el bosque con otras chicas de la aldea. El juez Rostegi, encomendado por el Rey para purificar la región, las arresta y acusa de brujería. Decide hacer lo necesario para que confiesen lo que cree que saben sobre el akelarre, ceremonia mágica durante la cual supuestamente el Diablo inicia a sus servidoras y se aparea con ellas. Esta es la sinopsis de la película Akelarre, que se estrena en Zinemaldia a partir de la semana que viene y es la única película del Estado español que ha sido seleccionada para la Sección Oficial. Esta revista recorre de la mano de su protagonista, la actriz vizcaína Amaia Aberasturi, los entresijos de esta nueva historia sobre la brujería en Euskal Herria y los motivos que le llevaron a convertirse en actriz.

¿Se había sentido usted alguna vez interesada por la brujería?

Sí, quizá impulsada por la mitología vasca. En la escuela se hablaba de ella y es algo que siempre ha despertado mi curiosidad. En esta película se cuenta que en realidad las brujas no eran brujas, sino unas chicas que se reunían para cantar, bailar, beber y disfrutar. Solo eso. Ver a las brujas desde el punto de vista de Akelarre me ha hecho cambiar de idea.

Pero es un mundo fascinante.

Sí, y tanto el de la mitología como el de la realidad que se verá en la película. Aquí, en mi pueblo [Artea], en la noche de San Juan, solemos quemar una bruja que se hace en la escuela. Nos lo tomamos como diversión, pero es macabro, y pensándolo bien resulta hasta cruel.

Es usted una mujer muy joven, 23 años. ¿Cuánto tiempo lleva como actriz?

Empecé por casualidad con doce años en una película que se titulaba Zigortzaileak. Me cogieron para hacer un personaje protagonista y a raíz de esa peli descubrí que me gustaba mucho la interpretación. Yo ya sabía entonces, y lo sabía desde muy pequeña, que quería ser artista; lo que no sabía era qué tipo de artista quería ser. Me gustaba mucho bailar e interactuar con el público, pero no tenía claro a qué quería dedicarme cuando fuera mayor. Esa película me abrió en cierta forma los ojos y también alguna que otra puerta.

Pues dicen que es muy difícil ser actriz en Euskadi...

Sinceramente, sí que lo es; el trabajo está en Madrid y Barcelona, pero incluso allí es difícil ser actriz, porque somos muchas las que nos queremos dedicar a esta profesión. Tengo la suerte de ser vasca y saber euskera, que es una ventaja porque te permite trabajar en las películas que se hacen aquí, y también en ETB-1. Pero a pesar de todo, resulta complicado. Al final, casi siempre tienes que irte a Madrid.

¿Dónde vive usted ahora?

A los 18 años me fui a Madrid a estudiar y en vacaciones volvía a casa. Estuve allí cinco años, pero hace unos meses regresé y cuando haya algún proyecto iré allí donde esté.

¿Es autodidacta?

Al principio, sí. En la zona de Gernika no conocía ninguna escuela de interpretación. Desde los 12 a los 18 años estuve muy centrada en estudiar lo que correspondía a esos años de mi vida. No hice nada de interpretación, pero sí que me formé como bailarina en la Ross Dantza Eskola. Cuando me fui a Madrid hice la diplomatura de Cine y Televisión, y una profesora, Clara Méndez-Leite, me dio clases de formación corporal para actores. Me encantó la experiencia. Ella creó más tarde su propia escuela junto con su marido, Alberto Ammann.

¿Qué cree que influye a la hora de desarrollar una carrera como la suya?

Hay mucha competencia y hay que trabajar muy duro, pero también está el factor suerte. Es que nuestro trabajo muchas veces no depende de nosotros, sino de que des un perfil determinado, y no siempre entra en juego el talento, también algunos factores que son físicos.

"Disfruto todos los personajes que hago"

Sí que trabajó también en Cuéntame cómo pasó

Fue un personaje corto, pero muy divertido. Me lo pasé muy bien y lo disfruté mucho. La verdad es que disfruto todos los personajes que hago.

Akelarre es la única película española seleccionada para la Sección Oficial de Zinemaldia.Akelarre

No me lo esperaba. Bueno, no sé si me lo esperaba o no, porque ni siquiera pensé que pudiera ocurrir. Que estemos seleccionados para la Sección Oficial es un reconocimiento por sí mismo. Es algo que te hace pensar que la película está muy bien, aunque de eso ya estaba convencida. Ahí estaremos en unos días y veremos qué pasa.

¿Ha estado alguna vez dentro de Zinemaldia?

Fui con ETB a la proyección de la película Vitoria, 3 de marzo, pero no era competición. Esta va a ser la primera vez y estoy muy ilusionada.

¿Cómo se ha preparado su personaje para Akelarre

He estado mano a mano con Clara Méndez-Leite preparando a Ana, que así se llama. Lo hemos enfrentado las dos juntas y creo, aunque habrá que verlo, que ha quedado muy bien. Espero que la película guste al público de Zinemaldia.

Ya ha dicho que el año pasado estuvo en Vitoria, 3 de marzo, una historia dura, sobre todo para alguien tan joven como usted.

La verdad es que estoy rodeada, en cuanto a mi trabajo, de historias muy duras, pero es un género que me encanta, aunque tengo que reconocer que los fondos de estas películas son muy tristes. En muchos casos el drama te ofrece una especie de compromiso con las realidades que filman las cámaras.

Imagino que vivir solo de ser actriz tiene que resultar difícil.

Yo ahora mismo no puedo vivir solo de esta profesión, aunque en los dos últimos años me ha ido bastante bien con Vitoria, 3 de marzo y Akelarre. Pero no ha sido así durante los años anteriores, aunque espero que las cosas mejoren y poder tener más proyectos. Hay que trabajárselo constantemente y buscar curro todo el rato. He hecho una película por año y eso no es suficiente.

¿Y cómo consigue sobrevivir?

Soy bastante ahorradora y guardo todo lo que puedo, pero aun así€ He estudiado Educación Infantil y Primaria porque me gusta tener un plan B.

¿Renunciaría a su plan A?

Ese es ser actriz y siempre lo va a ser, porque es mi sueño, pero nunca viene mal en esta profesión una segunda opción, por si acaso. Soy también muy realista y creo que es necesario disfrutar de lo que haces, aunque siempre con los pies en la tierra.

Con 45 revoluciones

Estuve encantada, porque a mí la época de esta serie siempre me ha parecido maravillosa. Tengo que reconocer que me gusta mucho la estética de los años 60. Fue muy guay ese viaje en el tiempo porque me gusta meterme en otras épocas.

"El personaje de Ana, además, es una auténtica maravilla"

Pues con Akelarre

Ja, ja, ja€ Es verdad, y tanto que he hecho un viaje. La historia se sitúa en el año 1600, el siglo XVII, luego es un viaje muy largo que he disfrutado mucho. El personaje de Ana, además, es una auténtica maravilla.

¿Qué aficiones tiene usted, cine aparte?

Bailar es la número uno; me pasaría el rato bailando. También montar a caballo, pero por esta afición he tenido recientemente una lesión importante.

Los jóvenes se van bastante tarde de la casa de los padres. ¿No le resultó duro irse tan pronto a Madrid?

Fue una aventura, pero tenía claro que quería luchar por ser actriz. Mi representante siempre ha sido un apoyo, y como ella vive en Madrid, me lancé. ¿Duro? No lo definiría así. Me he sentido cuidada y querida. Madrid es una ciudad que acoge a todo el mundo. A quien esté dudando sobre ir o no ir, sobre lanzarse a la aventura para conseguir sueños e ilusiones, le animo a que lo haga.

A veces los sueños e ilusiones se persiguen, pero no se alcanzan.

Pero lo has intentado y no te has quedado con la duda dentro. Desde luego, si lo que quieres es dedicarte a la interpretación, tienes que tener claro que las oportunidades están en Madrid. Lo mío fue una aventura, pero ha merecido la pena.

Los padres no siempre acogen muy bien las decisiones de futuro de sus hijos, sobre todo si es irse de casa para dedicarse a la interpretación.

Es duro, sí. En mi casa nadie es actor, ni tampoco hay una relación con el baile o cualquier otra manifestación artística. Bueno, mi madre pinta, pero no para el público. Desde pequeña he tenido esa ilusión de hacer algo relacionado con el arte, y mis padres lo percibían, o lo sabían. La norma era estudiar hasta los 18 años y luego ya podría hacer lo que quisiera. También es cierto que ellos siempre me inculcaron lo de tener una segunda opción, pero me han apoyado siempre, así que mi sueño es también su sueño. He tenido suerte y les tengo a mi lado, luchando conmigo por lo que quiero.

¿Se echa mucho de menos la tierra cuando se está lejos?

Mucho, mucho€ Es que me siento muy vasca porque soy muy vasca. Me encanta mi tierra, mi idioma, mi cultura, y siempre he vuelto a casa. Cuando estoy en Madrid hecho mucho de menos poder hablar euskera, así que necesito subir aquí arriba y sentirme en casa. De Akelarre me ha hecho mucha ilusión estar en una película relacionada con mi cultura.

Una película en euskera y castellano.

Es una mezcla. El juez Rostegi no hablaba euskera, las chicas entre ellas hablan en euskera y el personaje de Ana, que es el que más relación tiene con el juez, habla con él en castellano.

¿Qué tiene usted de Ana?

Su vitalidad. Igual que ella, soy muy habladora, porque Ana no se calla ni debajo del agua. Hay muchas escenas en las que Ana habla muy rápido y mucho, pero esa era la idea que tenía el director sobre mi personaje. Las dos somos muy cabezotas. En el resto no nos parecemos tanto: la veo bastante más alocada de lo que puedo ser yo.

¿Le asustó el personaje?

Te va a sonar un poco a flipada, pero cuando leí la separata del personaje para el casting le dije a mi madre: Esto tiene que ser mío. No sé lo que me pasó, pero fue leerlo y tener una fuerte conexión con el personaje, que al principio se llamaba Amaia. Me la imaginé en mi cabeza y muy pronto me hice una construcción del personaje. Nunca me ha pasado, desde el primer casting empecé a trabajarme una composición supercerrada y parece que a Pablo Agüero le gustó. No me asustó; desde el principio pensé que iba a ser Amaia primero, y finalmente Ana. Cuando me dijeron que el papel era para mí lo cogí bastante tranquila.

¿Tiene algún otro proyecto?

Hay uno en Euskadi, pero aún no puedo decir nada. Espero que salga y sería este mes. En ese caso me quedaría un tiempo en mi tierra.

Ha hecho cine y televisión, le queda el teatro, ¿una asignatura pendiente?

No he tenido el placer de hacerlo. Sin duda que quiero probar, pero todo a su tiempo. Si surge algún proyecto interesante seguro que me subo a un escenario. El camino me ha llevado por las cámaras, pero no diría que no al teatro.

Dicen quienes la conocen bien que usted siempre ha sido muy tímida, aunque no lo parece.

Ja, ja, ja€ ¿Verdad? Pero sí que lo era. De pequeña me daba vergüenza hasta pedir un vaso de agua en un bar o conocer gente nueva, pero era subirme a un escenario y todo cambiaba. Arriba me sentía extrovertida, algo que nunca he sido.

Parece un poco contradictorio: tímida sin público y desinhibida con él.

Pienso que nos pasa a muchos actores. El hecho de sentirte respaldada por un personaje es una maravilla, porque quien está siendo extrovertido es el personaje y no tú. Cuando estoy delante de una cámara me relajo y soy la persona que no soy en la vida real. De todas formas, con los años ya no me veo tan tímida.

¿A cuántos casting se ha presentado?

No los puedo ni contar, a muchísimos.

¿Es una vida dura esa de ir de casting en casting?

Yo lo llevo bastante bien. Tengo metido en la cabeza que es muy difícil que te cojan, y menos con Akelarre en ningún momento pienso que el personaje por el que peleo en un casting vaya a ser mío. Soy consciente de que las posibilidades de que te cojan son mínimas, porque entran en juego muchos factores que van más allá de lo que tú puedas demostrar. Siempre me lleno la cabeza de realismo para que el chasco no sea grande. Hay que ser luchadora, darlo todo y nunca venirte abajo, esa es la carrera del actor o la actriz, y es una carrera de fondo.

Le gusta el drama, pero, ¿va a darle una oportunidad a la comedia?

Es que no me han ofrecido comedia, aunque el personaje de Cuéntame cómo pasó era bastante cómico, y el de 45 revoluciones muy gracioso. Pero las dos series son drama. Claro que daré una oportunidad a la comedia, doy oportunidades a todo.

PERSONAL

PERSONAL

Edad: 23 años (28 de abril de 1997).

Lugar de nacimiento: Artea (Bizkaia).

Formación: Como la mujer realista que es estudió Educación Infantil y Primaria. A nivel artístico, se formó como bailarina en la Ross Dantza Eskola en Gernika y en Madrid se diplomó en Cine y Televisión. Asistió a clases de expresión corporal con Clara Méndez-Leite.

Trayectoria: Esta joven actriz vasca siempre supo que su futuro estaba en el mundo artístico, pero no tuvo clara la disciplina hasta que protagonizó la película Zigortzaileak. Tenía doce años, pero pudo imaginarse un destino en el mundo de la interpretación. Ha hecho teatro musical (Let's dance y Dioses), ha participado en series como 45 revoluciones, Cuéntame cómo pasó y Hospital Valle Norte, y en cine, uno de sus trabajos más importantes fue Vitoria, 3 de marzo, historia está basada en los hechos reales ocurridos en 1976, poco después de morir Franco.

Actualidad: En junio de 2019 terminó la grabación de Akelarre, la película que protagoniza y en la que da vida a Ana. Es el único film español seleccionado para la Sección Oficial de Zinemaldia. También ha sido elegida para los premios Irizar, que se fallan dentro del marco del festival.