- Después de aplazar su vigésimo tercera edición tres días antes de inaugurarse en marzo por el coronavirus, el Festival de Cine de Málaga la ha fijado del 21 al 30 de agosto con el objetivo de hacer un certamen “amable” que demuestre que el cine es “un lugar seguro”.

El director del Festival, Juan Antonio Vigar, presentó ayer el nuevo formato en una rueda de prensa en la que se ha tomado la temperatura a los asistentes, que han ocupado un lugar asignado con la distancia correspondiente, además de portar la preceptiva mascarilla, y se ha desinfectado el atril antes de cada intervención.

De las 201 películas anunciadas en marzo, se mantienen 152 -un 75%-, “básicamente las de secciones oficiales a competición”, y la sección de largometrajes conserva un 80% de sus títulos. Esta sección de largometrajes se reduce de veinte a dieciséis títulos “para adaptarse a las posibilidades de implementar las medidas higiénico-sanitarias entre proyección y proyección”, explicó Vigar.

La decisión de aplazar en marzo “no fue fácil”, pero el tiempo “dio la razón” al Festival, y su equipo empezó desde entonces a buscar una nueva fecha para un certamen en el que “lo presencial resulta esencial”. El modelo habitual, con un “equilibrio entre la exhibición de películas y el evento social”, se transforma este año en un formato “en el que primará la exhibición”, por lo que se suprimen “las actividades que supongan una aglomeración de personas”. A preguntas de los periodistas sobre si la evolución de la pandemia podría impedir nuevamente el Festival, Vigar aseguró que estarán atentos “a lo que las autoridades digan”, pero que “sueñan” con “un reencuentro del cine español”.

“Que se celebre el Festival de Málaga será bueno para San Sebastián, y que se celebre San Sebastián será bueno para Valladolid o Sevilla”, dijo Vigar, que resaltó que “el virus sigue ahí y tendremos que convivir con él, pero cerrarnos a cualquier actividad que sabemos que es segura es no vivir, y hay que seguir viviendo”.

A esta edición de agosto se suman los filmes Hasta el cielo, de Daniel Calparsoro; Los europeos, de Víctor García León, y Black Beach, de Esteban Crespo, que junto a los que se mantienen de marzo configuran una sección oficial con nueve películas españolas y siete iberoamericanas. Las otras españolas son La boda de rosa, de Iciar Bollain; A este lado del mundo, de David Trueba; El inconveniente, de Bernabé Rico; Las niñas, de Pilar Palomero; Crónica de una tormenta, de Mariana Barassi, y Un mundo normal, de Achero Mañas.

Las latinoamericanas serán El diablo entre las piernas (Arturo Ripstein, México), Piola (Luis Alejandro Pérez, Chile), Malpaso (Héctor Valdez, República Dominicana), El silencio del cazador (Martín Desalvo, Argentina), Summer White (Rodrigo Ruiz Patterson, México), Três Veroes (Sandra Kogut, Brasil-Francia) y El robo del siglo (Ariel Winograd, Argentina, fuera de concurso).

Se mantienen los homenajes a Arturo Ripstein (Premio Retrospectiva), Carlos Marques-Marcet (Premio Málaga Talent), Tatiana Hernández (Premio Ricardo ) y Kiti Mánver y Óscar Martínez (Biznaga Ciudad del Paraíso), así como el reconocimiento como Película de Oro de El perro del hortelano, de Pilar Miró. Por el contrario, se pospondrá, para que puedan recogerlo personalmente, la entrega del Premio Málaga a Gael García Bernal y de la Biznaga de Honor a Javier Fesser.