os vampiros se han pasado una eternidad (literalmente) sembrando terror y muerte, pero también pueden resultar muy divertidos. Al menos así es en Lo que hacemos en las sombras, una absurda y brillante serie que, con el latino Harvey Guillén, ahonda en los sinsabores cotidianos de un grupo de chupasangres.

“Creo que a mucha gente le atraen los vampiros porque son outsiders”, aseguró a Efe el actor. “Los vampiros están excluidos de la sociedad e incluso son perseguidos. Así que queremos asomarnos a ese mundo y preguntarnos cómo es. Me parece, especialmente en la comunidad LGBT, que hay muchas personas que sienten a veces que están fuera de la sociedad y que no pertenecen a ella: son raros y no hay un lugar en el que les entiendan”, explicó este artista que se identifica como queer. “Pero está bien no ser normal, añadió. Guillén interpreta al cándido y dulce Guillermo en Lo que hacemos en las sombras, comedia de FX que está emitiendo su segunda temporada y que adapta la cinta de culto homónima de 2014 con la que se dio a conocer Taika Waititi (fue codirector junto a Jemaine Clement). Entre nostros se ofrece en HBO desde el mes pasado.

Con la vibrante y fresca apariencia de un falso documental al estilo de The Office, esta disparatada comedia sigue los pasos de los vampiros Nandor (Kayvan Novak), Laszlo (Matt Berry) y Nadja (Natasia Demetriou) en sus andanzas en los EE.UU. de la actualidad. Junto a ellos vive Guillermo (Guillén), un ayudante multiusos y, que con una conmovedora inocencia, solo sueña con el día en que Nandor le muerda el cuello para convertirle en un vampiro. “Es un personaje soñado para un actor que ama la comedia pero también el drama. Es una buena combinación de ambas porque Guillermo es el único ser humano del show”, explicó. “Así que exterioriza momentos de verdadera emoción humana y también encuentras humor en ellos. Pero además hay algo trágico y entrañable en él”, consideró.

En una serie que explota todas y cada una de las hipotéticas torpezas de unos vampiros para adaptarse a la sociedad contemporánea, Guillermo se convierte en “los ojos del público”, según Guillén. “Conecta con los fans porque nos representa: todos somos Guillermo en un punto u otro. Todos hemos estado en relaciones en las que el otro tiene un pie ya fuera, todos hemos estado en empleos en los que nos ignoran para un ascenso y otro lo consigue pese a que tú llevas trabajando ahí durante años”, ejemplificó.

“En esta serie en la que los vampiros están dándose banquetes de sexo y de sangre, y tienen todo el tiempo del mundo porque viven eternamente, para el humano (Guillermo) el reloj sigue haciendo tic-tac para tratar de hacer sus sueños realidad”, añadió. La primera temporada de Lo que hacemos en las sombras, una serie aclamada por la crítica (tiene un 94% de opiniones positivas en el agregador de reseñas Rotten Tomatoes), culminó con un giro inesperado: Guillermo, que ansiaba convertirse en un vampiro, resulta que es descendiente de Van Helsing, el legendario cazador de chupasangres.

De ahí que Guillén estableciera una diferencia clara entre el Guillermo del comienzo, muy “obediente” y “sumiso”, y el de la segunda temporada, mucho más activo y con muchos secretos por revelarse. En la seguda temporada los seguidores encontrarán soluciones tan geniales como la casa encantada habitada por fantasmas o el personaje que encarna en el primer episodio Haley Joel Osment, prácticamente la antítesis de aquel personaje que le llevó al estrellato demasiado pronto en El sexto sentido. El tridente con colmillos sigue siendo el principal protagonista de la serie, apoyados en Colin, el infalible vampiro chupa-energía, personaje al que cada vez construyen mejores y más sutiles situaciones

latino y ‘queer’ Por último, Guillén reflexionó sobre los obstáculos que un actor latino y queer como él ha tenido que afrontar en la industria audiovisual. “Cuando empecé, era difícil porque me decían: Eres demasiado moreno, eres demasiado queer, estás demasiado gordo. Eran todo como golpes contra mí, dijo. “En los dos primeros años me atormentaba la idea de que intentaba encajar en un molde que la gente buscaba o que Hollywood intentaba hacer de mí. Luego me di cuenta de que ya no intentaría eso y que mostraría quién soy y lo que los personajes pueden ser. Mi vida personal es la que es, pero mi background no tiene nada que ver: hay que dejar que el trabajo hable por sí mismo”, indicó.

“En Hollywood es muy duro que puedas perder papeles por ser queer. Pero estoy orgulloso de hacer un trabajo que pueda abrir las puertas a alguien como yo. El próximo latino regordete, que sea o no queer, puede mirarme y decir: Él lo hizo, está en televisión, está en el cine. Así que esa es la meta que realmente busco: abrir la puerta a quien venga detrás”, concluye.

La primera temporada acabó con un giro inesperado: Guillermo es descendiente de Van Helsing, el legendario cazador de chupasangres

Harvey Guillén reflexiona sobre los obstáculos que un actor latino y ‘queer’ como él ha tenido que afrontar en la industria audiovisual