- La de Aminodin, “el mejor recogedor de basura” del vertedero de Papandayan (Filipinas), es una de esas historias que “en lugar de buscarlas tú, te encuentran”. Una historia que los hermanos Javier y Guillermo Fesser han atrapado en El monstruo invisible, un cortometraje realizado en colaboración con Acción contra el Hambre y que se estrena en #0, canal de Movistar+, a las 19.30. Una historia que nació sobre el terreno, la isla filipina de Mindanao, a la que los Fesser llegaron “sin ningún tipo de guión, ni nada escrito” y que construyeron “cosiendo retazos de realidad” que aderezaron con su peculiar visión del mundo y sentido del humor. La premisa fundamental para retratar la dura realidad era hacerlo con empatía, con sentido del humor y “dando voz a los que normalmente no la tienen”. Guillermo recuerda cómo el primer contacto fue un poco difícil ante la desconfianza que genera “el hombre blanco” y cómo para acercarse a los niños se ayudó de una marioneta. Una de las que aprendió a manejar con Juan Luis Cano en el programa Gomaespuma.
El monstruo invisible es una película protagonizada por niños hecha precisamente para niños. Una “herramienta educativa” que fue un proyecto pensado para ser exhibido en colegios e institutos de todo el Estado con la finalidad de “generar debate” entre los más jóvenes gracias “al poder de la ficción para empatizar”. “Si ven que a Aminudin y su familia les pasan cosas concretas, ven que podían ser ellos mismos”, dice Javier. Y es precisamente el punto en el que, puntualiza Guillermo, el corto consigue uno de sus objetivos, que los más jóvenes se pregunten: “¿por qué pasan hambre estos niños? ¿Cómo es posible?”. El gran y terrible interrogante ante el que los adultos, dice, debemos bajar la cabeza. Es una historia que busca despertar en todos, grandes y pequeños, “las ganas de luchar contra todo esto, por revertir tanta desigualdad, tanta injusticia”.
Y de cara al futuro, Javier Fesser, que se define como un optimista, está esperanzado en que, ahora que el mundo “está siendo atacado por otro monstruo invisible” el coronavirus, se produzca un cambio real. Tiene fe, mucha fe, en que la crisis sanitaria global sea un punto de inflexión. “Está bien recordar que la normalidad de la que veníamos no era tan bonita como creíamos, que hay muchas cosas que cambiar y que arreglar”, afirma el cineasta que confía en que la sociedad aprenda “de todo lo que está ocurriendo” y que esa vuelta a la deseada “normalidad” sea “una vuelta a una normalidad mejor”.