- El municipio de Artziniega es un hervidero de artistas y su Ayuntamiento lo sabe. Por ello, a fin de hacer más llevadera la situación de confinamiento domiciliario decretada para estas próximas semanas, se le ha ocurrido hacer uso de sus canales telemáticos para proponer iniciativas que ayuden a tal fin. De hecho, desde el pasado 16 de marzo -y entre un sinfín de avisos y noticias con los que se intenta tener informada a la población de todo lo que acontece en el pueblo y su entorno, durante esta pandemia que nos ha tocado combatir y sufrir- cualquier persona que entre a consultar el perfil de este consistorio en la red social Facebook se encuentra con un anuncio que anima a las vecinas y vecinos a echar mano de su creatividad literaria y enviar -a través del correo electrónico artziniega1272@gmail.com- pequeños textos propios, ya sea narrativa, poesía o microrrelatos que, junto al nombre y apellidos del autor, van publicando de forma diaria en la citada página.
Su alcalde, Joseba Vivanco, es periodista y se nota. De hecho, también él ha colaborado con un pequeño texto que invita a meterse en la piel de una persona sorda e imaginar lo que sería una vida sin música€ "tan solo silencio", apunta.
La iniciativa, de momento, "está funcionando muy bien. Ya llevamos tres poemas subidos, a parte de mi texto, mañana está cubierto y ya me han confirmado otras dos personas que me van a mandar los suyos, y supongo que habrá más gente que se irá animando, porque en este pueblo tenemos mucho literato en potencia", apuntaba el regidor, recién lanzada la idea que, por ahora, ha aportado poemas realmente interesantes en torno al peligroso viaje que emprenden muchos refugiados en busca de una vida mejor, la impotencia y "furia contenida" que sienten muchas personas ante la condena de los jóvenes de Altsasu, o la belleza intrínseca a toda melodía, poema o paisaje en contraposición a "la necedad, el silencio y el vacío que impera aquí y allá", como reza una de las poesías firmada por Unai Gondra, por citar alguna.
Eso sí, hasta cuándo podrán mantener esta llamada a buscar el poeta que lleva cada vecino dentro es una incógnita. "Si dura una semana ¡genial!, la cosa es incentivar la imaginación, y que se anime la gente. Después ya lanzaremos más cosas para mantenernos entretenidos", adelanta Vivanco. No en vano, escasos días antes de que la pandemia diera al traste con las vidas de todos y cada uno, el Ayuntamiento de esta villa medieval ayalesa ya había lanzado a su población, a través del mismo medio, otra iniciativa cultural, que sigue en pie, por la que los vecinos envían fotografías que, desde el Consistorio, utilizan para desear los buenos días a todo el municipio cada mañana.
"Con el pintxo pote del viernes hemos hecho lo mismo. Ya que no nos podemos relacionar por las calles, que cada cual envíe fotos desde su casa y así nos seguimos viendo, y más adelante queremos animar a recordar capítulos de nuestra historia pasada o similar", adelanta el alcalde.
Una propuesta esta última que promete, a tenor del resultado que ha tenido ya otra pregunta lanzada el pasado día 16, que invitaba a escribir los recuerdos que se tenían del paso de la ciclogénesis explosiva Cynthia, el 28 de febrero de 2010, que golpeó de lleno Artziniega. Y es que el recuerdo de esta tragedia llevó a vecinos, tales como el investigador Alberto Martínez Gutiérrez-Barquín, a recordar otras más lejanas como el vendaval de febrero de 1941 o las epidemias de cólera que hicieron mella en la villa en el siglo XIX.
Asimismo, el pintor local José Mari Pinto -que ha vuelto a ser seleccionado este año en la 55 edición del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, aunque no ha resultado ganador- ha compartido en redes sociales el proceso de creación de uno de sus cuadros, para hacer menos tedioso este largo confinamiento.
Con todo, Pinto no es el único pintor residente en esta villa medieval, también se encuentran entre el padrón de habitantes Alejandro Quincoces, Fernando Ureta, Jorge Núñez, Pilar Alvarez o Teresa Lafragua; sin olvidar a escultores como Xabier Santxotena, voces como las de la coral Bleibet o músicos como los de la asociación Artziniega Rock e impulsores de la música clásica como Mendieta Kultura, entre un largo etcétera.
Y es que Artziniega es un crisol de arte, como bien demuestran las pinturas que adornan el techo del pórtico de la iglesia parroquial, el mural que va tomando forma en la entrada al ayuntamiento viejo en Goikoplaza, la ruta escultórica homenaje a antiguos oficios que está creando la iniciativa ciudadana por diversos emplazamientos del casco antiguo o la existencia de tres museos (el etnográfico y el sacro, surgidos del pueblo, y el escultórico de Santxotena), pese a que su población no llega a los dos mil habitantes. Solo les faltaba que su Ayuntamiento les diera un empujoncito para que también sacasen a pasear su vena poética que, como estamos viendo, haberla hayla.