Dirección: Gracia Querejeta. Guión: Santos Mercero, Gracia Querejeta. Intérpretes: Emma Suárez, Adriana Ozores, Nathalie Poza, Blanca Portillo. País: España. 2020. Duración: 83 minutos.

odo se desarrolla en un parque; paseo arriba, paseo abajo. En él, el guion se ocupa de tres hipotéticas amigas construidas con eso que se denomina carpintería teatral de alto oficio y bajo riesgo. O sea, las tres mujeres protagonistas asumen tres roles muy diferenciados para que sirvan de muestrario y reflejo. No tanto para proyectarse en él, sino para reconocer en ellas a esas amigas que se les parecen.

El caso es que esas amigas “invisibles” se juntan todos los jueves para caminar. En realidad saben que no son sino tres náufragas que se agitan, confusas, en las aguas turbulentas de las crisis de los 50 años. Su plenitud da señales de retirada. Sus vidas acumulan un exceso de repetición, tal vez un inicio crepuscular.

Podría hacerse un díptico con este filme y con El plan para conformar un curioso apunte sociológico sobre la vida contemporánea en una ciudad como Madrid. En El plan eran tres currelas sin curro, tres representantes de la gente de barrio, tres seguratas sin seguridad. En Invisibles, la clase social a la que pertenecen esas tres amigas vive con un poco más de desahogo. Pero ellas también se ven corroídas por el fantasma del paro, por la ausencia de empatía, por el cáncer de la soledad. Una es profesora, otra, ejecutiva de una empresa de cine; la tercera, se nos dice trabaja en una floristería. Conforman entre las tres, sendos prototipos reconocibles. Tres mujeres maduras que pasean su desesperación y su angustia. Con ellas, Gracia Querejeta parece retornar a una zona de melodrama y seriedad que su anterior comedia, Ola de crímenes, había roto dejando en evidencia la coherencia autoral de una directora que, en sus primeros trabajos, evidenciaba más ambición.

Coescrito el guión entre la directora, Gracia Querejeta y Antonio Santos Mercero, hay que reconocer a la palabra, a los diálogos, a las descripciones con las que se definen a sus tres mujeres protagonistas, la mayor parte de sus méritos. Si a eso se le une que Gracia Querejeta ha escogido un solvente reparto y que las tres convencen con maquillaje o sin él, el resultado se parece mucho a un modesto recital huérfano de pretensiones pero cercano, ameno y profesional, muy profesional.