Señor de la palabra, buscador de verdad, generador de ilimitada felicidad y alma de la nueva escena española gracias a su empeño en la formación actoral, José Luis Gómez recibió el jueves el rendido homenaje de sus compañeros en el Teatro de la Abadía en el que ha sido “padre prior” durante 25 años.

El actor, director y académico, que cumplirá 80 años el 19 de abril, estuvo acompañado por 300 personas en el teatro que dirigió hasta hace un año, y más de cien que, a través de vídeos, le manifestaron la palabra más escuchada de la noche: “Gracias”. Nuria Espert, Lluís Homar, Juan Luis Cebrián, Carlos Aladro, Rosario Ruiz, Vicente Fuentes y Ernesto Arias se refirieron a las facetas de Gómez como actor, compañero, director, maestro y amigo. “Has tenido una lucha titánica para construirte a ti mismo. Con tu seriedad y profundidad has mejorado muchísimo la actuación en el teatro español”, resaltó Espert antes de ir hasta su asiento a pedirle que subiera al escenario. “¿Quién soy? ¿En qué puedo reconocerme? Tuve una hermana que decía ‘pero cómo piensa ser actor Pepe Luis con lo bajito que es’. No me quedó otra que convertirme en juez rigurosísimo de mí mismo. ¿Soy de veras el que acaba de ser descrito? No sé si soy bueno, pero sí sé que no soy malo”, aseguró el actor, para quien el teatro de la Abadía, al que sigue ligado como director fundador, es “fruto de humanidad compartida”. El presidente de la Fundación del Teatro de la Abadía, Gregorio Marañón, recordó que conoció a Gómez en 1971, cuando este acababa de llegar a Madrid tras estudiar arte dramático en Francia y Alemania. En 1978 Gómez ya había asumido la dirección del Centro Dramático Nacional (CDN) y más tarde del Teatro Español “y de esas experiencias sacó la lección de que era necesario fundar una institución de largo trayecto y al abrigo” de las influencias políticas. Su sucesor, Carlos Aladro, contó, muy emocionado, cómo ha llegado a tener el “extraordinario e inesperado privilegio” de que Gómez, del que fue durante seis años ayudante de dirección, le llamara para proponerle que le sustituyera. Su legado de “compromiso en la búsqueda de la verdad, la belleza, la poesía y la felicidad colectiva” solo puede agradecerse, dijo, perseverando en el desafío de “preservar y transformar” lo hecho y seguir haciendo “el bien a los demás”. “Logró cambiar el paisaje escénico español”, dijo Lluís Homar ante un auditorio en el que estaban Carlos Hipólito, Ana Belén, Emilio Gutiérrez Caba y Lluís Pasqual, entre otros.