Vitoria - Su agenda de rodajes no para. Aún así, él también tiene en mente, como los miles de lectores de El silencio de la ciudad blanca, la fecha del 25 de octubre, cuando se estrenará la versión cinematográfica de la historia creada por Eva García Sáenz de Urturi. Miles de personas que tienen su visión sobre el personaje del inspector Unai López de Ayala, pero solo Javier Rey es a partir de ahora Kraken.

Lleva unos últimos años sin parar y no le salen más que nuevos proyectos. ¿Ganas de tomarse un descanso o...?

-Me siento muy afortunado porque los personajes que estoy interpretando en los últimos años me gustan mucho. Me hacen trabajar de forma distinta y eso me divierte, más allá de que también sea lo que me paga las facturas a final de mes. Mientras eso siga así, no necesito, no sé, dos meses de descanso. Si llega o cuando llegue ese paréntesis, lo hará de manera natural.

De hecho, el agosto de 2018 se lo pasó en Vitoria trabajando... ¿Estando en tantas historias como está, se acuerda del rodaje?

-Sí porque ha pasado un año pero fue un rodaje muy especial. Me acuerdo de llegar a Vitoria y ver los fuegos de las fiestas desde la terraza del hotel junto a Aura Garrido. Es la primera imagen que se me viene a la mente. A partir de ahí, fue un rodaje diferente, que tengo en mente con especial cariño y creo que es algo que se va a notar en la pantalla. No es por hacer la pelota a nadie ni a la ciudad, ni por quedar bien, pero es verdad que tuvimos la ocasión de grabar en las localizaciones naturales y que la gente de Vitoria notó aquel rodaje como algo propio. No creas, eso no suele pasar. Me dio la sensación de que allí se había leído mucho la novela y notabas mucho cariño a los personajes, a las situaciones, a la propia película incluso antes de que existiera. Desde ahí, todo fueron facilidades. Estuvimos muy bien todas las semanas. Comimos... bueno, eso no te lo puedo describir. Muy, muy bien (risas). Vale, trabajamos mucho pero fue un rodaje que me dio la oportunidad de conocer una zona de la que no tenía tantas referencias.

¿En algún momento le ha preocupado saber que no va a contentar, porque es imposible, a toda la gente que cuando leyó el libro se hizo su particular idea de ‘Kraken’?

-Sabes lo que pasa, que desde el segundo uno sabes que va a ocurrir. No me puedo hacer el tonto con eso. Creo que va a haber una gran parte del público que va a creer que Kraken tiene una interpretación justa, pero sé que habrá gente que pensará lo contrario, no porque mi trabajo esté mal sino porque su imaginación y relación con el personaje le llevó a otros lugares. Cuando hay una ficción sobre una novela que ha funcionado tanto, ocurren estas cosas. Pasó con El nombre de la rosa, que en su momento tuvo también sus críticas. Así que cuento con que van a pasar algunas cosas pero sinceramente creo que hemos hecho una película que a la inmensa mayoría de los lectores de la saga les va a gustar. Y pienso también que gente que no ha leído el libro, a raíz de la película tendrá mucha curiosidad por las novelas.

Haya leído el público o no las novelas, ¿cuando llegue el último fundido en negro de la película, qué le gustaría que pasase, qué sensaciones debería tener la gente?

-No es que queramos generar ningún tipo de sensación concreta. Yo la he visto y aunque siempre es complicado desdoblarte en espectador de tu trabajo, creo que el público va a decir: ¿ya? ¿pero cuánto ha pasado, media hora de película? El filme es un tiro, es frenético, te tiene todo el rato el corazón en un puño y casi no te deja respirar. Creo que la gente que esté en la sala va a pensar que está en un tren que va a toda pastilla.

Entre tanto papel de narcotraficante, ¿cómo se ha sentido siendo policía?

-(Risas) No se está nada mal al otro lado. Bueno, más allá de la broma, es cierto que es un personaje que he disfrutado mucho. Me gustan los personajes que me permiten trabajar su pasado, aunque ese pasado no se vea reflejado directamente en la pantalla, más allá de que en este caso sí que hay pinceladas. Unai tiene un mundo brutal, que le hace sufrir mucho y ver la realidad desde un punto de vista hasta suicida, mentalmente hablando. Que sea policía, me ha dado mucho juego para poder llegar a lugares maravillosos. Y me he sentido muy bien siendo el bueno de la película, aunque a veces tenga que hacer cosas que no están del todo bien.

¿Tuvo muchas conversaciones con Eva García Sáenz de Urturi sobre el personaje o prefirió mantener cierta distancia?

-He tenido muy, muy en cuenta la opinión y visión de Eva. Y también la de Daniel Calparsoro. Es un director que siempre tiene clarísimas las imágenes en su cabeza antes de rodar la película. A todo ello, añadí mi propia idea de quien creo que es Kraken. Ese trío, el que formamos entre Eva, Dani y yo, ha terminado contento con el resultado final. Creo que es un Kraken bastante digno.

El rodaje también se tradujo en muchas horas con Belén Rueda y Aura Garrido, sobre todo.

-Los rodajes tan intensos y además fuera de casa unen mucho. Bueno, o todo lo contrario (risas). Si estás destinado a quererte, te vas a querer muchísimo, pero si es al revés, puede ser la peor experiencia de tu vida profesional. En este caso, fue lo primero. Belén es una mujer maravillosa, muy buena gente y una actriz cojonuda. No voy a ser yo quien la venga a descubrir ahora. Y de Aura tengo que decir lo mismo. Además, estábamos en el mismo hotel y teníamos muy poco tiempo libre, así que estábamos todo el rato juntos. Eso se nota en la película. El personaje de Aura y el mío se conocen desde hace años, tienen un bagaje propio y entre ellos tienes que salir cosas que no necesariamente están dichas. Y creo que Aura y yo hemos conseguido que esa relación esté ahí.

¿Le gustaría volver a interpretar a ‘Kraken’?

-No soy quien tiene que decidir qué pasará en el futuro. Sí creo que tanto Eva como Dani y los personajes se merecen que las otras dos historias se contasen también en el cine. Para mí es un orgullo el tener la suerte de poder interpretar un personaje como Kraken. Es una responsabilidad que me encanta.

Después de pasarse el verano del año pasado aquí y ponerse en la piel del inspector, ¿ya como un vitoriano más o...?

-Pues mira, yo soy muy futbolero. Pero mucho. Y soy del Deportivo de La Coruña. Pero el Deportivo Alavés se ha colado en mi vida. Tengo una camiseta en casa y se ha convertido como en mi segundo equipo. Bueno, y la ciudad, yo que hago tanto deporte, es tan verde, está tan bien preparada, tiene tanta calidad de vida que tendríamos que hacer las otras dos películas sólo por regresar a Vitoria.