Vitoria - Es sencillo al trato, cercano y solidario. Su principal ingrediente para afrontar la vida es el humor y sonríe en cada frase y recuerdo que ofrece. Reconoce que a sus 70 años ha hecho de todo, aunque a la vida le pide un poco más de “gasolina” para terminar muchos más proyectos y también que le deje como esta, “ya me ha dado artrosis, que no me dé más”. Para ser feliz no le hace falta mucho, y lo ha logrado todo. En su nuevo disco, ‘Agur, Araia, Agur’, ofrece sus recuerdos y todas sus emociones.

Nuevo disco, 14 canciones y mil recuerdos.

-Sí. Todas las canciones me recuerdan a algo. El fundamento de este disco fue recuperar cosas del pueblo; es una historia pensando en los jóvenes y gente mayor que desconocen la historia del pueblo.

Muchas de estas canciones, como la de tengo un árbol que es amigo son historias reales.

-Casi todas. Tengo un árbol que es amigo es un homenaje a un árbol porque una vez, después de una juega, me abracé a uno descalzo para recargar las energías y de vez en cuando voy a visitarlo. Dicen que si le abrazas renuevas tu energía.

¿Qué canción es la que más le emociona, cuál es su preferida?

-La primera, que es solo al txistu, se la dedico a mi bisabuelo... La de tengo un árbol que es amigo también me gusta, me hace gracia. El casino de Araia me recuerda a mi madre, le dije cántame una canción y me cantó esa y la pongo en su homenaje,... Volando voy es una gamberradilla que cuenta cosas del pueblo, Recurdos son los recuerdos de mi infancia más pura...

O sea, que se queda con las 14.

-(Risas)

Basado en sus recuerdos, el disco parece un poco melancólico, ¿no?

-Puede ser entre melancólico y gracioso. La gente que tiene 70 años que se fue un día a Madrid a trabajar y lo recuerdan y un descubrimiento para los jóvenes.

Mezcla el recuerdo y el humor y esta esencia la lleva a todos sus discos. ¿Por qué?

-Porque la vida sin humor es,? no hay que aburrirse nunca, porque vida no tenemos más que una. En el pueblo nos decían a qué vais a Vitoria y decíamos a hacer risas o sea que? y cuando veía a alguien serio pensaba este no es de los míos. La risa es una terapia y una medicina importantísima.

Si no me equivoco, empezó en la música a los 11 años y con 70 no para. Toda una vida.

-Empecé con seis a aprender música. Perdón? a aprender solfeo. Yo creo que la música no se aprende. El solfeo es una cosa la música es otra. Y a los 11 años me metí en la banda del txistu. Después, de esas historias entré en la banda del pueblo. Un amigo de mi padre me vio tocar con dos tenedores en un banco y me metió. Y de ahí he tenido un largo recorrido, he hecho de todo.

También es el presidente de Músicos sin Fronteras.

-Si. Hoy he hablado tres veces con Siria. Vamos a mandar la segunda tonelada de instrumentos para mujeres que secuestraron los del Isis y hemos hecho un centro de música para ellas en el Irak kurdo.

¿Cree que con la música pueden llegar a curar la herida de guerra?

-La música es una medicina. También hemos mandado a los niños de Siria, es nuestra forma de luchar contra la guerra. Al estar con la cabeza metida en algo se les olvida de lo que han pasado. También hemos abierto un centro para que puedan juntarse, compartir música, vivirla.

Les regalan un poquito de esperanza.

-Es un milagro. Los niños que están en la guerra no saben por qué les están bombardeando ni por qué les está tocando vivir eso. Pero desde un lugar del mundo que ni conocen les envían muchos instrumentos y vamos allí para darles el calor. Hemos hecho una película con esta ayuda y a los festivales que nos presentamos lo estamos ganando. Se llama Desenterrando los sonidos. En esta segunda ocasión vamos a mandar tantos instrumentos que hasta nos falta una lonja aquí para poder guardarlos mientras tanto.

¿Ha tenido que sacrificar algo por la música?

-No. He dado lo que he tenido. Y lo he hecho muy a gusto. La música me ha dado muchas satisfacciones, me ha dado vida. Es como un virus que me ha perseguido siempre, yo he querido dejarla pero ella no ha querido dejarme a mi.

¿Es feliz?

-Sí. Y he sido muy feliz en sitios propicios para no serlo. Para ello soñar es fundamental porque los sueños, si tú quieres, nadie te los puede robar. Si lo has soñado y al final no lo consigues? al menos en tu imaginación ya lo has vivido. La asignatura pendiente de la vida es vivirla, y no podemos dejarlo pasar. Ser libres y felices.