Vitoria - En el ecuador de esta cuadragésimo tercera edición del Festival de Jazz de Gasteiz, Mendizorroza reclama la atención con una doble sesión marcada por dos nombres propios. Le tocará abrir a la violinista Regina Carter, que se va a venir en exclusiva al certamen en medio de su apretada agenda de conciertos en Estados Unidos tanto con su proyecto como líder como en otras propuestas. Después, la voz pedirá paso con un Gregory Porter cada vez más afianzado en lo más alto de la escena internacional, un intérprete que ha sabido conectar a la perfección con el gran público más allá de los géneros. Todo ello sucederá en el polideportivo a partir de las 21.00 horas, estando las entradas disponibles por 45 euros.

La primera en subirse a las tablas del viejo pabellón será la artista de Detroit, una mujer, todo hay que decirlo, que a pesar de empezar su carrera musical muy joven y de ser una referencia como violinista, da la impresión de que nunca ha conseguido el reconocimiento que su trayectoria merece. No es a la única a la que le sucede, por desgracia.

Acude a la capital alavesa en formato de cuarteto, con unos compañeros a tener en cuenta, sobre todo en el caso del destacado pianista Adam Birnbaum, aunque sería bueno no perder de vista el trabajo del bajista Chris Lightcap y del batería Alvester Garnett. No hay duda de que Carter sabe elegir a sus compañeros de viaje, como sucede en este caso pero también como se ha podido comprobar a lo largo de una carrera que, cuando el jazz apareció en su vida, tuvo un arranque más destacable con el grupo Straight Ahead.

De todas formas, fue en la década de los años 90 del siglo pasado cuando su camino empezó a tomar cuerpo, sobre todo tras trasladarse a Nueva York y empezar a colaborar con una larga lista de músicos no sólo del jazz sino de otros géneros. Al fin y al cabo, en sus años de juventud no sólo practicó la música clásica sino que también tuvo coqueteos con el rock, por ejemplo. Pero el jazz se hizo pronto hueco por culpa de Ella Fitzgerald, a quien, por cierto, ha dedicado su último disco publicado, un Ella: Accentuate the Positive que vio la luz hace un par de años. “Una de las muchas cosas que adoro de Ella es que le encantaba la música y no se encasillaba a sí misma. El hecho de que ella experimentara con tantos estilos diferentes me hizo sentir que, con este disco, le respetaría tomando la música y haciendo algo más con ella. Siento que ella sonreiría de acuerdo”, explicó la intérprete cuando se publicó este álbum, en cuya grabación también estuvieron Lightcap y Garnett, no así Birnbaum.

Desde entonces, Carter sigue presentando este trabajo aquí y allá, aunque sin perder de vista otras colaboraciones y proyectos, como su contacto casi permanente con el pianista Xavier Davis o sus encuentros con otro grande de las teclas como es Kenny Barron, por citar dos ejemplos. La de esta noche va a ser su primera vez en la capital alavesa y es de esperar que no sea la última.

Casi lo mismo se puede decir de Gregory Porter. El público alavés ha tenido que esperar demasiado tiempo para contar con él dentro de este certamen, algo inexplicable a todas luces. Eso sí, en la segunda parte de esta noche, Mendizorroza se quitará la espina y podrá encontrarse con un cantante que, además, siempre tiene el buen criterio de rodearse de músicos a la altura. De hecho, quienes ya le hayan visto en los últimos años en Donostia y Pamplona se reencontrarán con Chip Crawford (piano), Tivon Pennicott (saxo tenor), Jahmal Nichols (contrabajo y bajo eléctrico) y Emanuel Harrold (batería) y Ondrej Pivec (Hammond) y sabrán que esta banda se acopla como un guante a la voz del artista de Sacramento.

Se espera como agua de mayo un nuevo disco que, en teoría, debería ver la luz en otoño así que quién sabe si los presentes en el polideportivo se encuentran con alguna primicia. Pero más allá de eso, a buen seguro Porter deleitará al público con buena parte del álbum que dedicó a su ídolo Nat King Cole sin perder de vista otros trabajos como Take Me to the Alley y, sobre todo, ese Liquid Spirit que debería ser un fijo en la particular discoteca de cualquier aficionado al género. ¿Cerrará, como le gusta cuando está por estos lares, con alguna canción en castellano? Es posible. Lo que es seguro es que el jazz, el blues, el góspel y el R&B se unirán en él, más allá de que siempre hay que le pide salir de su zona de confort y arriesgarse un poco más.