las marcas nunca mueren, muere el diseñador”, afirmaba Elio Berhanyer, quien en su último homenaje en Córdoba, su ciudad natal tarareaba “por tu culpita, culpita yo tengo negro negrito mi corazón” al recordar que creció en una familia humilde de piconeros. Lo cierto es que él falleció la pasada madrugada a los 89 años. Siendo muy joven, se enamoró de la moda y se unió a ella con un hilo de diamante y ni siquiera los vaivenes económicos propiciaron su ruptura. Hasta su último desfile en Cibeles, Elio Berhanyer (Córdoba, 1929) había cosido más de cien colecciones, 23.000 creaciones de alta costura y había vestido a más de 600 novias (destacando los efectuados para la reina de Bulgaria, la duquesa de Rocheford o el de Meye Mayer). Meses después, la crisis económica le obligó a echar el cierre a su taller madrileño. Se refugió en su cátedra de la Universidad de Córdoba hasta 2015. “Ya no existe, falta de dinero”, lamentaba este diseñador para quien la ropa era “seña de identidad” y “tarjeta de presentación”.

De padres y abuelos campesinos, su verdadero nombre era Elio Berenguer, pero cuando se fue de casa decidió cambiarse el apellido. Creció fuera de la escuela, repartió leche, y bregó con vacas y cerdos, pero pronto, gracias a su sensibilidad innata y a su sentido de la belleza, se sobrepuso a su origen humilde y vivió el lujo desde primera fila. “Nunca fui al colegio, aprendí a leer y a escribir de forma autodidacta cuando era un adolescente”, contaba este modisto que superó su condición de niño pobre y demostró al mundo que la elegancia es un don que no entiende de clases.

a los 17 Su romance con la moda comienza con 17 años cuando sale de Córdoba y se instala en Madrid, donde empezó a trabajar como escaparatista en una peluquería de Elisabeth Arden y, después, como creador de vestuario de teatro junto a Gustavo Pérez-Puig. Convencido de su talento y sensibilidad con los tejidos y diseños, sus inicios en el mundo de la moda fueron relativamente tardíos, con 27 años. En 1960 abrió su propia casa de costura en Madrid y presentó su primera colección. Tres años después firmó su primer contrato en Nueva York. Durante los años 60 y 70 llevó sus colecciones de alta costura por todo el mundo, y en 1969 comenzó a diseñar pret á porter. En 1973 presentó con éxito su primera colección de pret-á-porter, que fue distribuida en Europa, Japón y Australia, entre otros países. Sus colecciones están marcadas por un sello personal de líneas austeras, elegancia serena y clásica modernidad, y han ilustrado las páginas de revistas como Vogue. Desfiló por primera vez en la Pasarela Cibeles en 1994, con una colección de atípicos tejidos, corte perfecto y gran acabado. Asiduo desde entonces a la muestra madrileña, en la Pasarela Cibeles de septiembre de 2007 presentó su primera colección para hombre.

En 1998 fue uno de los creadores, junto con Angel Schlesser, Antonio Pernas, Devota&Lomba, Jesús del Pozo y Roberto Verino, de la Asociación de Creadores de Moda de España. Y en 2004 fue comisario de la exposición dedicada a Pertegaz en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. La fama le volvió algo excéntrico y llegó a tener dos guepardos en su jardín, más de cien gatos y numerosas pinturas y esculturas de valor incalculable, además de un lujoso Rolls Royce.

iberia Ajeno a las tendencias del momento, Berhanyer defendía las líneas puras y austeras y una elegancia serena y refinada. Blindó sus colecciones blindó contra el paso del tiempo y de las modas. “La elegancia reside en la discreción”, aseguraba. Berhanyer también creó los uniformes de la compañía aérea Iberia en cuatro ocasiones (1972, 1976, 1980 y 1983), una por encargo y las otras por concurso público. En Brasil recibió incluso el premio al mejor uniforme de líneas aéreas del mundo. Diseñó asimismo los uniformes de las azafatas del Mundial de Fútbol de 1982, del Casino de Madrid, del Banco Bilbao, del Coro de RTVE, de Transmediterránea y del Grupo 45 de las Fuerzas Aéreas, por encargo de Juan Carlos I. Con permiso del genial Cristóbal Balenciaga, el gran Berhanyer ha sido el maestro de la alta costura española, su pasión. Conoció a Balenciaga en Madrid durante una cena en casa de una amiga común y con gran sentido del humor, el maestro de Getaria se dirigió a él y le dijo: “Jovencito véngase conmigo a París, que le sentaré en una silla y aprenderá a hacer ojales”. Elio Berhanyer, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2002, en su empeño de tener identidad, personalidad y sello propio, ni aceptó la proposición de Balenciaga ni la de Yves Saint Laurent. “No quería trabajar bajo ninguna influencia y a día de hoy no me arrepiento”, decía el creador.

Colaboró también con el mundo del teatro. En 1954 creó el vestuario de la primera obra representada en el Corral de Comedias de Almagro, La hidalga del valle, de Calderón; y posteriormente realizó los vestuarios de obras como El emperador y el arquitecto, de Fernando Arrabal, o Anillos para una dama, de Antonio Gala. Y también hizo incursiones en la joyería. Ejemplo de ello son las más de 40 piezas inspiradas en la Alhambra, que diseñó en 1976 y que dieron lugar 30 años después a la exposición “Joyas de la Alhambra”.

inseparable kipá Siempre vestía en tonos blancos y negros y lucía la kipá -casquete redondo, semejante al solideo, usado por los judíos practicantes, especialmente en los actos religiosos- y que según él expresaba “la convivencia pacífica de las tres religiones” durante el Califato de Córdoba. Por su prolífica carrera, más de 60 años cosiendo, recibió en 2011 el Premio Nacional de Diseño de Moda. ”Estoy enamorado de la moda como el primer día, ella me eligió como pareja de baile, y no al revés”, dijo cuando recogió el galardón. Berhanyer pertenecía a esa generación de creadores tras cuya marcha su huella permanece, huella que hoy permite escribir varias páginas de la historia de la moda.

La pasarela de Madrid Samsung EGO Innovation Project abrió ayer de luto. El fallecimiento de Berhanyer eclipsó las propuestas de los noveles diseñadores, curiosa coincidencia, pues el decano de los diseñadores, seguía muy de cerca las creaciones de los nuevos talentos. “Casualidades de la vida, Elio, que siempre tuvo un espíritu muy joven, fallece el día en el que arranca la pasarela de los jóvenes talentos de la moda española”, dijo la directora de la pasarela, Charo Izquierdo, que le definió como “un genio brillante y sensible”. El público le despidió y honró su memoria y legado con un caluroso y sentido aplauso.