Desde hace unos años tiene su residencia fijada en Madrid, aunque las fronteras no existen para esta intérpretes norteamericana de familia coreana. Con la compañía de Daniel García Diego (piano), Michael Olivera (batería) y Mario Carrillo (contrabajo), Maureen Choi acude mañana al Dazz para protagonizar un concierto que arrancará a las 20.00 horas y que será de entrada gratuita.

¿La primera vez que toca en Vitoria, verdad?

-Sí, sí. Pero Michael Olivera, mi batería, ya ha tocado en el Dazz y voy con un poco de información previa (risas). Por lo menos, las fotos de Facebook son preciosas.

En espacios de aforo más íntimo como éste, usted se siente...

-Me encanta tocar en sitios pequeños. Es algo muy íntimo, te hace sentir muy cerca del público. También te puedes oír entre los músicos mucho mejor. Es una experiencia diferente porque normalmente estamos tocando en teatros y sitios más grandes, pero cuando estás en estos espacios, tocas de manera diferente, más cercana. Así que me encantan.

Hace ya tres años de la publicación de su último disco, ‘Ida y vuelta’. ¿Qué va a poder escuchar el público que se acerque a verla?

-Pues la verdad es que vamos a tocar todas las canciones nuevas que estarán en mi próximo disco. Con toda probabilidad, grabaremos en enero y el plan es hacer el lanzamiento de cara a marzo, pero no me preguntes cómo se va a titular, que todavía no lo sé (risas).

Vamos, toda una primicia para su estreno aquí.

-Sí y esperemos que a la gente le guste y lo disfrute.

Aunque no es una excepción, no es habitual ver a violinistas como líderes de un grupo de jazz.

-Es verdad que el violín es un instrumento muy asociado con la música clásica, hay mucha tradición. Pero también te digo que cada vez veo más presencia de violinistas en el jazz o en la música moderna.

¿Qué cree que puede aportar el instrumento al jazz?

-El violín puede ofrecer muchos colores diferentes. El jazz suele tener muchos instrumentos de viento y las cuerdas tienen sentimientos y colores distintos. Muchas veces, el violín puede ofrecer sensaciones mucho más sutiles. Podemos añadir cosas que normalmente no están en el jazz.

Esto es muy triste decirlo, pero tampoco estamos muy acostumbrados a ver mujeres líderes en el jazz.

-Sí, pero bueno, lo podríamos decir del mundo de la música en general. No sé la razón. Lo que sí sé es que yo no elegí tocar jazz o el violín por ser una mujer. Mi relación con la música y el instrumento empezó y se ha creado de manera natural. Comencé tocando música clásica hasta que tenía unos 20 años. En ese momento, quise mirar a más cosas que me producen interés en este mundo y en ello sigo.

¿Cuál debe ser su sello distintivo?

-Soy coreana-americana. En Estados Unidos tenemos oportunidad de estar muy cerca de culturas diferentes, lo que se une a que siempre estoy buscando para aprender cosas distintas. Así que mi visión musical refleja mucho de mi crecimiento y de cómo soy como persona. Me encantan las culturas diferentes y eso se refleja. Es verdad que me siento muy cercana a la cultura española porque los coreanos son muy parecidos a los españoles. De hecho, dicen que los coreanos son los latinos de Asia (risas). Mi papá ha tocado mucho guitarra española, también mucha música de raíz española, composiciones de Albéniz, Sarasate... y yo siempre he estudiado a los compositores grandes de aquí. Además, las melodías latinas son tan bonitas que es imposible no mezclar. No me gusta usar la palabra fusión, así que te diría que Maureen Choi Quartet es una mezcla de verdad, natural, entre música clásica, las músicas latinas y el jazz.

Por cierto, ¿cómo es que ha terminado viviendo en Madrid?

-(Risas) Porque conocí a mi marido, que es de aquí. Vivíamos en Nueva York pero después de un tiempo allí, yo quería experiencias nuevas. Como siempre tuve interés en este país por su cultura y su música, nos vinimos.