Vitoria - Crear puentes entre Berlín y Gasteiz a través de la música electrónica en un festival de pequeño formato que sea mucho más que una sucesión de sesiones de Dj y productores procedentes tanto de Alemania como de Euskal Herria, que sea una convivencia abierta y compartida impulsada entre las dos ciudades. Con ese objetivo nace el próximo fin de semana Harrikada, una iniciativa autogestionada que convertirá a Garaion (Ozaeta) en un punto de referencia para quienes quieran disfrutar y bailar. Nombres como Casimir von Oettingen, Electronic Elephant, Les Alsborregach, Andreas Rauscher, Telmo Trenor, Cubo y Miss Biotza esperan al público.

En una semana llegará el festival y verán qué sucede, pero, a priori, ¿qué debe ser Harrikada?

-A mí me gustaría que fuera, sobre todo, un encuentro. Viene gente desde Alemania y desde Euskal Herria y queremos que se conozcan, que podamos aprender los unos de los otros, que se puedan construir relaciones, que los artistas de aquí puedan tener la oportunidad de encontrar un camino para ir a Berlín, que los de allí puedan conocer un poco de la escena de aquí... Creo que la palabra es encuentro. Lo demás, veremos qué pasa.

¿En qué momento se decidieron a hacer realidad esta apuesta?

-Creo que fue en septiembre del año pasado cuando decidimos que íbamos a tirarnos a la piscina. Justo habíamos estado en otro festival en Alemania, que se llama Fusion. Es un evento gigante que se lleva haciendo unos 25 años, que tiene una manera de hacer las cosas que nos gusta. Lo siguen haciendo voluntarios, no tiene un objetivo comercial... y pensamos que una idea parecida podía encajar en Euskal Herria, en Gasteiz, con la cultura alternativa que existe. Vinimos emocionados de aquella experiencia y pensamos en intentar hacer algo parecido a pequeña escala. Y en eso estamos, en probar haciendo una cosa pequeña para ver si funciona, si la gente se anima con la música electrónica o no, porque esa es otra. En Vitoria y en Álava hay música electrónica pero la escena es un tanto reducida, así que estamos a ver qué pasa.

Cuando habla de música electrónica, lo hace de techno, house...

-Desde el principio decidimos, también copiando de alguna manera la estructura del Fusion Festival, que íbamos a juntar estilos. Hay eventos específicos de techno, de house, de dance... pero nosotros apostamos por la mezcla, dejando a un lado Dj más comerciales y mirando más a Dj de una escena alternativa, más underground. A partir de ahí, la intención es juntar estilos, desde cosas más tranquilas por el día haciendo una transición con sentido hasta la noche para que cada persona pueda buscar qué estilo prefiere y en qué momento. Mi experiencia en otros festivales es que hay público que prefiere bailar durante el día mientras luce el sol y gente que espera a la noche para disfrutar. Queremos dar espacio a todo ese espectro.

Seguro que tienen muchas ideas que al final, en esta primera edición, no se van a poder materializar, pero desde el principio su idea pasaba por el hecho de que el festival no fuese sólo una sucesión de sesiones, sino acoger otras propuestas culturales.

-Nuestra idea inicial sí pasaba por poder hacer muchas más cosas, meter circo, más conciertos... pero nos hemos ido dado cuenta de que el aforo máximo de asistencia que hemos puesto es de 300 personas y ofrecer demasiado para ese número nos parecía que podía ser un error. Hemos decidido, en ese sentido, minimizar un poco las cosas. También por una cuestión económica. No tenemos aportaciones externas. Nos financiamos con las entradas y con el dinero que salga esos días del festival. Fue una decisión que tomamos desde el origen de la idea. Queríamos un festival independiente, autogestionado. Pero vamos, habrá más oferta que las sesiones. Por ejemplo, talleres de serigrafía o de otras cuestiones.

De todas formas, su apuesta es que el público se quede en Garaion, que haya una convivencia más allá de la música.

-Eso es. La idea es que la gente esté las tres jornadas, que haya un encuentro antes, durante y después de la música.

¿Qué tiene que suceder en estos tres días para que el lunes 10 tengan claro que en 2019 tiene que haber una segunda edición?

-Muchas cosas (risas). No, no. Si el lunes tenemos la sensación de que ha merecido la pena, de que la gente ha estado bien, que ha estado a gusto, que en Garaion también están contentas con nosotros teniendo en cuenta que es la primera vez que acogen algo por el estilo, tendremos los elementos suficientes para pensar en el próximo año. No necesitamos mucho más. Si vemos que todo el trabajo que estamos haciendo merece la pena, iremos a por la siguiente edición.

Garaion es un lugar especial en muchos sentidos, también en lo climatológico. ¿Hay alternativas si el tiempo no acompaña?

-Sí, sí. La apuesta pasa por hacerlo todo al aire libre, pero vamos a ver cómo evolucionan las cosas esta semana. Todos sabemos que Araba en septiembre puede ser o muy calurosa o todo lo contrario. Si la previsión es que sólo va a llover uno de los días, seguiríamos haciendo las cosas al aire libre. Tampoco pasa nada porque la gente se moje un poco (risas). Pero si vemos que la cosa viene peor, tenemos alternativas planteadas para darle la vuelta y que el festival no se vea afectado.

Atraer a los Dj de aquí parece, a priori, más sencillo, pero ¿cómo se le convence a un artista de Berlín para que venga a la primera edición de un festival que se produce en un espacio cultural ubicado en un pueblo de un territorio del que igual muchos ni han oído hablar?

-Es curioso esto que preguntas porque la gente de allí es mucho más animada para este tipo de propuestas de lo que pudiéramos pensar. A un Dj de Berlín, que tiene todo el verano con citas en grandes festivales, el venderle la idea de un festival pequeño que es la primera vez que se va a realizar en un sitio en el que la escena todavía se está creando no es tan complicado. Esa idea de que éste es un festival especial, que no lo conoce mucha gente, les encanta. Es el anzuelo perfecto. Allí tienen mucha afición a apuntarse a hacer cosas y a sumarse a cualquier iniciativa que sirva para promover la música que hacen y la cultura en general. Todos los Dj que traemos desde Alemania están muy animados, con ganas de actuar y conocer Álava.

¿Qué respuesta esperan, más allá de los números de asistencia, de la gente de aquí?

-Espero que se anime, no sólo la gente que conoce esta música sino, también, el público que tiene curiosidad. Creo que la gente se va a encontrar con un espacio muy interesante. Al final, con toda la gente que va a venir desde Alemania unida a la de aquí se va a generar algo muy especial. Además, en plena naturaleza. En Euskal Herria hay festivales como Mugako que están muy bien, en espacios muy guapos como Artium, pero esto es algo diferente, es al aire libre, en la naturaleza, es, igual, un estilo más parecido a las rave de los años 90.

Todo comenzará el viernes hacia el mediodía.

-Eso es. A la mañana queremos ya abrir las puertas para que la gente pueda entrar, acampar, localizarse y todas estas cosas para que la música empiece ya a sonar al mediodía. Y así hasta el domingo a la noche.

¿Alguna recomendación para el público?

-No, sólo que básicamente es bueno traer tienda de campaña, saco y ganas de abrirse a algo nuevo, a pasarlo bien durante tres días. Poco más se necesita. Allí vamos a tener comida, bebida, espacios para estar tranquilos, lugares para estar de fiesta, para hacer talleres... Es tirarse a la piscina, venir y probar. Y le recomendaría que venga los tres días. La experiencia va a ser completa. O eso es por lo menos lo que vamos a intentar.

La organización está repartida entre Berlín y Gasteiz. ¿Está siendo complicado?

-Es un follón importante (risas). Yo vivo allí y organizar algo aquí desde Berlín es complicado. Además, también la organización interna es difícil porque hay gente alemana que no sabe castellano y personas de aquí que no saben alemán y su inglés es un poco de trinchera. En medio estoy yo.

Los voluntarios alemanes, ¿conocen Garaion?

-Algunas personas sí. Cuando hicimos en junio la fiesta de presentación del festival en el Gaztetxe, vinieron y estuvieron en el sitio, pero no toda la gente. Les encantó Garaion. Es que es un lugar increíble, brutal.

¿Cuántos amigos y conocidos le han dicho en los últimos meses que se ha vuelto loco para organizar algo así?

-Un montón (risas). De hecho, el nombre del festival viene un poco de ahí. Harrikada es pedrada en euskera y eso lo dice todo. Pero del mismo modo te digo que también he detectado una gran curiosidad entre mucha gente. Creo que hemos conseguido crear un zurrumurru en la calle. Ahora falta que esa curiosidad se traslade a la acción y la gente se anime a acudir.

En la fiesta de presentación a principios de junio, seguro que tuvo que responder a muchas preguntas.

-Fue una experiencia increíble. Estábamos un poco asustados, no creas. No sabíamos si la gente iba a venir. Pero el público reaccionó de una manera increíble. Teníamos al Gaztetxe lleno botando y saltando. La gente venía y nos pedía hacer más fiestas. Eso también nos dio más ánimos para seguir.

Aunque estas semanas está de nuevo en Gasteiz, lleva ya un tiempo en Berlín. ¿Por qué decidió marcharse?

-Estudié Traducción y había empezado a aprender aquí alemán. Cuando acabé la carrera, pensé que lo mejor era ir a Alemania. Estuve viviendo en diferentes ciudades hasta acabar en Berlín enamorado de un club de música electrónica, Sisyphos, donde llevo trabajando tres años. Es una gran ciudad en comparación con Gasteiz. Te ofrece un montón de posibilidades culturales. Todos los días es un festival. De todas formas, todo se organiza bastante por barrios, así que no tienes la sensación de estar en una ciudad gigante porque al final te mueves en tu zona. La escena musical es muy interesante. Cuando viene gente a pasar una semana, intentas enseñarle todo, pero es imposible. Había un alcalde de Berlín que dijo que era una ciudad pobre pero sexy. Es así. Engancha un montón. Y cuanto más la conoces, más te gusta.

Sea allí, aquí o en cualquier otro lado, una buena sesión tiene que ser...

-Muchas veces no depende del Dj, sino de la conexión que ese Dj consigue construir con el público. En el club donde trabajo lo veo. Igual te viene gente de mucho renombre que no consigue ese enganche y, sin embargo, luego tienes Dj menos conocidos, que saben adaptarse, jugar con las personas que en ese momento están ahí y montan unas sesiones que son una bomba. Lo que hace que un Dj sea bueno es que sepa conectar con la gente.

¿Últimamente hay mucho, por no decir demasiado, espectáculo entre algunos Dj, sobre todo muy conocidos?

-Sí y eso a pesar de que muchas veces lo más sencillo, y por ahí también va Harrikada, es lo mejor.

Su vena de Dj...

-No, no... He hecho alguna cosa y he aprendido un poco pero... (risas).

¿Le va a dar tiempo a disfrutar algo?

-Espero que sí. Sé que el viernes y el sábado, no. Pero estoy esperando a que llegue el domingo a la tarde, con todo ya lanzado, para abrir una botella de champán y decir: ya está, ha salido.