Lucio Urtubia aterrizó en la cabeza de Mikel Santos Belatz como lo hizo en la de cualquier otra persona con inquietud cultural y vital, a través de su increíble historia, esa en la que demostró fehacientemente que una sola persona, si se lo propone, puede llegar a cambiar el mundo. Fruto de esa premisa nace El tesoro de Lucio/Gerezi Garaia, la novela gráfica presentada recientemente en Donostia por su autor, Belatz, que estuvo acompañado por el dibujante donostiarra Dani Fano.

“Lo primero que recuerdo -afirmó Belatz en declaraciones a este medio- es un reportaje del periódico sobre un anarquista que había falsificado unos cheques... Me atrajo, además de la historia, el tema técnico, cómo habían conseguido hacerlo, porque tiene tela... Luego ya lo vi en un programa de la tele... Pero, en cualquier caso, la idea que yo tenía de él era muy ligera: un albañil de Cascante que puso entre las cuerdas a uno de los principales bancos del mundo, el Citibank”. Con esa idea clave en su cabeza, hace dos años, recibió la propuesta de la editorial Txalaparta de llevar al cómic la vida de Lucio Urtubia.

“Bueno, todo parte de que Lucio propone a Txalaparta, editorial con la que ya había publicado varios libros, que hagan su vida en dibujicos, con esa naturalidad suya. Txalaparta le trasladó la idea a Martintxo Alzueta, el dibujante con el que habitualmente trabajan, pero estaba hasta arriba de trabajo y les dio mi nombre. Y ahí es cuando ya me llaman, me lo proponen y, lógicamente, dije que sí”, relató Belatz.

Documentación y entrevistas Una vez aceptado el trabajo, “en la primera reunión con Txalaparta, en mayo de hace dos años”, le facilitaron los libros que habían editado sobre Lucio: “Esa misma noche empecé a leerlos, a ver documentales... Al mes siguiente hicimos la primera reunión con Lucio en Cascante; estuvimos todo el día con él, grabadora en mano, recabando datos sobre su vida... Con preguntas que no se esperaba pero que son necesarias a la hora de realizar una novela gráfica como esta. Él está acostumbrado a contar lo de siempre, la historia del Citibank, pero yo le hacía preguntas como ¿dormías en pijama o en calzoncillos?, ¿qué desayunabas?, ¿te afeitabas todos los días? Porque son detalles que yo necesitaba para luego poder dibujarlos, saber cómo era su casa, cómo vestían, los coches que tenían... y la verdad es que a él le gustó contar su historia de otra manera. Contar esas cosas a él no le importaba, lo que sí le daba miedo es que contáramos historias, o dijéramos nombres, que hacían referencia a gente que todavía está viva. Y es que estoy seguro de que Lucio todavía calla mucho, aunque en este libro por primera vez, y con su permiso, sale el nombre de una persona que le traicionó...”.

Aquel fue el primero de varios encuentros y conversaciones que Belatz ha mantenido con Lucio para poder dar a luz una obra en la que se ha escrutado hasta el mínimo detalle, que abrirá los ojos de jóvenes y no tan jóvenes, pero sobre todo, que cuenta con un nuevo lenguaje una de las historias más increíbles del siglo XX.

la estructura “Tenía claro que no quería seguir un orden cronológico clásico, en plan infancia, juventud, vejez... He querido darle una vuelta pero con un motivo, con una trama. Pero es que Lucio es muy puntilloso y, por ejemplo, las licencias no iban con él. Al final hilamos una trama en la que una chica, que no es real, se encuentra con Lucio en París y viaja hasta Cascante mientras él le va contando su vida; en realidad, la chica, Amaia, soy yo, pero no me parecía bien dibujarme. Y quería que la protagonista fuera una chica porque Lucio también está muy sensibilizado con el feminismo”.

A su vez, la trama incluye diferentes flashbacks que retrotraen al lector a la propia vida de Lucio: “Nos ha servido también para que se notara la diferencia intergeneracional entre la protagonista y Lucio, y sentir cómo se comunican... Porque una de las cosas más bonitas de Lucio es ver cómo cuando da una charla se peta de jóvenes que le escuchan atentamente. Y es que él siempre tiene un afecto especial por las nuevas generaciones, por comunicarse con ellos y dejar su legado. A él no le basta con hablar con gente de su generación o un poco más jóvenes, no, él quiere dejar la semilla y su mensaje, él siempre traslada tanto en las charlas como en los libros: Si quieres, se puede cambiar el mundo. Siempre con el optimismo por delante, con la utopía... porque un anarquista que piense que no se puede cambiar el mundo, no tiene sentido”, afirmó Belatz, quien añadió que tiene claro que Lucio “se lanzó a conseguir un mundo distinto, a liarla parda, porque era ribera, en plan por mis cojones que lo hago”.

‘El tesoro de Lucio’ No deja de ser curioso que la novela gráfica sobre un anarquista contenga en su título la palabra tesoro, pero todo tiene su explicación... “El tesoro de Lucio es la denominación que la Policía francesa le dio al cheque en blanco que le dio un directivo del Barça a Lucio. Pero es que a la gente normal, como nosotros, no le entraba en la cabeza que alguien con tantísima pasta no se quedara algo para él, porque como somos tan asquerosamente capitalistas y corruptos... Y él se descojona de eso porque, según me contaba lo siguiente: si hubiera querido, hubiera podido ser rico desde el primer momento. Yo no me guardaba un cheque para nada... De hecho, actualmente vive de su pensión de albañil. Pero el título también es, precisamente, un juego de palabras que hace referencia a que su tesoro no es el dinero, algo que él siempre promulga: El dinero no es nada, solo papel. Y si los gobiernos lo hacen, por qué no lo voy a hacer yo. Para él, el verdadero tesoro de Lucio fue vivir lo imposible”.

La técnica “Al ser una novela gráfica, más narrativa que espectacular, no me he complicado mucho con los planos y lo he intentado hacer todo muy sencillo y sobrio. He tirado de gamas desaturadas, que no tuvieran una gran fuerza de color; y sí he jugado con las gamas para diferenciar, por ejemplo, los momentos de infancia de Lucio, en Cascante, para los que he utilizado colores ocre, que son los que me recuerdan a la Ribera. En cuanto al trazo, sí que guarda parte de mi estilo, pero también me han dicho que me he salido un poco del mismo, y puede ser verdad porque es la primera vez que me toca un tema así, ya que yo he dibujado, por ejemplo, mucho cuento infantil, que es muy diferente a esto. Me costó pillarlo pero sí creo que he dado un salto”.

Belatz es de los que todavía sigue dibujando con lápiz “azul” en papel, sobre el que luego repasa con rotulador negro: “El ordenador, tras escanear los originales, solo lo utilizo para dar color”.

Lucio en esencia La obra no termina con un viñeta sino con un texto del propio Urtubia: “En teoría ese texto no iba a aparecer... Con el cómic terminado, fui a enseñárselo a París y antes de irme... me dijo que se me había olvidado meter algo... La historia de una recuperación de una imprenta, pero no cabía, ni por espacio ni por tiempo, así que cogí varios relatos de las hojas de los cuadernos que él me había escrito para que me documentara sobre su vida, en los que contaba ese episodio, y lo metimos al final. De esos cuadernos he rescatado también la idea de las acacias, que compartimentan la novela, y que me sirven para recalcar la idea del viaje a las raíces, de París a Cascante”.

Belatz recuerda especialmente ese último encuentro en París, “en el que Lucio fue viendo, mientras se las leía, las páginas de la novela, emocionándose hasta la lágrima en varias ocasiones”.

La pregunta ¿Qué le sucede al anarquismo cuando se traslada al papel, a una novela gráfica que se va a vender comercialmente? “Parece que esto es un producto... pero hay productos que depende para qué estén diseñados o cuál sea su objetivo pueden hacer, precisamente, el efecto contrario. Al fin y al cabo, este libro puede funcionar como mensaje vehicular, para comunicar una historia, e incluso para propagar el anarquismo o cualquier idea revolucionaria. Así como ellos imprimían muchos pasquines y periódicos subversivos y libertarios, esto también puede ser una obra libertaria. ¿Qué se hace con los beneficios? Pues eso ya depende de en lo que los quiera invertir cada uno; por ejemplo, Lucio no se lleva nada de sus libros. Y en este caso, yo me llevo una parte como trabajador, casi de la misma forma que hacían ellos, que dividían todo lo que expropiaban en tres partes, y una de ellas era para el que hacía la expropiación. Bien, pues vamos a considerar que lo que yo me llevo es un poco menos de ese tercio”, explicó, saliendo más que airoso Belatz, a la par que reconoce que lo mas bonito de este trabajo ha sido “conocer a Lucio, una experiencia que te cambia muchas formas de ver la vida y te lleva a darte cuenta que sí que podemos hacer muchas cosas...”. “Y también me ha gustado mucho toda la documentación que he realizado, tanto sobre Lucio como sobre el anarquismo”, concluyó.

Planchas y pasaportes. Las fotos de los fotolitos de los antiguos DNI azules, los tampones o los cheques que aparecen al final del libro son reales, es decir, están tomadas de los planchas y documentos vírgenes que todavía posee Lucio Urtubia.

Los títulos. En euskera, El tesoro de Lucio ha pasado a ser Gerezi Garaia (El tiempo de las cerezas), “que es una de sus canciones preferidas, un canción libertaria que fue como el himno de la comuna”. El libro también ha sido editado en catalán y gallego.

El autor. Mikel Santos Belatz es un dibujante, guionista e ilustrador iruindarra y pertenece al equipo creativo de Mikel Urmeneta. Es ilustrador infantil y es autor o coautor de numerosos libros de texto, campañas institucionales y publicitarias, así como de las obras 90 minutos en el Reyno y Una aventura en tres tiempos.