los programas de temporada van echando el cierre y bajan la persiana con más o menos acierto en su despedida de la parrilla, prometiendo unos, volver en las calendas de septiembre, y otros, pasando al almacén de proyectos que pudieron triunfar pero que desgraciadamente no lo hicieron, y se sumarán a la lista de numerosos fracasos de proyectos televisivos, que dormirán para siempre el sueño de los justos mediáticos.
En la noche del jueves, el aparente showman, Pablo Motos, cerró la temporada invitando a Santiago Segura, en un arranque de imaginación y novedad; un Santiago Segura, paseante de cualquier plató que se le ponga a tiro, que está más visto que el TBO, que volvió a hacer de sí mismo con escasa gracia y recursos novedosos agotados. El Monaguillo es un personaje frustrado del elenco de colaboradores del insigne Motos que había convertido su incierta renovación en supuesta vis cómica de sus intervenciones y especialmente en la última aparición de la temporada. El Monaguillo mendigaba una renovación del contrato con Pablo con escasa gracia, previsible argumentación y sosa presencia. El pelma de Santiago Segura, que tenía una película para promocionar, cosa inaudita en este personaje, aguantaba el tirón del Monaguillo y asistía aburrido al rifirrafe de ambos protagonistas y finalmente Pablo se decantó por la previsible renovación contractual.
Precisamente el polifacético Segura ha comenzado sus apariciones en La 1 durante el verano con su producción Viaje al centro de la tele, un programa basado en el archivo de imágenes de TVE, que sirven de filón musical para ilustrar las décadas de historia de la tele pública. Es una reposición cambiada de canal que puede funcionar con los comentarios de los guionistas puestos en la voz de S.S. Un producto para llenar un huequecito, haciendo redifusión del citado espacio que se emitió por primera vez en julio de 2013.