Los caminos que llevan a Santiago de Compostela se han convertido en palabra en innumerables ocasiones. Desde novelas hasta guías de viaje, el abanico es enorme. En este caso, eso sí, Jorge González de Matauco ofrece una perspectiva muy diferente, para empezar porque el recorrido geográfico que él transita por las páginas de su nuevo libro es una senda que, a buen seguro, es desconocida para la inmensa mayoría de los lectores que se asomen a Por el camino primitivo (Editorial Saure).

Ya en algún título anterior, el escritor gasteiztarra -que reside en Baleares desde hace tiempo, aunque regresa a Vitoria con bastante periodicidad- dio pistas del problema de tipo reumático que se encuentra en el origen de esta nueva propuesta literaria. Hasta que los médicos encontraron el tratamiento adecuado para la enfermedad crónica que tiene, fueron unos cuantos los momentos de desesperación, como el que le llevó un día a entrar en la vitoriana iglesia del Carmen y prometer “que si me recuperaba, hacía el camino de Santiago”. Como la primera condición se terminó dando, hubo que cumplir la promesa, algo que se produjo a lo largo de 15 días de diciembre de 2013.

Debido al límite de tiempo, su elección, tras investigar varias posibilidades fue la de hacer el llamado Camino Primitivo. Se trata del itinerario que llevó a cabo el rey asturiano Alfonso II el Casto cuando en teoría se descubrió la tumba del apóstol. “Fue el primer peregrino y creó el primer camino de Santiago, que va de Oviedo a Compostela”. González de Matauco siguió sus pasos, reflejando su experiencia en este libro, un título con diferentes caras.

Por un lado, el autor recupera la huella que le dejaron aquellos con los que se fue encontrando, como “un seminarista belga, un suizo que había salido de su casa y se había puesto a caminar, un pintor alicantino y uno que se definía a sí mismo como esquizofrénico leonés”. Por otro, el escritor hace también su reflexión en torno a la despoblación del campo, el abandono del patrimonio... como en los últimos tiempos se está haciendo en otros títulos como La España vacía de Sergio del Molino, Los últimos de Paco Cerdá y Por carreteras secundarias de Alfonso Armada.

De todas formas, el creador no quiere ofrecer un diario al uso, sino que en cada capítulo “analizo lo fundamental de cada día y a partir de ahí voy ampliando lo que ha sucedido”, dando forma una “libro de viajes” que también mira al interior: “voy analizando cómo evoluciono, hablo de los miedos de los primeros días, de lo que aprendes, también cuando terminas y ves que hay que disfrutar de lo que tenemos y no quejarse tanto”.

La presentación oficial del libro se producirá este mismo mes en su actual lugar de residencia, aunque está previsto que en octubre se haga también un acto parecido en Vitoria. Mientras, el título pertenece ya a los lectores: “lo que quiero transmitir es que cada uno tiene una manera de sobrellevar sus problemas. Yo doy la opción de lanzarte al camino porque allí vas a revivir como persona”.