NUEVA YORK. En su demanda ante el Tribunal Supremo del Condado de Nueva York, el fiscal general señala las "gravísimas violaciones" del código de derechos civiles del Estado de Nueva York, de los derechos humanos, así como de las leyes mercantiles, incluyendo las declaraciones de numerosos empleados víctimas de acoso sexual, intimidación y discrimación.
"A pesar de las numerosas quejas al Departamento de Recursos Humanos de TWC y el extendido conocimiento entre la dirección de la empresa de la mala conducta, los ejecutivos y el consejo de TWC fallaron de forma repartida a la hora de adoptar medidas significativas para proteger a los trabajadores o frenar la conducta de Harvey Weinstein", recoge la demanda presentada.
En este sentido, la demanda de la fiscalía neoyorquina pone de manifiesto que esta "cultura del acoso y la intimidación" ha permanecido envuelta en secreto como consecuencia de las prácticas por parte de TWC y Harvey Weinstein de garantizarse el silencio mediante "acuerdos de confidencialidad", que impedían a los empleados revelar sus experiencias durante su trabajo en la compañía.
Asimismo, Schneiderman considera que "cualquier venta de TWC debe garantizar que las víctimas serán compensadas y que ni los autores de estos actos ni aquellos que los permitieron se enriquecen de manera injusta".
De este modo, a pesar de que la investigación de la fiscalía sigue abierta, la demanda presentada ha tenido en cuenta las informaciones sobre una inminente venta de TWC, que podría haber dejado a las víctimas sin una adecuada compensación, además de haber permitido a los autores de los hechos denunciados, así como a los que los permitieron, obtener un beneficio inesperado y seguir desempeñando en algunos casos puestos ejecutivos en la nueva empresa.
Desde que el pasado mes de octubre salieran a la luz las primeras acusaciones de acoso sexual contra Harvey Weinstein, más de 80 mujeres han presentado demandas contra el ejecutivo, que fue despedido entonces de TWC y está siendo investigado por las policías de Nueva York, Londres y Los Angeles.
Desde entonces, TWC ha estado buscando un comprador, para lo que ha contratado al banco de inversión Moelis & Company, recibiendo numerosas muestras de interés, incluyendo el grupo de Maria Contreras-Sweet, que lideró la Administración de Pymes de EEUU durante la presidencia de Barack Obama y que, según la cadena BBC, podría hacerse con TWC por unos 500 millones de dólares (407 millones de euros).